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Resumen de Los Romances de San Juan de la Cruz. Contextualización histórico-literaria y análisis intertextual

María Jesús Torres Jiménez

  • Esta tesis demuestra que las grandes obras poéticas de San Juan de la Cruz, así como su obra doctrinal y mística, tienen su origen en sus diez romances, que pertenecen a la tradición poética iniciada en la orden franciscana por fray Ambrosio Montesino y otros. Con estos romances -titulados los nueve primeros ¿Romance sobre el evangelio In principio erat Verbum acerca de la Santísima Trinidad¿ y el décimo ¿Otro del mismo que va por Super flumina Babilonis- San Juan participa del ambiente poético de los conventos carmelitas, cuyas composiciones se transmitieron oral y anónimamente, con excepciones. Coinciden igualmente con las obras líricas de C. Cabrera y J. López de Úbeda. En sus obras se reflejan ¿las dos sendas¿, la culta y la popular, e incluso, coinciden con la lírica sanjuanista en temas y en la elección de formas métricas muy semejantes. No permanece ninguna obra lírica autógrafa de San Juan; por ello hemos recurrido al códice de Sanlúcar de Barrameda, ya que está corregido por él. El amor es el lexema más repetido en los romances y en toda su obra, sólo superado por el término Dios. El amor es el núcleo y esencia de todo su pensamiento místico y doctrinal y de toda su creación poética. De ahí la abundancia de terminología amorosa en el texto de los romances de la Santísima Trinidad como es el símbolo conyugal, y léxico como amado, amante, esposo, esposa, deleite, gozo, alegría, y en expresiones del tipo amor tierno, amores perfectos. Es la misma terminología erótico-conyugal utilizada en sus obras mayores. La temática de los romances refleja los misterios de la Santísima Trinidad y de la Redención. Es síntesis y poetización del ¿Tratado de la Santísima Trinidad¿ de la Suma Teológica de Santo Tomás. Doctrina teológica, experiencia mística y lirismo poético confluyen para transmitir una historia de amor paterno-filial, entre el Padre y el Verbo; y en clave simbólica, una historia de amor conyugal entre el Esposo, el Verbo-Hijo y la esposa, la humanidad. Los textos poéticos reflejan sentimientos de gran intensidad amorosa, sin perder su esencialidad teológica. El romance Super flumina Babilonis -paráfrasis del salmo 136 de la Vulgata- lo hemos interpretado desde distintos niveles, uno de los cuales es el real e histórico, como experiencia personal del propio San Juan, que vive un auténtico destierro y cautiverio, con la sensación de soledad y de abandono en la cárcel del convento del Carmelo en Toledo. Los símbolos que aparecen en este romance, la llama, el fuego, la llaga, imágenes como abrasar, herir, matar; o paradojas como dar y quitar vida, morir y resucitar¿, son también motivos recurrentes en toda su producción lírica posterior. Estos elementos, junto al símbolo del amor conyugal, conforman un metalenguaje, un leitmotiv repetido a lo largo de su obra, que expresa su inefable experiencia mística. Asimismo hemos realizado un estudio intertextual de su prosa, en la que aclara símbolos, imágenes y léxico desde una perspectiva teológica y mística. El lenguaje teológico es conceptual y el místico es simbólico, pero la genialidad de San Juan consiste en haber conseguido armonizar ambos. Provoca en el lector una profunda admiración ante la síntesis perfecta del credo eclesial, vertido en un género lírico popular como es el romance, y un lenguaje impregnado de afectividad, de ternura y de sobria belleza.


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