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Ritmo circadiano del cortisol: Aportaciones al estudio del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal

  • Autores: José María Rubio Rubio
  • Directores de la Tesis: Antonio Aznar Reig (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 1976
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 318
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • Desde la antigua interpretación antropomórfica de las enfermedades hormonales hasta la más reciente integración del funcionalismo glandular dentro del concepto de “Neuroendocrinología”, diversos jalones han escalonado los acontecimientos clínicos y bioquímicos hasta hacer de la Endocrinología una ciencia compleja, rica en posibilidades y diana de la investigación por parte de fisiólogos, bioquímicos y farmacólogos.

      Un índice fidedigno de la complejidad de las relaciones neuroendocrinas lo suponen las hormonas adrenocorticales.

      Está la glándula suprarrenal engarzada a la unidad hipotálamo-hipofisaria gracias a un exquisito control de autorregulación cibernética, con circuitos jerarquizados a distintos niveles de ordenación: Glándula suprarrenal, hipófisis y eminencia media hipotalámica. Estudios más recientes han logrado superar este nivel superior y llegan a cerrar los circuitos de autocontrol hormonal en el cerebro límbico.

      Justo en el centro de gravedad de todo este sistema en equilibrio se encuentra la hormona “princeps” de la glándula adrenal: HIDROCORTISONA o CORTISOL; su estudio y rastreo por los distinto compartimentos de nuestra economía, la comprobación de sus niveles hemáticos y el control de su comportamiento frente a agentes exógenos, stress o circunstancias fisiológicas y patológicas, ha de suponer necesariamente un índice veras, de real aplicación clínica, sobre el estado de la glándula adrenal y su capacidad de respuesta; así como un medio concreto de examinar el eje neuroendocrinológico con un parámetro seguro y constante en el complejo campo de las relaciones neurohormonales.

      Han sido muchos y muy diversos los medios que las ciencias básicas han aportado para el mejor conocimiento de este misterioso laberinto. La investigación en este campo ha precisado la urgente coordinación de ciencias médicas y paramédicas en aras de una real eficacia y hoy día, gracias a técnicas complejas como la Cromatografía gaseosa o la espectrometría de masas, podemos determinar los distintos precursores de las hormonas adrenocorticales y sus diversas vías metabólicas y degradativas; mientras que los isótopos radiactivos han supuesto para el especialista un medio rápido, cómodo y eficaz de precisar tasas de secreción, mecanismos de absorción y de conversión de las distintas hormonas adrenables.

      Últimamente se han venido multiplicando las técnicas estandarizadas y los medios diagnósticos encaminados al estudio del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y se han difundido muy diversas publicaciones en las que este tema se aborda con detalle y abundancia de medios; todo con el fin de poner en marcha una sistemática de diagnóstico cómoda y eficaz para las enfermedades de la glándula suprarrenal o los desequilibrios del eje hipotálamo-hipofisario.

      Gracias a estas determinaciones, hoy es factible concretar una base fisiológica de estructura y función en este eje neuroendocrinológico.

      Reconocido el Cortisol como centro de todo este eje neurohormonal y aceptado un ritmo de secreción para dicha hormona, hemos de considerar un sin número de agentes “sincronizadores” capaces de alterar ese ritmo si no en su significación más intima, si en su manifestación clínica. Por ellos, y en una primera parte de nuestro trabajo nos hemos planteado tres cuestiones principales:

      1) Concretar un criterio básico de interpretación del ritmo circadiano del Cortisol en nuestro propio ambiente y a este fin hemos recogido 100 sujetos normales en los que hemos buscado la manifestación clínica de este ritmo de secreción hormonal.

      2) Estudiar las alteraciones que sufre este ritmo de secreción en diversas enfermedades propias del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, comprendidos todos los niveles orgánicos del mismo. Hemos comparado este grupo con el normal buscando matices clínicos y bioquímicos estadísticamente significativos para ambos.

      3) Aceptado el ritmo circadiano del Cortisol como expresión de un equilibrio neuroendocrino que precisa la integridad de otras estructuras y sistemas ajenos al eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, nos hemos planteado la posibilidad de que afecciones o circunstancias fisiológicas de conflicto metabólico, ajenas todas ellas a dicho eje neuroendocrino, pudieran trastornar en alguna forma este ritmo circadiano bien por una acción directa sobre el propio eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, o bien sobre el propio cortisol circulante o sus caminos de degradación.

      A tal fin hemos escogido un grupo de enfermedades, apoyados por la bibliografía previa, independientemente de que en otras circunstancias pueda darse igualmente un trastorno más o menos constante del ritmo circadiano del Cortisol. Estas enfermedades son las siguientes:

      - MIXEDEMA - ESCLEROSIS RENALES - CIRROSIS HEPATICA - PSICOSIS ENDOGENAS - OBESIDAD En una segunda parte de nuestro trabajo hemos querido poner en práctica diversos test diagnósticos de afecciones propias del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal los cuales los consideramos, en principio, suficientemente demostrativos, cómodos de realizar e incruentos para el enfermo.

      Aplicamos estos test en sujetos normales y en situaciones de conflicto del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, pretendiendo comprobar sus límites clínicos y su valor auténtico como diagnosis de la patología de dicho eje.


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