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Resumen de El comercio en Hispania Ulterior durante los siglos II a. C. y II d. C.: Tráfico anfórico y relaciones mercantiles

Daniel Mateo Corredor

  • En el presente trabajo hemos pretendido aproximarnos al estudio de las relaciones comerciales de largo alcance en el territorio de Hispania Ulterior, desde finales del siglo III a. C. hasta el Alto Imperio, utilizando como base fundamental de nuestro estudio la información proporcionada por las ánforas. El territorio analizado muestra unas características comunes a las conocidas para otras áreas, pero en él también encontramos rasgos originales, motivados en gran medida por el desarrollo previo de este territorio.

    La conquista romana provocará cambios profundos en su estructura político-social y que también se harán sentir en los aspectos económicos, si bien, buena parte de ellos no serán inmediatos, sino que se manifestarán sobre todo a partir del último tercio del siglo II a. C., momento en el que se afianza el control de la península ibérica por parte de Roma tras el fin de las guerras celtíbero-lusitanas y la economía de Hispania Ulterior avanza en su integración dentro del imperio romano.

    En el plano material, uno de los indicadores de la nueva etapa será el aumento en la presencia de vino itálico, si bien durante el primer siglo de dominación romana quedará especialmente reservado a aquellos asentamientos o enclaves vinculados a población o intereses itálicos, como sucede en la factoría republicana de la ensenada de Bolonia y en el asentamiento de Italica, sin que se aprecie una fuerte irrupción en los asentamientos de carácter púnico y turdetano.

    ¿Qué factor explica mejor este proceso, la falta de capacidad itálica de extender el comercio de estos productos a las capas indígenas o una posición de escaso interés por parte de la oligarquía local? Sin disponer de respuestas concluyentes, quizás una de las principales causas sea el elevado desarrollo económico de ciertas áreas del sur hispano y que haría innecesaria la masiva llegada de productos itálicos.

    En este sentido, nos interesa destacar la fuerza de las producciones pertenecientes al mundo púnico, que mantendrían su vigor durante este periodo, en especial las producciones surhispanas que, con Gades a la cabeza, conseguirían beneficiarse de la apertura a nuevos mercados que permitía la entrada en la órbita comercial de Roma. En menor proporción, también continúan llegando importaciones de Cartago y su entorno tras el fin de la segunda guerra púnica, e incluso, tras la caída de la capital cartaginesa, superando en número a las ánforas itálicas en algunos asentamientos.

    ¿Quién controlaba las líneas comerciales? Desde nuestro punto de vista, no estarían controladas en exclusiva por comerciantes itálicos, sino que junto a los circuitos comerciales establecidos por la nueva potencia conquistadora subsistirán las antiguas redes comerciales púnicas. Con el paso del tiempo y conforme avance la integración de la oligarquía comercial púnica dentro de las redes clientelares itálicas, esta división carecerá de sentido.

    Durante el periodo tardorrepublicano, las transformaciones en la economía de Hispania Ulterior se irán haciendo más visibles, en especial desde el último tercio del siglo II a. C. Las importaciones itálicas van alcanzando, en general, un protagonismo mayor, pero en los asentamientos del sur hispano sin una vinculación con el mundo itálico, las proporciones respecto a otros focos productivos siguen estando lejos de los valores alcanzados en otras áreas como la Galia o Hispania Citerior. La principal excepción la constituye el área occidental peninsular, donde se registra una fuerte presencia de las ánforas itálicas que parece ir de la mano de la llegada del ejército romano a partir del 140/130 a. C. y que contrasta con su bajo número en el Algarve, que aparece vinculado al área gaditana desde los siglos precedentes. También aparecen con profusión ánforas itálicas en enclaves como La Loba, donde la explotación minera estaría controlada por agentes itálicos. ¿Cuál fue el papel del estado romano en el suministro de estos productos? Aunque el abastecimiento al ejército o a otros puntos de especial interés para Roma podría haberse realizado mediante la participación estatal, al menos durante el periodo tardorrepublicano parece llevarse a cabo por parte de la iniciativa privada. Y además, ¿cómo justificar la presencia de ánforas itálicas en puntos del litoral surhispano como Baria y Abdera en los que nada apunta a una fuerte presencia de intereses itálicos? Creemos demostrada la desigual presencia de vino adriático respecto al tirreno, con dos áreas en las que el peso de las ánforas Lamboglia 2 se aproxima al de las Dressel 1 itálicas, pero cuyos límites distan de estar definidos con concreción. En el área identificada en el sureste de la península ibérica, Baria y Abdera se integrarían dentro del hinterland de Carthago Noua, el único foco del Mediterráneo occidental en el que ya se había confirmado un elevado protagonismo para las Lamboglia 2, y que se extendería desde el cabo de San Antonio hasta algún punto indeterminado del litoral granadino. A pesar de disponer de una menor base material, hemos observado otra área con una similar presencia del vino del Adriático respecto al del Tirreno, situada en el suroeste peninsular y que se extendería al menos desde Baelo hasta la desembocadura del Guadiana. Posiblemente en un futuro pueda ampliarse hasta la bahía de Algeciras y el cabo de San Vicente, aunque las actuales carencias del registro anfórico no permiten, por el momento, afirmarlo con seguridad.

