Se pone de manifiesto la dificultad interpretativa en la recepción del lenguaje filosófico y de las implicaciones socioculturales derivadas de ello. Desde este contexto problémico, se enuncian tres funciones interdependientes (Estructuración del sentido, Similaridad intencional y Unificación práctica de los lenguajes comparados) tratando así de consolidar la pretensión (por ahora didáctica) que inscribe la idea de filosofarte como una mediación formativa tendiente a promover interacciones alternas entre los dos tipos de lenguaje (Artístico y el filosófico), argumentando que la relación no sólo genera posibilidades de comprensión sino de extrapolación prospectiva en ambos discursos. La idea general se escenifica con un ejemplo práctico aludiendo parcialmente a Henry Bergson y Rene Magritte.
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