Hace tres años, los consultores Laurence Prusak y Thomas H. Davenport le pidieron a prominentes pensadores en temas de gestión que mencionaran a sus gurúes, y publicaron los resultados en HBR. James G. March apareció con más menciones que cualquier otra persona, a excepción de Peter Drucker. Profesor emérito de gestión, sociología, ciencia política y educación de Stanford University, ha dictado cursos sobre temas tan diversos como psicología organizacional, economía del comportamiento, liderazgo, normas para eliminar personas, amistad, toma de decisiones, modelos de la ciencia social, revoluciones, simulación por medios computacionales y estadística. Es quizás más conocido por sus contribuciones pioneras a la teoría de la organización y gestión. Los logros de March en ese campo, y en muchos otros, le han conferido una reputación casi sin precedentes como erudito riguroso y fuente profunda de sabiduría. Como el profesor John Padgett, de University of Chicago, escribió en la revista Contemporary Sociology: ¿La influencia de March, a diferencia de cualquiera de sus pares, no está limitada a ningún subconjunto de las disciplinas de la ciencia social; ha permeado por todos lados¿. March se aproxima a las ideas en forma estética; le importa que ¿tengan algún tipo de elegancia o gracia o sorpresa¿. Su sensibilidad poética puede ser sentida en las metáforas que ha creado a lo largo de los años, la ¿teoría del bote de basura¿ de la elección organizacional, por ejemplo, y el ¿efecto estufa caliente¿ en el aprendizaje. En esta entrevista editada con Diane Coutu, editora senior de HBR, March comparte sus pensamientos sobre estética, liderazgo, el papel de la insensatez y la irrelevancia de la relevancia a la hora de buscar ideas. Habla también sobre las diferencias fundamentales entre el conocimiento académico y el experiencial, remarcando la necesidad de ambos.
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