La capacidad de la especie humana para disponer de los recursos naturales y el crecimiento exponencial del sistema socioeconómico humano han contribuido a deteriorar el medio ambiente. La constatación de este deterioro genera preocupación, aunque ésta no suele traducirse en acciones proambientales.
Utilizando un enfoque interdisciplinar que incluye la filosofía naturalista de la ciencia y, especialmente, la comprensión naturalista de la cognición social, se ha considerado que la falta de implicación de los seres humanos frente a los problemas ambientales es una consecuencia de que el medio ambiente no forma parte de los significados compartidos que definen la cultura según Schein. Además, refleja falta de conciencia ambiental entendida como un constructo que permite estructurar y comprender la relación de los seres humanos con el medio ambiente. Se ha defendido también que la cultura científica desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la conciencia ambiental.
La conciencia ambiental se construye socialmente. Sobre ella influye el paradigma social que determina la relación de la sociedad en general con el medio ambiente natural. Además, se asocia con la percepción del riesgo vinculado al deterioro del medio ambiente, algo que se considera condición necesaria pero no suficiente. Teniendo en cuenta que el conocimiento científico contribuye a identificar los problemas ambientales y el riesgo asociado a ellos, se ha concluido que la conciencia ambiental se generará en un entorno de cultura científica medioambiental, considerando ésta como una visión compartida de la ciencia y su utilidad centrada en el medio ambiente y su interacción con la especie humana.
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