Esta tesis doctoral surge ante la percepción generalizada de que en el Periodismo actual se han perdido los principios éticos que sustentan esta profesión. Para abordar con rigor científico esta cuestión y trata de esclarecer lo que en un principio identificamos como una mera percepción, establecemos una metodología de estudio rigurosa que nos permita revisar todo el proceso de elaboración de las noticias, desde su origen hasta que el mensaje periodístico queda terminado para llegar a su audiencia. En este proceso retomamos los estudios previos realizados para la obtención del DEA en 2007, que nos facilitaron analizar la percepción que los periodistas tienen de su trabajo y compararlo con el mismo a través de una encuesta y un estudio de contenidos. Con esta nueva investigación llevamos a cabo entrevistas en profundidad que nos posibilitaran ahondar en estas cuestiones y dar respuesta a varias preguntas que suscitó el anterior trabajo. Repasamos todos pasos necesarios para obtener una noticia, desde el momento en el que se toma la decisión de que un hecho debe ser trasmitido a la población hasta el instante en el que el periodista se sienta a escribir. Hemos preguntado a los profesionales por todas esas decisiones que se toman al día en estas labores y ante la presencia de continuas referencias a los gabinetes de prensa decidimos incluirles dentro de nuestras entrevistas en profundidad. Escuchados unos y otros con detenimiento y analizado el resultado de su trabajo a través de un estudio de contenidos llegamos a concluir que los periodistas que han formado parte de nuestra investigación no mantienen un compromiso ni ético ni profesional con la información que elaboran. Tampoco lo mantienen con su público y en todo caso la única relación de fidelidad que alimentan es la que les une con la empresa para la que trabajan. En estas circunstancias, el derecho a la información de los ciudadanos queda en riesgo, ya que los profesionales de los medios se han convertido en meros altavoces de grupos externos a la redacción que diseñan los mensajes que posteriormente difundirán los redactores. Pocos grupos de poder económico e ideológico que a través de la publicidad logran comprar las líneas editoriales de las empresas editoriales. El derecho a la información queda diluido en las tareas del día a día. Cada decisión que se toma no tiene en cuenta a los ciudadanos, sólo y únicamente cuando se trata de lograr un texto de fácil comprensión o cuando se busca atraer la atención de la audiencia.
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