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Viaje al mundo de las almas: la narrativa breve de Ángeles Vicente

  • Autores: Sara Toro Ballesteros
  • Directores de la Tesis: Amelina Correa Ramón (dir. tes.), Rafael Bonilla Cerezo (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Granada ( España ) en 2013
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Andrés Soria Olmedo (presid.), Miguel Ángel García (secret.), Dolores Thion Soriano-Mollá (voc.), Ángela Ena Bordonada (voc.), Fernando García Lara (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: DIGIBUG
  • Resumen
    • Viaje al Mundo de las Almas abarca el periplo vital y literario de Ángeles Vicente García (Murcia, 19 de enero de 1878- ¿?). Murcia, Buenos Aires, Milán y Madrid resultarán los enclaves elegidos para esta travesía. La primera cobra importancia al erigirse desde 1878 en su patria chica, y la segunda se convirtió no sólo en su lugar de residencia habitual sino también en la capital del país del que obtendría la nacionalidad. Milán supuso para Vicente la vuelta a Europa y el inicio de un sugestivo intercambio epistolar con Miguel de Unamuno, que nos ayudaría a disipar la niebla de algunos aspectos biográficos, y a atestiguar tanto sus preferencias lectoras como su vinculación con el círculo de intelectuales de la revista Il Rinnovamento.

      En Italia, además de contagiarse de las ideas aperturistas del modernismo cristiano, Vicente gestaría Teresilla (1907), ópera prima cuya importancia radicaba más, en el valioso prólogo que le escribe Felipe Trigo, que en el contenido de la obra. El cabo de nuestra investigación lo apresamos, precisamente, en las palabras preliminares del autor de Las ingenuas, que nos informan de las actividades que nuestra autora desarrolló en Argentina (fundación de logias masónicas de mujeres, paseos a caballo por la Pampa, lecturas de Kardec, audiciones de Wagner y Puccini y clases de laúd y piano), así como de su intención de volver a España para formarse un estilo como novelista.

      En Madrid publicaría, además de sus novelas Teresilla (1907) y Zezé (1909) y las compilaciones de cuentos Los buitres (1908) y Sombras: cuentos psíquicos (1910), una serie de cuadros y leyendas americanas que vieron la luz en las publicaciones periódicas Blanco y Negro y El Imparcial entre 1912 y 1915. El interés de estos textos residía no sólo en sus datos etnológicos y geográficos, sino también en los testimonios históricos que se imbricaban con la ficción. Así pues, conocimos la implicación de Vicente y su marido, el jefe de policía entrerriano Cándido Elormendi, en las expediciones por la región del Chaco que organizó el general José María de Uriburu durante sus periodos gubernativos en Formosa.

      La capital madrileña también acogió el estreno, en octubre de 1915, de la adaptación del drama de Eugène Brieux y Jean Sigaux de La Déserteuse, que Vicente preparó junto a Luis Linares Becerra, y que ni público ni crítica recibieron con demasiado entusiasmo. Un año después del estrepitoso fracaso teatral, nuestra autora regresa a Buenos Aires, ciudad donde se diluyen las huellas de sus pasos. Sin embargo, en la prensa continúan apareciendo versiones de algunos de los relatos publicados en Los buitres y Sombras, así como otros relatos que se diseminaban por la prensa de la época, pero que no se recogieron en ningún volumen de cuentos.

      «La sombra que llora», último escrito conocido hasta la fecha, data de agosto de 1929 y se publicó en la revista granadina Reflejos. Sin embargo, los textos más relevantes corresponden a la segunda década del XX, pues, además de los citados cuadros y leyendas, mantuvo «De tejas hacia arriba», una columna dedicada a cuestiones relacionadas con las ciencias ocultas que publicaba el diario madrileño Excelsior. La murciana aprovechó este espacio para entrevistar al ateneísta Mario Roso de Luna, con quien compartía sus ideas respecto del espiritismo, así como su fascinación por la Teosofía, cuyo principio de solidaridad universal atraviesa el ideario narrativo de Vicente.

      El viaje hacia el conocimiento de la médula de las cosas parte de una visita previa al mundo interior o, lo que es lo mismo, para embarcar al Mundo de las Almas hay que recorrer primero el universo personal. El amor y los ojos, cuando no un combinado de ambos, fueron los transportes preferidos de nuestra autora. Las lecturas de almas a través de la mirada, que acometen los personajes enamorados de Vicente, resultan tan necesarias como las lecturas de El amor en la literatura y en los libros de Trigo o de los manuales de hipnotismo o, en última instancia, del propio acto de leer. Trigo, al igual que Vicente, confiaba en que, subvirtiendo los valores burgueses del honor y el nombre en favor del amor y la cultura, la sociedad progresaría en favor de la vida. Gran parte de esta tesis doctoral se ha dedicado a analizar las fecundas relaciones entre medicina y literatura en el cambio de siglo. Tras recopilar los relatos de Vicente dispersos en prensa y estudiar Los buitres y Sombras, nos apercibimos de que tanto los diagnósticos como los experimentos científicos de sus personajes rozaban el grotesco. La explicación es sencilla: los médicos y los científicos trataban de atender los males del espíritu con los mismos parámetros que utilizaban para atajar las enfermedades de la carne. Esta casuística dará lugar a una labilidad de fronteras risa / espanto, vida / muerte asimilable a la línea divisoria entre tinieblas y conocimiento.


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