Miguel Á. Saavedra-García, Manuel Avelino Giráldez García, Dina Asensio Campazas, María Dolores Pedrares Alonso, Manuel Pimentel González, Alejandra Pérez Caaveiro, Carlos Lalín Novoa, Francisco González García
La demanda creciente de nuevos campos de inserción profesional y la baja calidad de los programas de actividad física dispensados a las personas en tratamiento por consumo de drogas plantean nuevos retos y exigen competencias específicas a los profesionales de la actividad física.
En este contexto, el ejercicio físico puede ser considerado como una herramienta terapéutica cuya valía reside: en el establecimiento adecuado de objetivos físicos, psicológicos y sociales, en la selección reflexiva de contenidos, no sólo procedimentales sino también conceptuales y actitudinales, en el correcto diseño de las sesiones y en una óptima intervención metodológica.
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