El objetivo principal de este trabajo es poner de manifiesto la actualidad del pensamiento orteguiano. Para ello, se interpreta a partir del tópico heideggeriano del "final de la filosofía" (como metafísica), y a la luz de corrientes actuales de la filosofía, en particular, de la hermenéutica.
En este sentido, el pensamiento orteguiano se presenta como un pesar alternativo a la metafísica, como un pensamiento orteguiano se presenta como un pensar alternativo a la metafísica, como un pensamiento narrativo en el que se cuestionan los supuestos implícitos en el pensamiento occidental (el intelectualismo, el optimismo y el eleatismo del ser) y en el que, a la vez, se asume que el pensamiento es un producto humano (retórico) y, por tanto, histórico, contingente. De ahí que, frente a la razón pura, la cual, al suponer que el pensar coincide con el ser fijo oculto bajo las apariencias, pretendía escrutar la realidad, Ortega proclame una razón vital e histórica, una razón más amplia que comprenda el drama de la realidad radical vida humana.
En cada una de las tres partes del trabajo (la ficción, el artificio y la narración) se argumenta que, en el pensamiento orteguiano, la orientación se da en la narración, esto es, el sentido, el ser (logos) se hace. Y es que el hombre, náufrago en la desorientación radical en que consiste su vida (la vida biológica, natural, dada), no tiene más (re)medio que construir un mundo que lo oriente, y hacerse su propia vida (vida humana). Así, para novelarse a sí mismo, el hombre novela el mundo. Pero en cada época histórica el hombre construye un mundo diferente, por lo que el ser del hombre sólo puede comprenderse narrando el drama de las diversas formas de orientación.
La razón es, pues, narrativa. Y, en conclusión, la narración resplandece como hilo conductor del pensamiento de Ortega y Gasset.
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