La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un fenómeno que reorganiza la vida social, presentando serios desafíos éticos y democráticos, especialmente en América Latina y el Caribe (ALC). Según el Informe Índice de Inteligencia Artificial 2025 de la Universidad de Stanford, el desarrollo de la IA en el mundo ha aumentado vertiginosamente en los últimos años. En 2024, mientras que las instituciones estadounidenses produjeron 40 notables modelos de IA, China llegó a 15 y Europa a 3. China ha liderado en publicaciones y patentes de IA, y sus modelos han reducido rápidamente la brecha en calidad con los estadounidenses. Por su parte, regiones como América Latina y el Caribe comienzan a tener una presencia en este campo. Dentro de ese contexto macro, el presente artículo examina un tema específico: analiza críticamente cómo la IA, lejos de ser neutra, puede amplificar desigualdades históricas y amenazar la deliberación pública a través de fenómenos como algoritmos sesgados, desinformación y deepfakes. A la luz de las perspectivas de la UNESCO, se analizan marcos normativos internacionales, como la Recomendación sobre la Ética de la IA (2021), así como la trayectoria de la alfabetización mediática e informacional (AMI) impulsada por la UNESCO. El diagnóstico regional revela rezagos en la gobernanza de la IA y brechas en la educación mediática, pero también iniciativas emergentes en alfabetización digital crítica, en parte motivadas por el fenómeno de la “infodemia” que cobró mayor fuerza durante la pandemia por Covid-19. Frente a este panorama, el presente artículo propone una agenda para América Latina y el Caribe que incluye fortalecer marcos legales nacionales, crear mecanismos de coordinación multiactor, promover la inclusión de género y diversidad en tecnología, realizar auditorías algorítmicas e impulsar la alfabetización mediática e informacional en todos los niveles educativos. En el ámbito de la educación en ciencia de la computación, el Informe Índice de Inteligencia Artificial 2025 señala que dos tercios de los países en el mundo ya han lanzado o planean ofrecer educación en ciencia de la computación en niveles K-12, el doble de 2019, y que África y América Latina son las regiones con el mayor progreso. Esto demuestra el esfuerzo en marcha en América Latina y el Caribe por mejorar la alfabetización digital y la preparación para el mundo de la IA. La conclusión subraya que el futuro de la democracia en la era algorítmica dependerá de decisiones colectivas informadas: solo integrando la ética en el desarrollo de IA y empoderando a la ciudadanía con nuevas alfabetizaciones se podrá asegurar que la tecnología sirva al bien común y respalde sociedades más justas y democráticas.
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