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Resumen de Diversidad religiosa en el contexto migratorio andaluz: identidad, fronteras sociales y religión vivida

Rita Sobczyk

  • España es en la actualidad uno de los diez países con mayor volumen de inmigrantes internacionales en el mundo. Los profundos cambios demográficos ligados a los flujos migratorios han supuesto una profunda diversificación del panorama religioso anteriormente existente. Su estudio resulta urgente si tenemos en cuenta que en los países de inmigración de nuestro entorno geográfico la religión, con frecuencia percibida en términos estáticos y esencialistas, desempeña un papel central en la demarcación de fronteras sociales entre la población inmigrante y las sociedades receptoras (Foner y Alba 2008; Casanova 2007).

    Partiendo de la importancia de esta problemática e inscribiéndose en las tendencias científicas a nivel internacional (Levitt 2007a; Cadge y Ecklund 2007; Sheringham 2013; Ebaugh y Chafetz, Janet 2000), la presente investigación analiza la diversidad religiosa en el contexto migratorio de Andalucía. Esta tarea se realiza en dos fases. La primera esboza el panorama de las entidades evangélicas y musulmanas, ambas pertenecientes a las minorías religiosas más numerosas en la Comunidad Autónoma y en España. Esta contextualización constituye un paso previo para la fase principal de la investigación, que consiste en el estudio en profundidad de dos comunidades religiosas específicas. Con la finalidad de captar la heterogeneidad religiosa existente en Andalucía, siguiendo los criterios de la muestra diversa, se escogieron dos estudios de caso muy disímiles: los evangélicos kichwa y los musulmanes senegaleses.

    La primera parte de la investigación aporta datos básicos sobre el panorama religioso existente. Las entidades evangélicas son las más numerosas de entre todas las confesiones minoritarias, contando con 570 centros en la Comunidad Autónoma frente a las 196 organizaciones musulmanas (Observatorio del Pluralismo Religioso en España 2014a). No obstante, hay que tener en cuenta que la cifra de estas últimas es un débil reflejo del volumen real de musulmanes. Por regla general, las organizaciones de religiones minoritarias se caracterizan por una escasa visibilidad en el espacio público. La inmensa mayoría de las instituciones se mantiene a través de las aportaciones de sus miembros. En las entidades analizadas se ha observado un fuerte desarrollo de actividades que van más allá de los servicios religiosos. El funcionamiento de los centros varía desde la organización de clases de idiomas o reparto de alimentos hasta el desarrollo de ONGs. Tanto en el caso de las instituciones evangélicas como en el de las musulmanas, destaca el uso de las redes de amistad o familiares como vía principal para su expansión.

    En la segunda parte del estudio, en el análisis de la diversidad existente, pasamos desde el ámbito de las organizaciones al de la religión vivida. Los estudios de caso se centran en las maneras de definir, practicar y experimentar la religión y en su influencia en la identidad. Los resultados obtenidos contribuyen al conocimiento y comprensión de la religión en el contexto migratorio en tres vertientes principales. En primer lugar, ambos estudios de caso demuestran que los significados y prácticas religiosas pueden verse profundamente influidos por los condicionantes socio-económicos y jurídico-legales. En segundo lugar, indican que la religión tiene el potencial de convertirse en una poderosa fuente identitaria, pero aun así no tiene por qué conllevar el surgimiento de fronteras sociales claras. Finalmente, las evidencias empíricas aportadas permiten deconstruir términos como religión, musulmanes, evangélicos, senegaleses, etc., demostrando la pluralidad que se esconde detrás de estas etiquetas.

    El caso de los kichwa otavalo, una comunidad indígena proveniente del norte de Ecuador, demuestra la necesidad de ubicar el análisis de la religión en el contexto de la vida cotidiana. Entre los hallazgos, destaca el fenómeno que denominamos mediante el concepto de religiosidad segmentada. Este hace referencia a la adherencia colectiva a significados y prácticas religiosas que surgen a raíz de patrones de segregación en el mercado de empleo. Entre los kichwa otavalo evangélicos, su concentración en el nicho laboral de la venta ambulante en las ferias repercute en que su vida religiosa resulte transformada por los requisitos ocupacionales. De esta manera el ámbito religioso se convierte en un contexto más en el que se plasma el carácter segmentado del mercado de trabajo de destino. Este estudio de caso muestra además la compleja relación que puede surgir entre la religión y la dimensión étnica de la identidad. Partiendo desde el enfoque procesual, demuestra que la adherencia religiosa puede reafirmar la pertenencia étnica, pero también puede llevar a la consolidación de fronteras sociales alternativas.

    El estudio de los senegaleses musulmanes, al igual que el análisis de los kichwa, muestra significados y prácticas religiosas que difícilmente se ajustan a la imagen homogeneizadora y estereotipada de las minorías religiosas. La investigación vislumbra cómo la adherencia a una religión a nivel nominal puede esconder una pluralidad de visiones acerca de qué significa vivir como musulmán. El estudio da visibilidad a las definiciones del islam que divergen ampliamente de los discursos predominantes sobre esta religión.

    En el caso senegalés, el ámbito religioso desempeña un papel clave en el desarrollo de lo que denominamos transnacionalismo localizado. El concepto hace referencia al prolongado e intenso mantenimiento de los vínculos a través de fronteras por parte de migrantes cuyas posibilidades de participar en la movilidad transnacional son muy limitadas o inexistentes. En el contexto de las barreras legales y económicas que afectan a la mayoría de los informantes, una minoría de actores sociales, intensamente involucrados en la movilidad transnacional, contribuye al mantenimiento de lazos a través de las fronteras. Entre estos actores destacan los guías religiosos de origen que realizan giras por los destinos de inmigración senegalesa. Sus visitas no sólo promueven la reafirmación de vínculos entre los senegaleses dispersos entre diversos lugares del mundo, sino que contribuyen también al fomento de contactos con la sociedad de destino y con las autoridades locales. La participación religiosa se convierte en una manera de mantenerse conectados con el país de origen, contribuyendo paralelamente al estímulo de relaciones con la sociedad receptora.

    Finalmente, aunque es cierto que el islam constituye un importante marcador identitario, los informantes no ven a su religión como un obstáculo en las relaciones con la sociedad de acogida. No obstante, sí emergen fuentes de separación de otra índole, sobre todo jurídico-administrativas, económicas y ligadas al racismo. Las desigualdades existentes, enfrentadas parcialmente a través del tejido asociativo senegalés, constituyen una fuente de fronteras sociales de mayor relevancia que el diferencial religioso.


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