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Resumen de Contribución al estudio de la absorción intestinal en el niño

Armando Romanos Lezcano

  • El estudio de la digestión-absorción intestinal en el niño es extraordinariamente complejo, tanto desde el punto de vista de la Investigación Fisiológica para como en su aplicación a los síndromes de malabsroción. Son tantos y tan diversos los mecanismos responsables de que los principios nutritivos lleguen al medio interno que es difícil llegar a una valoración precisa del curso de los acontecimientos biológicos.

    En el niño, y más aún en el niño enfermo con su inmadurez, su necesidad de adaptación y aprendizaje, su crecimiento, su labilidad, estas dificultades se hacen todavía mayores.

    Nosotros hemos estudiado 19 niños, 11 varones y 8 hembras, comprendidos entre las edades de 5 meses y 8 años. La edad media ha sido de 3 años, 2 meses y 19 días. Aunque las características del trabajo no permitan obtener conclusiones estadísticas, podemos distribuirlas como sigue:

    - Enteropatía gluten-inducida 8 - Mucoviscidosis 4 - Parálisis cerebral 1 - Shigelosis 1 - Hepatitis anictérica 1 - Amebiasis 1 - Lambliasis 1 - Falta de cuidados 1 - Diagnóstico no precisado totalmente 1 Desde el punto de vista clínico, su historia era sugestiva hacia la malabsorción: alteraciones digestivas con diarreas y heces aumentadas de peso, con frecuencia de 1 a 8 acompañándose de un cuadro de desnutrición importante. El peso de las heces fue mayor en las EGI que en las mucoviscidosis. El tratamiento lo redujo. Casi siempre (Exc. caso 12) se correspondía con los hallazgos biópsicos. No se ha registrado con unanimidad la existencia de una gran apetito como se describe habitualmente; los casos de anorexia han sido frecuentes (casos: todos excepto 9, 15, 19). La anemia, la desnutrición y el raquitismo han sido prácticamente constante. La orina (sedimento, albumina, glucosa) fue normal excepto en los casos 12 y 14, el estudio radiológico coadyuvó en la confirmación o negación del cuadro pero se precisan trabajos seriados, y mejor con cineradiográfia para poder sacar conclusiones definitivas. En los casos más intensos se encontró dilatación, gas y fragmentación anormal del contraste. La clase de este contraste también influyó en los resultados. La radiología del tórax y de muñeca informó sobre las alteraciones a este nivel aunque en los casos de mucoviscidosis los hallazgos no fueron tan definitivos como se esperaba.

    El estudio macroscópico de las haces fue siempre de gran utilidad: aspecto, pero frecuencia y olor son técnicas muy simples y muy demostrativas. En los dos casos de parasitosis, el examen en fresco fue definitivo (nº 6 y 19). Se repite las producción de síndromes de malabsorción por parasitosis intestinal, reproduciendo el cuadro de la E.G.I.

    El test de SCHWACHMANN se practicó en algunos casos y figura fotografiado en los protocolos correspondientes. Hemos descrito sus indicaciones y limitaciones anteriormente, lo cual justifica muestro hallazgo. En niños menores de 18 meses es una prueba simple que da buena información. Las curvas de sobrecarga con glucosas han sido en general planas, pero no han seguido un paralelismo riguroso con la clínica. Son conocidas sus limitaciones. Nos han sorprendido algunos niveles basales altos y otros muy bajos, sin explicación aparente.

    La curva de sobrecarga con xilosa parece ofrecer más garantía. Nos referimos a la xilosa en orina. Las determinaciones en sangre, con nuestras condiciones de trabajo tiene un valor muy discutible. Quizá una toma de sangre más elevada en volumen diera resultados más fidedignos. Nos ha sorprendido el que todos los autores la consideran como técnica fácil y simple. Efectivamente no es difícil, y nosotros la hemos realizado habitualmente pero es lenta, se precisan disoluciones altas, en sangre pipetear cantidades mínimas del sobrenadante después de centrifugar y a la hora de recoger datos en BECKMAN el ácido tiene un olor penetrante y molesto, es una prueba que requiere mucha paciencia.

    El test del lipiodol se ha mostrado como valioso auxiliar para investigar las lipasas siempre que no se pida de él más de lo que es capaz de suministrar. En tres de los cuatros casos de mucovisdosis aparición sorprendentemente plano (en relación con determinaciones anteriores), en el 4º, (nº 17) ya sea la producción de lipasas bacterianas ya sea que se trataba de una forma predominantemente pulmonar, el I apareció en orina normalmente.

    Existen discrepancias según los autores sobre el valor de los tests del SUDAN III ACETICO y el LUGOL. Nos hemos convencido aquí de que el primero es inútil aunque las grasas aparezcan muy bien teñidas en él. Respecto del LUGOL poco más podemos decir. Hoy sabemos que las “intolerancias al almidón” son inexistentes. Nuestro trabajo nos ha demostrado abundantes ejemplos de granos de almidón intra y extracelulares sin significación específica alguna. Por esta razón no se ha mencionado en la breve historia clínica de cada protocolo.

    La biopsia intestinal, aunque es una prueba mayor ha sido un medio excelente de diagnóstico, aunque hemos descrito antes sus limitaciones y su falta de especificidad. No hemos tenido ni un solo caso de las complicaciones habitualmente descritas. Seguimos la clasificación de SHINER modificada por JOS porque no hemos encontrado otra mejor. En cualquier caso, esta técnica merece por sí sola estudios independientes.

    El test del sudor ha sido el más simple, el más seguro de cuantos hemos realizado. Los niños lo soportan bien. Hemos determinado solo el Cl porque con él es suficiente.

    El pH de las heces ha dado una buena información sobre el predominio de fermentaciones o putrefacciones.

    El test terapéutico, en fin ha sido el mejor elemento diagnóstico entre todos, especialmente siguiendo el criterio de “tratar al niño u no a la diarrea”.

    Hemos presentado un trabajo sobre la absorción intestinal del niño. Después de unas breves consideraciones fisiológicas sobre lo que actualmente conocemos de la absorción normal y patológica especialmente en los casos objeto de nuestro estudio, hemos analizado algunas de las múltiples pruebas que nos acercan a un mejor reconocimiento de los procesos, presentando después el material y los métodos de trabajo seguidos (Datos clínicos, técnicas de Lipiodol, Sudan, Xilosa, Glucosa, Lugol, test de Shwachman, biopsia intestinal, test del sudor, estudio radiológico, peso, pH y bacteriología de las heces, estudio metabólico y test terapéutico), para mostrar después las conclusiones en relación con cada una de ellas. Hemos intentado ilustrar en lo posible el trabajo para así evitar un exceso de cifras. Los problemas planteados por la absorción intestinal continuarán durante muchos años ocupando al investigador y el clínico.


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