El trasplante hepático experimental cursa con importantes alteraciones metabólicas, que son analizadas con el objetivo de determinar la actividad hepática per y postoperatoria, la comparación de dos soluciones de preservación hipotérmicas, y la búsqueda de indicadores metabólicos de la viabilidad del injerto. La conclusión es que la progresiva recuperación funcional del hígado trasplantado conlleva el rápido restablecimiento de la actividad hepática. La habilidad del nuevo hígado para aclarar el acumulo plasmático de ácido láctico y amonio, así como la normalización temprana del metabolismo de los hidratos de carbono, constituyen indices fiables de su función precoz y predicen su viabilidad.
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