En este artículo se pretende mostrar un panorama de las condiciones sociales y económicas en las que trabajan los artistas, singularmente los pintores a principios del siglo XX en nuestro país. El considerable retraso de España en todos los ordenes se muestra muy especialmente en la labor de los intelectuales en general y específicamente en los artistas plásticos. Y esta dificultad procede de dos vertientes concretas. Una el atraso del país en la incorporación de libertades e ideas progresistas, lo que conduce a la censura, la incomprensión y el rechazo a todo lo novedoso y otra las dificultades económicas para poder vivir solo del trabajo artístico. No hay galerías, no hay marchantes, el pueblo inculto, analfabeto no entiende de arte, la burguesía se decanta por el arte tradicional, clasicista. Los artistas, a pesar de algunos premios bien dotados para la época en comparación con los salarios, tienen que recurrir a otros oficios para sustentarse, salvo alguno que procede de familia económicamente pudiente. Así pues la practica del arte en la España de principios de siglo es económicamente precaria y personalmente vocacional, lo que impide la introducción de las vanguardias hasta bien entrado el siglo
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