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Resumen de Evaluación del desarrollo cognitivo y conductual en niños de la cohorte inma-granada

Rocío Pérez Lobato

  • El objetivo global planteado en este trabajo de Tesis Doctoral titulado "Evaluación del desarrollo cognitivo y conductual en niños de la cohorte INMA-Granada" ha sido, de una parte, describir de forma pormenorizada el desarrollo cognitivo y conductual de una población de niños sanos pertenecientes a la cohorte de nacimiento prospectiva INMA-Granada, seguida desde el nacimiento hasta los diez años de edad, e investigar cómo influyen sobre el neurodesarrollo de los niños la homeostasis del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides y el aporte de yodo en la dieta, investigado a través de los niveles de yodo en orina.

    Para dar respuesta al objetivo general planteado, se ha realizado una aproximación holística al estudio del neurodesarrollo infantil, considerando cuatro objetivos específicos distintos,aunque complementarios,que permiten un mayor entendimiento del desarrollo cognitivo y conductual de los niños: i) investigar la relación existente entre la yoduria individual y el funcionamiento neuropsicológico y conductual/emocional de los niños, a los 10 años de edad; ii) estudiar la asociación entre los niveles séricos de hormonas tiroideas (incluida la tiroxina libre ¿FT4- y la hormona estimulante del tiroides ¿TSH-) y el funcionamiento neuropsicológico, en función de las características de los niños y sus madres; iii) establecer la relación entre los distintos componentes de la función ejecutiva (FE) y un amplio rango de problemas de comportamiento, emocionales y de competencias en los niños de la cohorte INMA-Granada en el seguimiento de los 9 a 11 años; y, por último, v) analizar la influencia de los resultados de la evaluación neuropsicológica a los 10 años, en el curso de desarrollo de los síntomas del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) desde los 4 a los 10 años de edad.

    De forma resumida, los resultados más relevantes se exponena continuación:

    1. Los valores de HT circulantes, aun estando dentro de los límites del rango de referencia establecido para la normalidad, han permitido clasificar a la población de estudio según sus funciones cognitivas. La categorización de niños sanos de 10 años de edad, en función de los niveles de TSH y de FT4, tras controlar por las variables de confusión, distingue sub-poblaciones con diferente desarrollo y funcionamiento cognitivo. Así, presentar niveles elevados de TSH se asocia con peores puntuaciones en los test neuropsicológicos de comprensión verbal y memoria inmediata y a largo plazo. Presentar niveles elevados de FT4 se asocia con mejores resultados en los tests de atención, menor impulsividad y menor riesgo de tener peores puntuaciones de razonamiento abstracto y de cociente intelectual. Creemos que la utilización de la medida rutinaria del perfil hormonal tiroideo en el estudio longitudinal de niños sanos, en combinación con la aplicación de tests neuropsicológicos apropiados, permitirá explorar si los efectos cognitivos sutiles encontrados persisten y si éstos tienen un impacto en el rendimiento académico.

    2. Los valores de yoduria encontrados en nuestra población infantil sugieren que los niños tienen, en general, un aporte apropiado de yodo, ajustándose a lo establecido para una población yodo-suficiente. A pesar de ello, la mitad de las familias declaró no consumir sal yodada de manera habitual ¿proporción inferior a las recomendaciones de la OMS- por lo que dados los beneficios del consumo de yodo nuestro principal reto debería ser asegurar que el 90% de los hogares consuman este tipo de sal, mediante programas, cuidadosamente monitorizados, en los que participen tanto las autoridades de salud como del público en general. Estas recomendaciones se fundamentan en nuestras propias observaciones: i) los niños con una yoduria superior a 200 µg/l -criterio establecido por la OMS como más que suficiente- presentaron mejor capacidad de memoria verbal inmediata, mostrando una mayor retención de palabras durante un corto período de tiempo, además de tener un menor riesgo de presentar peores comportamientos externalizantes, en comparación con los niños situados en el grupo de referencia -niveles de yoduria de 100-199 ¿g/l-; ii) los niños con yoduria superior a 300 µg/l mostraban mayor cociente intelectual y menos problemas de comportamiento externalizantes, comparados con los niños del grupo de referencia.

    3. Los niños de nuestra población de estudio muestran una moderada prevalencia de síntomas sub-clínicos en el comportamiento, lo cual contrasta con lo esperable en una población sana. Creemos que es necesario realizar más estudios en población escolar que permitan investigar las causas y predictores de las alteraciones del desarrollo emocional y conductual, lo que nos permitiría establecer perfiles de funcionamiento, basados en variables cognitivas, de gran utilidad si se implantaran diferentes estrategias de intervención educativa. Nuestros propios resultados sugieren que: i) tras controlar por los factores de confusión establecidos, los niños con mejores resultados en los tests de función ejecutiva presentaron menores problemas de comportamiento y/o emocionales y mejores competencias, además de un menor riesgo de situarse en el grupo subclínico/clínico de comportamiento; ii) los déficits en los componentes de función ejecutiva de razonamiento abstracto, fluidez verbal e inhibición se asociaron significativamente con más problemas internalizantes -ansiedad, depresión, retraimiento y quejas somáticas-, mientras que la flexibilidad lo hizo con más problemas externalizantes -agresividad, comportamiento disruptivo-; las competencias, por su parte, se asociaron significativamente con inhibición cognitiva, flexibilidad y memoria de trabajo.

    4. Nuestros propios resultados indican la importancia de la detección temprana de síntomas de TDAH y ayudan a identificar los factores de riesgo asociados con la persistencia o empeoramiento de sus síntomas. En primer lugar, al menos un tercio de los síntomas observados en el seguimiento de los niños de la cohorte INMA-Granada, desde los 4 a los 10 años de edad, se mantiene a los 10 años, siendo el grupo de síntomas subclínicos el más prevalente. Concretamente, entre el 34 y el 41% de los síntomas subclínicos y entre el 20 y el 37% de los síntomas clínicos, persistieron en la segunda evaluación. En segundo lugar, aunque padres y profesores puntúan de manera desigual los síntomas de TDAH, refiriendo los progenitores una mayor sintomatología que los educadores, la información proporcionada por ambos informantes es coincidente en la mayor parte de los casos. En tercer lugar, el curso de desarrollo de los síntomas se asoció con el funcionamiento cognitivo, de manera que los niños en que estos síntomas se reducían presentaron mejores puntuaciones en los test neuropsicológicos para la mayoría de las funciones evaluadas, a diferencia de los que mantenían o incrementaban la sintomatología. Por último, los tres grupos de niños establecidos -mejoría, estabilidad o empeoramiento de los síntomas- mostraron diferencias significativas en las capacidades de inhibición motora y cognitiva, velocidad de procesamiento, fluidez verbal, y atención sostenida.

    5. El análisis de los resultados de este Trabajo de tesis Doctoral nos permite afirmar que las alteraciones en el neurodesarrollo infantil son la consecuencia de un conglomerado de factores biológicos, psicológicos y sociales, cuya presentación y evaluación requiere tanto de la aplicación de tests suficientemente sensibles y específicos, comode la identificación y caracterización de las diferentes exposiciones, considerando además en el análisis combinado de la exposición multifactorial, factores socioeconómicos y psicosociales.


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