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Resumen de La Economía Social en la propuesta del nuevo institucionalismo económico. Extensión a la teoría de redes y evidencia sobre la moderación del principio de causalidad acumulativa por parte de las cooperativas españolas en el periodo 2000-2008.

Miguel Ángel Alarcón Conde

  • El trabajo tiene dos objetivos primarios. El primero, definir la categoría de Economía Social desde el Institucionalismo Económico Contemporáneo. El segundo, contrastar uno de los principios representativos de esa propuesta de pensamiento económico, el de causalidad acumulativa, sobre una de las entidades componentes de la categoría objeto de estudio, la cooperativa, y para la economía española en el decenio de 2000. Ambos objetivos se entroncan con instrumentos metodológicos necesarios para tal fin, como es la teoría de redes y grafos -en su versión formal para el primer objetivo y aplicada-cuantitativa para el segundo-, además de los modelos input-output -para el segundo- y otros descriptivos -para ambos-. El concepto aceptado generalmente por los estudiosos de la Economía Social -el propuesto por el CIRIEC Internacional- se compone de principios complementarios de los cuales se obtiene un conjunto de entidades formadas por un sector Lucrativo o De Mercado, compuesto por Cooperativas y Mutualidades -en España se añaden Sociedades Laborales, Centros Especiales de Empleo y Empresas de Inserción-, y un sector No Lucrativo o No de Mercado, formado por Asociaciones y Fundaciones, junto a Entidades Singulares, que en España se representarían por Cáritas, Cruz Roja y la Organización Nacional de Ciegos Españoles. De ese conjunto de entidades, tanto en la geografía española, como la mundial, es posible extraer un principio común, el de No Prioridad en el Ánimo de Lucro Personal (NPALP), que las fusiona en una categoría general, diferenciándolas de las entidades tradicionales societarias. La propuesta de ese principio se fundamenta en dos herramientas. La primera, la literatura institucionalista, especialmente de la del Institucionalismo Económico Originario (Atkins, Veblen, Kuznets, Myrdal, y Galbraith), y de la contemporánea correspondiente a su derivación hacia el Nuevo Institucionalismo Económico y Evolutivo de Geoffrey Hodgson, que hacen constituir a las instituciones, formales o informales, como construidas sobre hábitos, normas, reglas o rutinas. La segunda, la teoría de redes y grafos, que hace posible definir una variable relacional y, por tanto, propone al grupo o a las relaciones entre individuos como objeto de estudio en vez de al individuo -sea a través una variable cuantitativa o cualitativa-. Lo cual hace posible representar al principio de NPALP como relaciones de empatía -en sentido cognitivo- o de solidaridad -en sentido pragmático- de entidades de la Economía Social con otros agentes o grupos de agentes socioeconómicos. De los grafos resultantes subyace un mecanismo general de cooperación y, en consecuencia, un principio común explicativo de qué es la entidad de Economía Social. En consecuencia, la Economía Social resulta ser un conjunto de relaciones persistentes de empatía (redes de hábitos, instituciones), formalizadas en entidades productoras de bienes y servicios que tienen como principio común la no prioridad en el ánimo de lucro personal y son emisoras de transferencias sociales en especie. Se trata de entidades que tienen una prioridad de valores altruistas, filantrópicos, cooperativistas, mutualistas y de promoción de inclusión socioeconómica y laboral, por encima del beneficio pecuniario de finalidad personal. Por otra parte, el contraste de causalidad acumulativa, como polarización y fragmentación resultante de las acciones de entidades que siguen los principios de mercado, requiere de la comparativa de la estructura y el comportamiento dinámico entre las cooperativas, como representantes de la Economía Social en el mercado en competencia con las entidades tradicionales de lucro personal-capitalista, y éstas, para responder a la cuestión ¿Si hay entidades que no siguen, estrictamente, los principios de mercado, ¿cabe una menor intensidad resultante de su acción, es decir, en la causalidad acumulativa?¿. Así, para el caso de la economía española, se observa que la generación de actividad económica y empleo supera a la de su segmento cooperativo en ciclos expansivos, mientras que la destrucción de actividad económica y empleo es mayor en ciclos recesivos. Su explicación puede sustentarse en modelos de economía aplicada de corte institucional. En efecto, los multiplicadores de los modelos input-output para el segmento cooperativo de la economía española y la economía general difieren, a la vez que se detecta una adaptación de la actividad productiva del modelo cooperativo al modelo general competitivo. También y haciendo uso de las relaciones intersectoriales, del cooperativismo y de la economía general, que se pueden representar en grafos, se obtienen grafos más densos y más cohesionados los de la economía general, más vertebrados. Además, los indicadores que evalúan al grafo como un todo confirman lo mismo: mayor cohesión y densidad de las redes de la economía general en comparación a las del sector cooperativo, confirmándose la hipótesis planteada.


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