El objeto de estudio de la tesis doctoral son los centros de internamiento para menores desamparados y los centros cerrados de justicia juvenil. Estas instituciones, proclaman que la naturaleza y la finalidad de sus intervenciones es educativa. La investigación profundiza en esta reivindicación de “lo educativo” teniendo presente también que, históricamente, varias medidas y tratamientos punitivos se han representado como educativos, reeducativos, terapéuticos. Asimismo, se considera que el referido tratamiento en los centros de menores es trascendido y configurado por los procesos y las necesidades del control social. En este plano la investigación adopta dos estrategias metodológicas básicas: a) Parte del supuesto de que hay una correlación e interacción significativa entre las respuestas institucionales en materia de protección de menores y de justicia juvenil – diseñadas, cada una, para responder a las necesidades y objetivos propios de su ámbito -, y, a partir de ahí, se pretende analizar el campo como un todo, en un esfuerzo por identificar e interpretar características compartidas, b) El estado actual del tratamiento institucional de los menores se intenta focalizar y diagnosticar bajo el prisma de los conceptos de control, disciplina y castigo. En primer lugar, se buscan los elementos comunes de las instituciones protectoras y de las instituciones penales que permiten afirmar que en ellas rige el modelo de “Pedagogía carcelaria” y que estas instituciones pertenecen a un “continuum carcelario”. Entre los distintos elementos que ponen de manifiesto el dominio de este tipo de pedagogía y que son comunes en el “continuum” de los centros, se ha observado que los fundamentales son la representación y “construcción” institucional de los sujetos internados y reclusos, el sistema conductista de premios y sanciones, las correcciones “educativas”, el régimen y las sanciones disciplinarias, los medios de contención, el frecuente recurso a la psicofarmacología y el ideal médico-pedagógico. En segundo lugar, se pretenden detectar, en los tratamientos estudiados formas, estrategias e instrumentos del control social. En este marco, se observa que el control social opera, mayoritariamente, a través de dos líneas generales: a) la “máscara” educativa y, b) la psiquiatrización de conflicto y el malestar social. La tesis afirma que los centros de protección de menores y de justicia juvenil investigados se inscriben en el espacio del control social institucionalizado realmente punitivo con discurso no punitivo y constituyen espacios de control, castigo y exclusión.
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