    En esta línea, a partir de la información crono-estratigráfica de diversos yacimientos de Hispania Ulterior hemos propuesto un periodo de llegada preferente de las Lamboglia 2 en torno al segundo y tercer cuarto del siglo I a. C. Nos parece probable que esta cronología pueda extrapolarse a otras áreas como el sureste de Hispania Citerior, aunque para confirmarlo sería necesario disponer de más conjuntos con niveles datados en ese periodo. De cualquier modo, esta datación nos ha llevado a cuestionarnos si existió una relación entre esta llegada y la caída de Delos y la crisis del mercado oriental, el principal destino de las Lamboglia 2 y su llegada a Hispania Ulterior. Asimismo profundizamos en la posible vinculación entre C. Pompeyo Magno, la producción vitivinícola itálica y los envases Lamboglia 2 y nos planteamos la posible participación de intereses económicos vinculados a este general en la importación de esta ánfora a Hispania Ulterior. En ambos casos se trata de hipótesis que, sin duda, necesitarán de una confirmación futura. En este sentido, el análisis de la distribución de las diferentes áreas productoras de vino centromediterráneo y las causas que lo justifican conforman una interesante línea de investigación en la que profundizar, para lo que será imprescindible la realización de nuevos análisis cuantitativos que permitan un mejor encuadre cronológico y territorial.

    El análisis de las pastas cerámicas nos ha permitido valorar el diferente peso de los focos productores béticos, entre los que Gades y su entorno tendrían un claro predominio, pero entre los que el área malacitana adquiere un mayor protagonismo que el que aparecía recogido en la literatura científica. Este aspecto, en el que nuestro trabajo pionero presenta limitaciones, entendemos que debe ser una vía de investigación futura de gran interés. En esta línea, la realización de futuros estudios sobre las importaciones comerciales de este territorio deben incorporar un análisis de pastas que, en la medida que los avances lo permitan, consiga diferenciar áreas de procedencia más acotadas, con el fin de pasar de lo concreto a lo general, comprendiendo dinámicas de regiones que hoy todavía quedan enmascaradas bajo agrupaciones demasiado amplias, como puede suceder con el verdadero papel del litoral malacitano.

    De igual manera, la realización de este estudio nos ha permitido profundizar en aspectos concretos como el análisis de las relaciones entre el oppidum de la Silla del Papa y el núcleo de la ensenada de Bolonia, planteando un origen exógeno para este enclave, o como el traslado de ánforas vacías a Baelo desde la bahía de Algeciras, que hemos podido acotar a un periodo concreto de la historia de la cetaria. ¿Implicaba ese traslado una relación de dependencia con Carteia en época republicana o simplemente es evidencia de la existencia de intensas relaciones comerciales? ¿El traslado de ánforas vacías sería generalizado en otras áreas del imperio? Durante el periodo tardorrepublicano ya estaba establecido un complejo sistema comercial, con selección de rutas en función de áreas geográficas y dando lugar a una jerarquización portuaria, que conectaba puertos principales y que generaba en torno a ellos áreas en las que se redistribuía la mercancía. En nuestro estudio hemos encontrado diversas evidencias, como la desigual distribución de las ánforas Lamboglia 2, que contribuyen a confirmar la existencia de jerarquización portuaria durante el periodo tardorrepublicano, así como la utilidad de los estudios anfóricos para aproximarnos a su conocimiento. A su vez, nos hemos servido de la distribución terrestre de las ánforas para, en ocasiones, establecer los puertos de abastecimiento y el área terrestre a la que abastecía, incluido asentamientos de interior. En esta línea, a partir del estudio comparativo entre el conjunto de La Loba proponemos que la cuenca minera cordobesa se abastecería a través del puerto de Malaca durante el periodo republicano y, a la inversa, apoyamos la utilización de Malaca como el principal puerto de salida de los metales obtenidos en dicha cuenca. De cualquier modo, se hace imprescindible el análisis de conjuntos anfóricos en Corduba para confirmar este fenómeno, así como en yacimientos de Sierra Morena oriental, y en especial de Castulo, con el fin de conocer si este territorio también se abastecía por el puerto malacitano durante esta fase, hipótesis que nos parece la más probable durante este periodo, en el que la navegación por el río Guadalquivir era limitada. De igual modo, planteamos que los asentamientos interiores de Lusitania se abastecerían a través de los valles del Tajo y el Sado, como deducimos a partir de la difusión de las ánforas lusitanas durante el Alto Imperio, que apenas están presentes en el Algarve y en otros asentamientos que se abastecerían a través de éste, como Mesas do Castelinho.

