Beatriz Rodríguez Iglesias
En la actualidad, se está produciendo un aumento de las tasas de supervivencia en determinadas formas de cáncer que se considera que afectan principalmente a niños y personas jóvenes, como las neoplasias hematológicas y ciertos tipos de tumores sólidos. El cáncer de mama es la neoplasia maligna más frecuente en mujeres en edad reproductiva y en muchos casos no han cumplido con su proyecto reproductivo. El tratamiento con dosis altas de quimioterapia y/o radioterapia en pacientes de sexo femenino puede generar efectos deletéreos sobre el ovario. La dotación folicular puede ser destruida, lo que se asocia a un fallo ovárico precoz y la pérdida de la fertilidad. El grado de gonadotoxicidad varía entre los diferentes grupos de fármacos quimioterápicos, siendo los agentes alquilantes los que conllevan mayor riesgo de insuficiencia ovárica. Las mujeres que sobreviven buscan una mejor calidad de vida y evitar los efectos secundarios de la terapia antineoplásica. Uno de estos efectos es la gonatoxicidad que cursa con esterilidad secundaria. Debido a ello, se han desarrollado los programas de preservación de la fertilidad en pacientes oncológicas. En la actualidad, existen varias opciones para la preservación de la fertilidad en estas pacientes, como la criopreservación de ovocitos, de embriones o de tejido ovárico. Aunque éste último todavía se considera en fase experimental, el número total de mujeres con fallo ovárico precoz inducido por el tratamiento en las que se ha llevado a cabo un ortotrasplante de su tejido ovárico criopreservado es cada vez mayor, superando los 60 casos publicados en Europa. Además, hasta la fecha, se han publicado un total de 30 recién nacidos vivos como resultado de un ortotrasplante de tejido ovárico. Sin embargo, el embarazo no es la única indicación para el ortotrasplante, la restauración de la secreción cíclica ovárica de esteroides y el retorno de la menstruación conlleva a un aumento de la calidad de vida, siempre y cuando el tejido ovárico criopreservado y trasplantado siga siendo funcional. Uno de los inconvenientes del ortotrasplante de tejido ovárico es el riesgo de reintroducir células malignas con el tejido trasplantado. Por este motivo nuestro grupo realizó un trabajo pionero en la detección de metástasis ocultas en este tejido ovárico criopreservado en pacientes con cáncer de mama, con el objetivo de descartar la presencia de células malignas en el momento del trasplante mediante una metodología clásica. Sin embargo, estudios recientes en pacientes con leucemia han demostrado que la detección de células malignas es mucho más eficiente con técnicas de biología molecular, ya que se ha observado discrepancias entre los resultados obtenidos mediante histología y métodos moleculares. Es necesario su uso para comprobar si el cáncer de mama es metastásico en el ovario, tal y como ocurre con las leucemias y evaluar si el reimplante es un procedimiento seguro. Por ello, nos hemos planteado incrementar la seguridad del ortotrasplante en pacientes con cáncer de mama, por ser la patología más frecuente en nuestro programa de preservación de la fertilidad, mediante métodos moleculares de expresión génica y modelo animal, además de los estudios inmunohistoquímicos clásicos. En primer lugar hemos buscado un panel de marcadores moleculares lo suficientemente específico y sensible para detectar el mayor porcentaje de micrometástasis oculta en tejido ovárico. Para ello hemos utilizado 13 muestras de metástasis confirmada de pacientes con cáncer de mama y 10 muestras sanas. Se han analizado diferentes genes específicos de cáncer de mama y metástasis, de los cuales se ha establecido el panel diagnóstico que consistió en los marcadores moleculares GCDFP15, MGB1 y SBEM, con los que se obtuvo una especificidad del 100% y una sensibilidad de más de 90%. Todas las pacientes de nuestro Programa de Preservación de la Fertilidad estudiadas (N=60) no expresaron ninguno de los genes incorporados en el test diagnóstico establecido ni en la corteza ovárica ni en su médula ovárica. Además 5 muestras celulares de corteza ovárica y 4 de médula ovárica fueron envaluadas mediante ensayos in vitro de invasión, dando como resultado una ausencia de procesos invasivos in vitro. Por otro lado, 5 muestras celulares de corteza ovárica y 5 de médula ovárica de estas pacientes se inyectaron en ratones inmunodeprimidos y ninguno de ellos presentó signos tumorigénicos ni progresión celular. Por lo que se asume que el tejido está libre de enfermedad metastática y el ortotrasplante es seguro. Estos resultados corroboran los estudios previos mediante técnicas tradicionales histológicas de que el trasplante de tejido ovárico en pacientes con cáncer de mama es seguro.
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