El estudio de los fenómenos energéticos que tienen lugar en el metabolismo intermedio del niño, ofrece puntos de apasionante interés. Algunos de ellos han sido dilucidados mientras otros permanecen oscuros. Aún aquellos descriptos como conocidos tiene el incoveniente de su parcialidad dado que separan los metabolismos como si fueran compartimientos estancos. Indudablemente, el metabolismo intermedio de hidratos de carbono, lípidos y prótidos, tiene una serie de interconexiones que hace imposible separarlos. Estas interacciones tienen mayor preponderancia entre carbohidratos y grasas. El contacto con los prótidos es menor, aunque importante, especialmente con los aminoácidos glucoformadores. Cuando iniciamos la búsqueda bibliográfica que precedió a nuestras experiencias, consultado al Max Institut fur Erhnarung Physiologie, nos alentó a realizarlo, dado los pocos aportes al tema, especialmente en el campo de la desnutrición infantil. El balance energético de un niño eutrófico el altamente positivo. Cada molécula de glucosa transformada en agua y anhídrido carbónico proporciona una ganancia de 38 moléculas de adenosin trifosfato. El ácido esteárico, un representante típico del metabolismo graso, arroja en su degradación, 148 moléculas de ATP. Serias dudas se plantean cuando estas consideraciones se hacen sobre niños pobremente alimentados, con malnutrición marasmática. Se presentan asi, interrogantes sobre el destino metabólico del alimento ingerido. ¿Cuáles son los efectos de la hipo alimentación crónica? Lo poco que el niño ingiere es aprovechado integralmente por la célula? Aprovecha mejor los hidratos de carbono o los lípidos? a qué velocidad? Una vez en la célula, la glucosa cursa la vía metabólica en aerobiosis o en anaerobiosis? Cuál es la resultante de ésta situación? Y por último: qué canal energético queda preso en los enlaces de alta energía? Igual, más o menos que el niño normal?
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