La investigación sobre la documentación del monasterio de San Pedro de Arlanza pretende trazar la biografía de la colección documental medieval de Arlanza, es decir, comprender sus procesos de formación, su ordenación y su gestión, el uso que los documentos recibieron a lo largo del tiempo y finalmente, su muerte como tal colección. Poner el acento en la colección como objeto histórico supone superar la individualidad de los testimonios escritos aislados para analizar globalmente su utilización y transmisión a lo largo del tiempo, y, al hacerlo, hacer visibles a los actores que protagonizaron dichos procesos. Al ser Arlanza un caso paradigmático de dispersión del archivo histórico, la primera tarea imprescindible ha sido reconstruir la colección documental, utilizando para ello todo tipo de testimonios, desde los documentos originales conservados hasta las copias o noticias procedentes de inventarios tardíos y de obras de autores que tuvieron contacto, por diferentes razones, con el archivo monástico. El resultado es un corpus de documentos que en algún momento pertenecieron al archivo de Arlanza. La colección así reconstruida es en sí misma un producto valioso para ser utilizado por los historiadores, pero para esta investigación tiene sólo un carácter instrumental, como paso previo imprescindible para poder plantearse otro tipo de interrogantes sobre el ingreso de los documentos en la colección, cómo y a qué ritmo se enajenaron o se destruyeron. A lo largo del tiempo, la colección documental del monasterio se configuró como una herramienta para la producción de la memoria, y a través de su discurso se armaron las argumentaciones que sirvieron para rememorar y manipular determinadas visiones del pasado. El punto final de esta biografía de la colección documental arlantina 1835 es el estudio de su proceso de disgregación que permite comprender lo contingente de la supervivencia o desaparición de partes del conjunto.
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