La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante y neuroinflamatoria que carece aún de una terapia claramente efectiva y cuya patogenia también presenta numerosos aspectos desconocidos. El conocimiento de nuevos mecanismos reguladores de la enfermedad es una clara prioridad para desarrollar nuevas terapias. Actualmente la encefalomielitis autoinmune experimental (EAE) representa el mejor modelo animal experimental para el estudio de la EM, y permite el análisis de vías de señalización concretas a los largo del curso de la patología implicadas en su patogenia. Una de ellas, es la mediada por el ácido lisofosfatídico (LPA), un lisofosfolípido endógeno bioactivo con receptores específicos acoplados a proteínas G, que media diferentes respuestas celulares (proliferación , supervivencia, cambios morfológicos y quimiotaxis, entre otras) y relacionado con la glia mielinizante y con mecanismo inflamatorios. Los resultados desarrollados por el grupo de investigación hasta la fecha han permitido implicar a la via mediada por LPA, a través de sus receptores específicos en los procesos neuroinflamatorios y degenerativos que tienen lugar en la EAE. Basándose en ello así como en los estudios de otros grupos de investigación el trabajo presentado en esta tesis doctoral ha pretendido trasladar dichas observaciones a la clínica y valorar la implicación de los receptores de LPA en células mononucleares de sangre periférica procedente de sujetos sanos y de pacientes con esclerosis múltiple, con y sin tratamiento terapéutico. Para ello se ha realizado PCR a tiempo real para medir el grado de expresión de los receptores LPA1 y LPA2, en dichas muestras, por ser estos los que se expresan preferentemente en dichas células. Los resultados demuestran que la expresión de dichos receptores varía según el tipo de muestra, siendo la expresión del receptor LPA1 mayor en la EM de caracter remitente-recurrente donde predominan los procesos inflamatorios, y menor en las formas clínicas donde predomina la neurodegeneración, a pesar de que aún puedan existir focos de inflamación, por lo que, parecen sugerir que el LPA a través de la expresión de su receptor LPA1, y como ocurre en los modelos animales, podría estar desempeñando un papel importante en la patogenia de la EM.
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