En esta tesis se realiza un análisis interdisciplinar de cuatro novelas de la escritora nicaragüense Gioconda Belli: El país bajo mi piel, Waslala, El país de las mujeres y La mujer habitada. Se combina, para tal fin, la perspectiva feminista con la teoría poscolonial, además de trabajar con temas propios de los estudios literarios como la parodia, la autobiografía, los relatos utópicos y de viajes, las fronteras entre géneros, la sátira e ironía. El objetivo del trabajo es analizar la identidad femenina y latinoamericana en el corpus seleccionado; de ahí que se trabaje con los elementos que son intrínsecos al territorio desde el mismo momento de la Conquista como la exaltación de la naturaleza, la otredad, el mestizaje, la transculturación, la resistencia, la utopía, el viaje, lo maravilloso, la participación femenina en la lucha y en la construcción de la identidad nacional. Por eso, se indaga en las raíces profundas de la pérdida identitaria del territorio, en la mirada fundacional y colonialista a partir de la cual se observa a sí mismo el sujeto latinoamericano, en la necesidad imperiosa de repensarse en medio de un territorio convulso y desde una posición periférica en relación al orden mundial, en la transgresión y creación de utopías como única forma de construirse. Asimismo, se pretende dar una respuesta desde el género al problema de la identidad, una respuesta desde la mujer, uniendo lo femenino a la naturaleza, a la lucha ancestral del pueblo contra todo tipo de opresión y vinculando a la mujer con la cultura tradicional perdida, con la propia tierra latinoamericana, con la Pacha. De esta manera, se brinda una respuesta desde el género y desde un lugar periférico al problema de la identidad, creando la visión de un sujeto femenino múltiple, diverso, permeable, mestizo, generador de vida y centro del cambio, de la resistencia y la utopía. El espacio periférico, ese lugar olvidado y marginalizado por las grandes metrópolis, se convierte, en estas obras, en el motor del cambio, porque es allí donde se encuentran las herramientas y las fuerzas para gestar esa transformación. Y es la mujer latinoamericana, como sujeto doblemente marginal (por su posición subalterna con respecto al poder que ejercen las metrópolis y por su lugar con respecto al poder masculino), la encargada de llevar a cabo la construcción de una nueva identidad nacional y mestiza para el territorio. Esa mujer múltiple, unida a lo ancestral y europeo, se empodera y agencia del cambio, convirtiéndose en un sujeto indispensable para la transformación política y social, para acabar con un poder opresivo y patriarcal y crear una Latinoamérica nueva que se mira a sí misma alejándose de la mirada colonial en la que tanto tiempo estuvo sumida.
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