    En nuestra propuesta de jerarquización portuaria se sintetiza buena parte de nuestro trabajo. A partir del estudio del material anfórico y de la información transmitida por los autores clásicos, entre otras evidencias, consideramos puertos principales a Gades y a Carthago Noua, pero además, también conferimos ese papel al puerto de Malaca. En cuanto al litoral occidental, la mayor presencia de ánforas itálicas respecto al Algarve y al entorno de Gades, nos lleva a proponer que naves de gran tamaño llegarían hasta Olisipo o Scallabis directamente desde la península itálica, al margen de su probable escala en puertos como el de Gades o Carteia. En cualquier caso, se trata de una hipótesis sobre la que continuar trabajando. Además, no podemos concretar si el cuadro que presentamos es reflejo de un periodo concreto o si, a grandes rasgos, se mantuvo durante las décadas siguientes, en las que sin duda iría ganando protagonismo el puerto de Hispalis. En este sentido, como se evidencia en especial en nuestra propuesta de jerarquización portuaria, son escasas las certezas que hemos obtenido con nuestro estudio, manteniéndose grandes interrogantes y surgiendo otros nuevos, pues la información a nuestro alcance presenta fuertes barreras y limita nuestras interpretaciones.

    Con el fin de las guerras civiles, la extensión de la pax augusta y la política atlántica del emperador, se inicia un periodo especialmente propicio para el desarrollo económico de Hispania. No obstante, las raíces de estos cambios son muy profundas, pues cabe retrotraerlas, al menos, hasta el último tercio del siglo II a. C., cuando se ponen las bases para el desarrollo productivo en áreas como el mediodía peninsular, que en un proceso paulatino irá incrementado su producción agropecuaria orientada a la comercialización del excedente, proceso en el que la progresiva llegada de capitales y colonos itálicos será un elemento clave. El posterior desarrollo del área occidental, probablemente se realizaría a partir del foco bético.

    El Alto Imperio, sobre todo su primera mitad, estará marcado por el apogeo económico alcanzado por la Bética, que se convertirá en uno de los principales focos exportadores del imperio romano. Este desarrollo se deja sentir en los conjuntos anfóricos con niveles altoimperiales, donde el predominio de las ánforas béticas es casi total en la propia Bética y que únicamente es matizado en el occidente peninsular por el creciente peso de las producciones lusitanas. Una de las principales excepciones la constituye Emerita Augusta, donde las importaciones extraprovinciales alcanzan un elevado peso.

    Uno de los aspectos en los que hemos profundizado es el problema de las ánforas en las que se envasaba el vino bético, pues a pesar de la confirmación de la producción bética de Dressel 2-4 su número es muy reducido. En este sentido, ante la reducida presencia de importaciones vinarias tarraconenses, itálicas, galas y orientales que hemos constatado, nos parece justificado proponer un carácter preferentemente vinario para las ánforas Haltern 70, pues de lo contrario nos encontraríamos con que en la mayor parte de los conjuntos anfóricos de Hispania Ulterior las ánforas vinarias tendrían un escaso protagonismo, precisamente en un momento en el que el consumo de vino se generaliza.

    Con carácter general, durante el Alto Imperio el comercio se vuelve más complejo, sin que por el momento sea fácil definir los diferentes roles desempeñados por la iniciativa privada y la participación estatal, que por medio de la Annona fue adquiriendo un papel creciente en la economía. Con todo, nos parece lógico que, al contrario de lo que podría suceder con el abastecimiento a la capital imperial o al limes, donde productos como el aceite pudieron ser objeto de un mayor control estatal, los envases que encontramos repartidos por el territorio de la antigua provincia de Hispania Ulterior, quedarían al margen de la intervención de la administración imperial.

    En definitiva, esperamos que los planteamientos y las líneas interpretativas señaladas sirvan de apoyo para futuros trabajos, en los que necesariamente, una parte de nuestras interpretaciones serán refutadas, mientras que otras, quizás, puedan confirmarse. Debemos tener presente que los investigadores que intentan acercarse a la comprensión de la economía romana se enfrentan a múltiples dificultades, no siendo la menor, la escasa presencia en las fuentes clásicas, que impide su conceptualización a partir de éstas y que llevaría a Schiavone a calificar la economía romana de ¿struttura nascosta¿. De cualquier modo, no ha sido nuestro objetivo responder de manera directa a las grandes preguntas sobre la economía romana, sino realizar una aportación que, partiendo de un material inédito, pueda permitir avanzar hacia un mejor conocimiento de un marco temático, territorial y cronológico concreto, con la esperanza de suscitar nuevos interrogantes y reflexiones sobre las que seguir avanzando en la caracterización de las claves del comercio y la economía en la Antigüedad.


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