Nigel Morgan, Annette Pritchard
En un mercado turístico tan competitivo como el actual, muchos destinos -desde centros o complejos turísticos concretos hasta países- están adoptando técnicas de promoción a través de la creación de imagen de marca, en un esfuerzo por diferenciar sus identidades y subrayar el carácter único de su producto. Este trabajo trata el papel y la importancia de la creación de una imagen de marca en el márketing de los destinos turísticos y se plantea si a esos destinos turísticos se les puede realmente asignar una imagen y un nombre de marca del mismo modo que se hace con los bienes de consumo con mucha salida (identificados con las siglas fmcg en inglés) y los servicios. Los gestores de los destinos se enfrentan a tres desafíos únicos en el contexto de esas iniciativas encaminadas a la creación de una marca: la falta de control sobre el llamado marketing mix (la combinación de los cuatro instrumentos básicos del márketing -producto, precio, distribución y promoción-), unos presupuestos relativamente escasos y las consideraciones políticas. Centrándose en dos estudios concretos -uno sobre el País de Gales, en el Reino Unido, y el otro sobre Australia- este trabajo llega a la conclusión de que la adopción de una iniciativa de "márketing particularizado" con objetivos claros y llevada a cabo con la colaboración de muchas agencias o instituciones puede resultar de ayuda para superar estas dificultades políticas que han de afrontar los que gestionan la creación de una imagen de marca para los destinos turísticos.
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