La tarea de esta tesis doctoral es exponer qué es y cómo funciona la Antropología filosófica del Materialismo Filosófico elaborada por Gustavo Bueno Martínez. Tanto en líneas generales como en sus detalles más específicos, se desmenuza ontológica y gnoseológicamente la concepción central de este sistema filosófico: el llamado «espacio antropológico».
Lejos de limitarnos a presentar la doctrina, se ejercitan sus ideas «re-aplicandolas» a unos materiales antropológicos concretos, recortados a la misma escala y de la misma índole que aquellos desde los cuales tales fueron sacadas originariamente. En tanto que reflexión de segundo, la antropología filosófica parte de los datos y teorías extraídos de estudios etnológicos, etnográficos o de antropología cultural. Este trabajo analiza el rendimiento de este método crítico sobre un grupo humano relativamente primitivo, del que los científicos dicen que tiene su propia «cultura»: los Maring de las montañas de Nueva Guinea en Melanesia, en el Pacífico Sur, al norte de Australia. Tras una introducción teórica de las ideas relevantes para el caso del Materialismo Filosófico, los datos etnológicos se reexponen en función de las concepciones de esta Antropología filosófica para después reflexionar de nuevo en el nivel filosófico sobre el alcance y el rendimiento de este sistema. Por lo tanto, los estudios etnológicos utilizados forman un banco de pruebas no sólo para poder ilustrar el funcionamiento de la Antropología filosófica elaborada por el Materialismo Filosófico, en especial la concepción del «espacio antropológico» en un material antropológico concreto, sino para probar su potencia gnoseológica. Con este método cerramos el círculo dialéctico, con el objetivo de comprobar hasta qué punto las ideas materialistas arrojan una nueva luz sobre el nuevo material de los estudios posteriores sobre los Maring y nos ponen en condiciones para poder debatir cuestiones filosóficas que surgen en las consideraciones ontológicas y gnoseológicas planteadas.
Aunque el trabajo no es etnográfico, ni etnológico, ejercita la crítica sobre la forma en que la antropología cultural, en tanto ciencia de «primer grado», elabora su saber, siguiendo la estela de «segundo grado», filosófica incoada y elaborada por Gustavo Bueno, sobre todo, en Etnología y utopía (1971), Nosotros y ellos (1992) y El mito de la Cultura (1997). Si las Ideas «funcionan» con las instituciones de los Maring y con los conceptos, enfoques y métodos de los científicos (sobre todo, Roy A. Rappaport y Edward LiPuma), el Materialismo Filosófico afianzará su metodología crítica y reforzará su instrumental gnoseológico.
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