El deterioro y la degradación que están sufriendo los ecosistemas es un hecho constatable y que está avanzando de forma preocupante. En consecuencia, las especies, hábitats y recursos implicados y los servicios que estos garantizan se ven seriamente afectados poniéndose en peligro su sostenibilidad. Uno de los medios que se suele aplicar para detener dicho deterioro, consiste en la creación de una red de Espacios Naturales Protegidos (ENP), con el fin de facilitar tanto la conservación como la recuperación de los ecosistemas afectados. Sin embargo, la creación de dichos espacios y su articulación en forma de red, implica a su vez el desarrollo de unos condicionantes para su declaración, y de unas estrategias de planificación y gestión que garanticen que los objetivos de conservación planteados se alcancen de forma satisfactoria. Tanto la planificación como la gestión han sido aplicadas con desigual fortuna, ya sea en España o en otros países, de forma que no siempre se han alcanzado las metas previstas. En este contexto, a partir de unos procedimientos debidamente contrastados y con base científica, aquí se desarrolla un Sistema para la Planificación y Gestión de los Espacios Protegidos (SIPGEN), cuyo objetivo es servir de herramienta práctica y eficaz para tratar de resolver cada uno de los vacíos o incorrecciones que han presentado hasta la fecha. Para la aplicación y desarrollo del SIPGEN se ha seleccionado el Parque Regional de Picos de Europa (PRPE). Se trata, de un ENP con destacados valores naturales y culturales, que presenta sin embargo una especial problemática, basada en parte, en la ineficacia de los instrumentos de planificación y gestión que le han sido aplicados. El sistema se ha desarrollado en cuatro fases: la primera ha consistido en la elaboración de la cartografía ecológica del Parque Regional, la segunda se refiere a la evaluación de la calidad ambiental del PRPE mediante la estimación de los valores naturalísticos, ecosistémicos, paisajísticos, recreativos y culturales y económicos de las diferentes Unidades Ambientales. La tercera, ha consistido en la tipificación y estimación de los efectos de los problemas que afectan a los ecosistemas del PRPE. Finalmente, en la cuarta fase se han elaborado las estrategias de gestión basadas en el grado de afección de los problemas en cada una de las Unidades Ambientales. Los resultados obtenidos han permitido, en primer lugar, disponer de una cartografía de los ecosistemas agrupados en 8 Unidades Ambientales, en las que el conjunto de las variables físicas y bióticas que las caracterizan, permiten interpretar el territorio como un sistema de interrelaciones de un conjunto de valores asociados a dichos componentes. En el caso de la Valoración Ambiental (segunda fase), se han obtenido unos perfiles determinados de calidad ambiental que han mostrado, en algunos casos, una notable variabilidad destacando la importancia de los enclaves de interés geológico, así como la vulnerabilidad de las comunidades y especies de flora y fauna, dentro de los valores naturalísticos. En lo referente a los valores ecosistémicos, tanto la madurez como la diversidad biológica, presentan unos valores muy elevados en al menos, el 70 % del PRPE. Sin embargo en el caso de la conectividad, aun registrándose valores altos en general, la variabilidad es mucho mayor. La dimensión estética del paisaje ha resultado de un valor extraordinario. En los valores relacionados con el uso público, se constatan importantes deficiencias y limitaciones, así como una baja intensidad de uso y una relativa ausencia de promoción. Los valores económicos muestran una dimensión nueva que permite poner en valor algunos de los recursos presentes en el PRPE, destacando entre ellos, el valor medio por ha de los ecosistemas acuáticos. En resumen, la calidad ambiental del conjunto del Parque es extraordinaria.
La problemática ambiental se ha descrito agrupando los problemas en 10 bloques, en los que se ha indicado tanto el grado de deterioro como los factores de riesgo asociados a ellos. En general, se observa una situación preocupante debido a la desprotección de enclaves y especies importantes de la gea, la flora y la fauna, así como una falta de control sobre las actuaciones ejecutadas en el PRPE y un cierto desapego de la población residente con las actividades llevadas a cabo dentro del PRPE. Por último, en lo que se refiere a las estrategias de gestión, a partir de la evaluación de los efectos de los problemas y su impacto en las Unidades Ambientales se han planteado, con criterios de prioridad, casi un centenar de medidas correctoras relacionadas específicamente con la resolución de los problemas.
El enfoque utilizado en el SIPGEN, tiene como objetivo conservar o mejorar, en su caso, los valores que caracterizan un territorio determinado. En todos los casos, para su aplicación se ha partido de datos reales, tanto en la referente a los ecosistemas implicados como a los problemas y oportunidades existentes. Así mismo, se trata de un sistema abierto basado en procedimientos contrastables y repetibles que permite además, la incorporación de cualquier cambio, sin que ello suponga una modificación ni en los objetivos planteados ni en el funcionamiento del mismo.
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