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Resumen de Juan Bautista Grau Vallespinós (1832-1893), obispo de Astorga. Reformador diocesano e inspirador del genio de Gaudí

Jairo Álvarez Fernández

  • español

    En el contexto de una España arrinconada en el siglo XIX, Cataluña era la comunidad más próspera bajo los frágiles dominios borbónicos. Esta prosperidad se debía a una incipiente industria manufacturera textil y una buena red de transporte marítimo. Es en este período cuando Juan Bautista Grau Vallespinós nació en Reus (Tarragona) el 12 de Noviembre de 1832. Ya desde su niñez, debido a los escasos rendimientos del taller de algodón familiar, tuvo que conciliar vida estudiantil con vida laboral. Empezó sus estudios en la escuela privada de Alejandro García Mata y, posteriormente, estudió latín, retórica y poética en la escuela de Ramón Balart Granada. Su vocación a la vida religiosa comenzó después de escuchar un sermón del Padre Claret (1846). Obtuvo el grado de Bachiller en Teología en el Seminario de Barcelona, y, posteriormente, el de Licenciado y Doctor en el Central de Valencia (1857). Completó sus estudios con sendas licenciaturas en Derecho Civil y Canónico (1860) y Filosofía (1861) en la Universidad Central de Madrid, además de hacer los cursos de doctorado y ampliar sus estudios de Teología. Ejerció la docencia no sólo en colegios de segunda enseñanza o como preceptor de los hijos de los condes de Zaldívar, sino también en la universidad de Barcelona, en las Cátedras de Literatura Clásica Latina, Principios de Literatura, y Literatura Española.

    Como gran intelectual y aferrado a su patria, fue uno uno de los principales promotores del renacimiento de la cultura catalana (la Renaixença). Fue políglota, fundador de revistas, y amante del arte y de la arqueología.

    Recién ordenado sacerdote en 1859 preparó las oposiciones a la canonjía de oficio Magistral de Toledo que no consiguió (1861). Ahora bien, a los pocos meses sí que alcanzó la de Doctoral de Las Palmas (1862). Su enorme talento y virtudes llegaron a oídos del Arzobispo Costá y Borrás, quien le concedió una canonjía en la metropolitana de Tarragona (1863). Aquí formó parte de numerosas comisiones y ejerció cargos relevantes como Fiscal General y Juez Metropolitano y Auditor de Causas Pías, Provisor y Vicario General, Gobernador Eclesiástico y, sobre todo, Vicario Capitular Sede Vacante durante los difíciles tiempos de la Gloriosa.

    Alcanzó tal fama y prestigio que su nombre traspasó los límites del Arzobispado tarraconense y comenzó a sonar para ocupar una sede episcopal. Aunque aspiraba a una de las catalanas, aceptó la de Astorga (1886). Como todos los prelados coetáneos, mostró fidelidad al papado y al gobierno de la Restauración, pero criticó con firmeza las medidas gubernamentales antieclesiales. Asimismo, fue uno de los impulsores del movimiento social en España. Llevó a término un ingente plan de reformas, espirituales y materiales, que le granjearon enemistades por parte de todos los sectores diocesanos. Algunas de estas reformas fueron la convocatoria del último de los Sínodos Diocesanos celebrados en Astorga hasta la fecha (1890), y el encargo de las obras de reconstrucción del Palacio Episcopal al arquitecto Gaudí (1887), a quien inspiró y formó a nivel religioso, espiritual y litúrgico, obrando un giro radical en su concepción arquitectónica y vital.

    Durante uno de sus múltiples viajes pastorales, dentro y fuera de la diócesis, el obispo de Astorga murió de repente. Es durante el verano de 1983, estando de visita en Tábara (Zamora), cuando una zarza hirió su maltrecha pierna izquierda, la cual se gangrenó rápidamente y se extendió vertiginosamente. En apenas un mes moría (el 18 de Septiembre). Su cuerpo fue trasladado a la capital maragata donde fue enterrado a los pies de la Inmaculada Concepción de la Catedral en un sepulcro diseñado por el arquitecto Gaudí.

  • English

    In the confines of an isolated, 19th century Spain, Catalonia was the most prosperous community under the fragile domains of the House of Bourbon. This was thanks to an emerging textile industry and a flourishing shipping network. It is in this context that Juan Bautista Grau Vallespinós was born, in Reus (Tarragona), on November 12, 1832. From his childhood, the low productivity of his family¿s cotton workshop caused him to consolidate his student life with his working life. He began his studies by attending the private school of Alejandro García Mata and subsequently he studied Latin, rhetoric and poetry in Ramón Balart Granada¿s school. His vocation to religious life began after hearing a sermon by Father Claret (1846). He got a bachelor's degree in Theology at the Seminary in Barcelona, and afterwards a doctorate in Central Valencia (1857). He completed his studies in Civil and Canon Law (1860) and Philosophy (1861) at the Central University in Madrid, in addition to taking doctoral courses and increasing his knowledge of theology. He not only worked as a teacher in secondary schools and as a tutor of the Earls of Zaldivar¿s children, but he also worked at the University of Barcelona¿s departments of classic Latin literature, literary principles, and Spanish literature.

    As a great intellectual with a connection to his homeland, he was one of the main promoters of the revival of Catalan culture (the ¿Renaixença¿). Moreover, he was multilingual, a founder of magazines and a lover of art and archeology. Newly ordained as a priest in 1859, he prepared for religious exams given by the clergy of the Magistrate of Toledo, though he failed when he took them (1861). However, a few months later, he succeeded in obtaining a doctorate from Las Palmas (1862). His enormous talent and virtuosity was noticed by Archbishop Costa y Borrás, who gave him a post in the clergy in the metropolitan area of Tarragona (1863). Here, he took part in numerous committees and assumed many important positions such as attorney general, metropolitan judge, auditor of pious causes, ecclesiastical judge, ecclesiastical governor, and above all, as vicar capitular of the see during the difficult period known as ¿La Gloriosa¿.

    He reached such fame and prestige that his name surpassed the limits of the Archbishopric of Tarragona and he went on to occupy an episcopal see. Although he aspired to a be in a Catalan see, he finally accepted the see of Astorga(1886). Like all of his contemporary clergymen, he showed loyalty to the papacy and the government of the Restoration, but he strongly criticized antieclesiastical measures introduced by the government. Likewise, he was one of the drivers of social movements in Spain. He accomplished a series of reforms both at the spiritual and material level, which created many enemies for him in the diocese. Some of these relevant reforms were the last call of the Diocesan Synods held in Astorga(1890), and the management of the rebuilding of the Episcopal Palace by Gaudí (1887). Gaudí, the Catalan architect, was inspired at a religious, spiritual and liturgical level by the Bishop of Astorga, who radically changed his concepts of life and architecture. During one of his multiple pastoral journeys, within and outside of his diocese, The Bishop of Astorga died suddenly. He was visiting Tábara (Zamora) during the summer of 1893, when a thorny plant hurt his injured left leg. The wound quickly became gangrenous and the infection spread rapidly, and in just one month, he was dead (September 18). His body was taken to Astorga where he was interred under the Immaculate Conception Cathedral, in a tomb designed by Gaudí.


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