En la Demencia tipo Alzheimer (DTA), la literatura científica ha reportado algunos hallazgos de gran importancia en su comprensión y estrategias de abordaje, dos de ellos resultan fundamentales, el primero se refiere a que las regiones prefrontales y, particularmente la corteza órbitofrontal (COF), podrían mostrar las características histológicas propias de la enfermedad, hasta en etapas avanzadas de la misma, incluso se ha llegado a señalar que el córtex órbitofrontal se muestra más conservado que el hipocampo en el estadío inicial de la demencia , situación que, asociada a otros factores, podría hacer pensar que el circuito órbitofrontal tiende a evidenciar una mayor preservación histofisiológica, lo cual incide en los rendimientos del paciente en tareas que requieren la correcta funcionalidad del mismo. El segundo aspecto se refiere a la determinación de funciones asociadas a dicho circuito, pese a la aceptación generalizada en varios estudios acerca de las dificultades para establecer un grado de especificidad al respecto, asociándose este hecho no solo a la complejidad de los circuitos cerebrales, sino también, a la carencia de un “estándar de oro” en la valoración de dichas funciones. Así, el objetivo de este trabajo consiste en estudiar las funciones relacionadas con el circuito órbitofrontal en pacientes con DTA con diferentes grados de severidad (leve, moderada y moderadamente grave) comparando los resultados con los obtenidos por sujetos sin deterioro neurocognitivo, con características sociodemográficas similares. Participaron voluntariamente en el estudio 90 individuos, con y sin diagnóstico de deterioro neurocognitivo, con una edad media de 68,44 años (DS=9.37), sin alteraciones neurológicas y/o neuropsicológicas, dividiéndose en cuatro grupos: sujetos sin deterioro neurocognitivo (n=30), sujetos con DTA leve (n=20), sujetos con DTA moderada (n=20) y sujetos con DTA moderadamente grave (n=20). Las funciones órbitofrontales evaluadas fueron: (i) toma de decisiones y detección de situaciones de riesgo, (ii) atribución de estados mentales en otras personas, (iii) reconocimiento de emociones en expresiones faciales, (iv) reconocimiento emocional en situaciones sociales, (v) inhibición de la conducta y (vi) regulación y control del comportamiento. Los instrumentos de evaluación utilizados fueron: El Juego de azar de Iowa (IGT), Test de Faux Pas, Test de la mirada, Visionado de situaciones sociales, Test de objetos alternados, Test de colores y palabras de Stroop y la Escala de comportamiento frontal. Los resultados obtenidos confirman que las funciones órbitofrontales exhiben un deterioro desde el inicio del cuadro clínico, no obstante, se logra determinar que el avance de la enfermedad no se relaciona necesariamente con la obtención de peores rendimientos en algunas de dichas tareas. Los únicos rendimientos que evidenciaron un deterioro progresivo en el curso de la enfermedad fueron los relacionados con el reconocimiento de emociones en expresiones faciales estáticas (imágenes) y algunas tareas asociadas con la inhibición de la conducta.
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