INTRODUCCIÓN En los últimos años, diferentes tecnologías diagnósticas han sido desarrolladas para el análisis detallado de las diferentes estructuras oculares en la práctica clínica, tales como la fotografía Scheimpflug, la combinación disco de Plácido-barrido de hendidura, la ultrasonografía de alta frecuencia y la tomografía óptica de coherencia. Diversos son los estudios que han constatado la fiabilidad y la consistencia de las medidas proporcionadas por los sistemas de fotografía Scheimpflug, especialmente las relacionadas con la caracterización de la estructura corneal. Dichos sistemas son capaces de caracterizar la geometría de las dos superficies de la córnea, proporcionar mapas paquimétricos e incluso caracterizar el volumen de la córnea. Esto ha permitido desarrollar criterios diagnósticos más avanzados basados en parámetros no medibles hasta el momento en la práctica clínica. Por ejemplo, el nivel de aberraciones de la cara posterior o el volumen corneal se han erigido como nuevos factores diagnósticos de patologías corneales tales como el queratocono. Sin embargo, uno de los ámbitos a los que menos atención se ha prestado es el potencial valor diagnóstico de la correlación entre la geometría de las dos superficies de la córnea en el caso de la patología del queratocono. Existe evidencia científica que corrobora la existencia de una correlación entre la curvatura de ambas caras de la córnea en casos no patológicos y se ha podido demostrar en una serie limitada de pacientes que la correlación entre las curvaturas anterior y posterior de la córnea se minimiza en presencia de patología ectásica. Por tanto, la finalidad de este estudio es la de cuantificar la existencia de correlación entre la geometría de ambas superficies corneales y su potencial valor diagnóstico para la detección de la patología corneal del queratocono.
DESARROLLO TEÓRICO:
En primer lugar se ha validado la consistencia de las medidas obtenidas de curvatura, asfericidad así como otros parámetros anatómicos del segmento anterior ocular, obtenidas con un sistema topográfico corneal que combina un disco de Placido con una cámara de Scheimpflug rotatoria tanto en una población de ojos sanos como sobre una población de ojos con la patología de queratocono. Posteriormente sobre una población de ojos sanos se ha procedido a caracterizar las correlaciones de curvatura, astigmatismo y asfericidad que existen entre ambas superficies corneales, así como el cálculo de modelos de predicción de la cara posterior a partir de los de la cara anterior. Además, sobre una población de ojos diagnosticados de queratocono, se ha procedido también a caracterizar las correlaciones de curvatura, astigmatismo y asfericidad que existen entre ambas superficies corneales, así como el cálculo de modelos de predicción de la cara posterior a partir de los de la cara anterior. Realizado estos análisis previos de caracterización sobre ambas poblaciones analizadas, se ha validado el potencial valor diagnóstico de la presencia de patología ectásica de queratocono clínico a partir de las relaciones morfológicas obtenidas entre los diferentes parámetros corneales en ambas superficies, así como de las obtenidas con otros parámetros anatómicos oculares analizados.
CONCLUSIONES:
1. El sistema topográfico corneal Sirius, basado en la tecnología de cámara de Scheimpflug rotatoria así como en la de disco de Placido, proporciona medidas repetibles y consistentes de curvatura y factor de forma corneal en ambas superficies, de paquimetría central y mínima, así como de otros parámetros anatómicos del segmento ocular anterior como son la profundidad de la cámara anterior o la distancia blanco-blanco tanto en ojos normales como en ojos con patología de queratocono. Además, las medidas de astigmatismo corneal evaluadas mediante los componentes vectoriales de potencia de Thibos y Horner han resultado también consistentes, aunque existe una relativa limitación de estos parámetros cuando se evalúan para la cara posterior de córneas con queratocono.
2. En ojos normales existe una clara correlación entre la curvatura de ambas superficies corneales, de manera que la córnea siempre mantiene una estructura meniscada. De hecho, la curvatura corneal posterior central puede ser obtenida a partir de la curvatura anterior mediante una relación matemática lineal que tiene en cuenta otros parámetros como son la paquimetría central y el estado refractivo ocular. En el caso de considerar un área más extensa de la córnea hasta incluir la media periferia, el factor edad se convierte en relevante para la predicción de la curvatura posterior a partir de la anterior, dejándolo de ser el estado refractivo ocular. En contraste, no existe correlación entre el factor de forma de ambas superficies de la córnea en ojos normales. En lo que respecta al astigmatismo y toricidad de ambas superficies correlacionan significativamente de manera positiva, siendo en ojos normales, la toricidad posterior media el doble que la toricidad anterior. Además la toricidad y componentes vectoriales J0 y J45 de la superficie corneal posterior se pueden predecir consistentemente mediante relación lineal a partir de los mismos parámetros astigmáticos correspondientes a la superficie corneal anterior.
3. En ojos con queratocono existe una clara correlación entre la curvatura de ambas superficies al igual que en ojos normales, pero contrariamente de lo que ocurre en ojos sanos, conforme la córnea se vuelve más delgada el radio de curvatura de la superficie corneal posterior tiende a ser proporcionalmente más curvo que el de la superficie anterior. La curvatura central corneal posterior en el queratocono puede ser predicha consistentemente a partir de la curvatura central corneal anterior mediante una relación matemática lineal, que a su vez considera otros parámetros como son, la paquimetría central, la profundidad de la cámara anterior y del estado refractivo ocular. Por otro lado, a diferencia de los ojos sanos, existe una fuerte correlación entre el factor de ambas superficies corneales. Al igual que sucedía para la curvatura, el factor de forma corneal posterior también puede ser obtenido de manera consistente mediante relación lineal en pacientes con queratocono a partir del factor de forma de la superficie corneal anterior y la edad del paciente. En caso de que se analice únicamente el factor de forma central, el valor de la cara posterior también se puede predecir mediante relación lineal del valor correspondiente a la cara anterior, incluyendo como relevantes otros parámetros como la paquimetría y la profundidad de la cámara anterior, y dejando de ser relevante la edad.
4. Tanto el ratio anterior-posterior de curvatura (ratio k) como el ratio anterior-posterior para el factor de forma (ratio p) son malos predictores de la presencia de la enfermedad del queratocono debido a que no existen diferencias para el ratio k entre ojos normales y ojos con queratocono y a que el ratio p presenta una gran variabilidad en ojos con queratocono. Por otro lado, utilizar un modelo de regresión logística en donde se combine la asfericidad de la superficie corneal anterior a 8mm (ap8) , la profundidad de la cámara anterior (ACD) y el mínimo espesor corneal (MCT), puede ser muy útil para la detección de la presencia de queratocono.
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