La educación a distancia plantea, en la práctica, la ruptura de la relación directa y continuada entre profesor y alumno. La función del aula como espacio de comunicación cara a cara entre docente y discente pierde sentido en este modelo. La interacción educativa se reduce, entonces, a la formas de comunicación y/o apoyos académicos (tutores, mediadores, materiales didácticos etc.) que proporciona el propio sistema creado. La autonomía del alumno se convierte así en la característica clave del modelo. Por ello, la prisión æa pesar de ser un espacio fuertemente cerrado al exterioræ puede convertirse en un lugar en donde es posible aplicar el modelo propuesto por la enseñanza a distancia.
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