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El papel de la inteligencia general, la personalidad y la inteligencia emocional en el éxito profesional al inicio de la carrera

  • Autores: José Manuel de Haro García
  • Directores de la Tesis: Juan Luis Castejón Costa (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante ( España ) en 2014
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 181
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Reyes González Ramírez (presid.), Mariano García Izquierdo (secret.), Natalio Extremera Pacheco (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RUA
  • Dialnet Métricas: 2 Citas
  • Resumen
    • Al margen de la inteligencia general y los factores de personalidad, en la actualidad hay un considerable cuerpo de investigación que sugiere que la inteligencia emocional (IE), proporciona la base de las competencias sociales y emocionales que son importantes para el éxito en casi cualquier trabajo (Derksen, Kramer y Katzko, 2002; Guillén, Saris y Boyaztis, 2009; Law, Wong, y Song, 2004; Sala y Dwight, 2002).

      Las formas de conceptualizar este constructo, se han agrupado en dos modelos principales: los de habilidad (Mayer, Salovey y Caruso, 2000) y los mixtos (Bar-On, 1997; Goleman, 1998). Los primeros, definen la IE como un tipo de inteligencia, como un conjunto de habilidades para procesar la información emocional y gestionar las emociones (Mayer y Salovey, 1997). Los segundos, combinan competencias cognitivas con competencias interpersonales, habilidades sociales y otros factores disposicionales (Boyatzis, Goleman y Rhee, 2000).

      La importancia de este constructo, ha sido analizada en numerosos estudios que han mostrado su capacidad predictiva con respecto a diferentes criterios de éxito tanto académicos como profesionales (Brackett y Mayer, 2003; Côté y Miners, 2006; Brackett, Rivers y Salovey, 2011; Dulewicz, Higgs y Slaski, 2003; 2010; Lam y Kirby, 2002; Lopes, Grewal, Kadis, Gall y Salovey, 2006; Lyons y Schneider, 2005; Van der Zee, Thijs y Schakel, 2002; Van Rooy y Viswesvaran, 2004).

      Estos resultados positivos, se han obtenido tanto en estudios basados en modelos de habilidad (Daus y Ashkanasy, 2005; Lopes, Brackett, Nezlek, Schutz, Sellin y Salovey, 2004; Rossen & Kranzler, 2009), como en estudios basados en modelos mixtos de inteligencia emocional (Bar-On, Handley y Fund, 2005; Epstein, 2003), extendiéndose también su carácter predictivo a otros criterios como eficacia directiva (Boyatzis, Good y Massa, 2012; Harms y Credé, 2010; Semadar, Robins y Ferris, 2006) o a satisfacción en el trabajo (Carmeli, 2003).

      A estos resultados hay que añadir los hallazgos que han mostrado la validez incremental de la inteligencia emocional sobre la inteligencia general y los factores de personalidad a la hora de predecir resultados en el trabajo e indicadores tanto extrínsecos como intrínsecos del éxito profesional (Bastian, Burns y Nettelbeck, 2005; Iliescu, Ilie, Ispas y Ion, 2012; Law, Wong, Huang y Li, 2008; O¿Boyle, Humphrey, Pollack, Hawver y Story, 2011; Rode, Mooney, Arthaud-Day, Near, Baldwin, Rubin y Bommer, 2007).

      Sin embargo, los efectos de la inteligencia emocional sobre el éxito no parecen tener una influencia clara, simple o directa. Además, algunos hallazgos han conducido a algunos autores a concluir que la IE falla a la hora de aportar validez incremental en la predicción del desempeño o éxito profesional más allá de la inteligencia general y la personalidad (Amelang y Steinmayer, 2006; Antonakis, 2004; Barchard, 2003; Byrne, Dominick, Smither y Reilly, 2007; Joseph y Newman, 2010; Landy, 2005; Rode, Arthaud-Day, Mooney, Near, y Baldwin, 2008; Schulte, Ree y Carretta, 2004).

      Con la finalidad de comparar la capacidad de la inteligencia emocional con respecto a la inteligencia general y la personalidad a la hora de predecir el éxito profesional, llevamos a cabo el presente trabajo. Para ello, utilizamos una de las formas de reporte, basada en el modelo se Salovey y Mayer (1990) más ampliamente utilizadas, el TMMS-24, que evalúa lo que ha sido denominado por los investigadores como Inteligencia Emocional Percibida (IEP), es decir el conocimiento que tienen los individuos sobre sus emociones más que su capacidad emocional. Se incluyeron como variables de control el sexo y edad, ya que se han encontrado datos que relacionan al primero con el salario (Ng, Eby, Sorensen y Feldman, 2005; Rode et al., 2008).

      Con respecto a los criterios, nos hemos centrado en el éxito profesional, definido como el conjunto de resultados psicológicos y relacionados con el trabajo derivados de la experiencia en el trabajo (Seibert, Crant y Kraimer, 1999). Habitualmente se consideran dos tipos de medidas de éxito: extrínsecas, basadas en indicadores objetivos como el salario, e intrínsecas, basadas en indicadores subjetivos como la satisfacción con la carrera (Judge, Cable, Boudreau y Bretz, 1995).

      Este trabajo pretende realizar una aportación en la delimitación de las relaciones entre los predictores inteligencia general, factores de personalidad e inteligencia emocional y el éxito en la carrera profesional, en un momento determinante en el futuro de un profesional: el inicio de su carrera. El objetivo general de este conjunto de estudios, es analizar la contribución de la inteligencia general, la personalidad y la inteligencia emocional a la predicción del éxito profesional en el inicio de la carrera profesional.

      Para ello, se formulan los siguientes objetivos específicos:

      1. Verificar la relación entre inteligencia general y el éxito profesional al inicio de la carrera.

      2. Analizar la relación entre los factores de personalidad, y el éxito profesional al inicio de la carrera.

      3. Evaluar si la personalidad tiene validez incremental con respecto a la inteligencia general a la hora de predecir el éxito profesional al inicio de la carrera.

      4. Comprobar si la relación entre personalidad y éxito profesional al inicio de la carrera está moderada por el nivel de inteligencia general.

      5. Comprobar la relación entre las dimensiones de la inteligencia emocional percibida y el éxito profesional al inicio de la carrera.

      6. Evaluar si la inteligencia emocional tiene validez incremental con respecto a la inteligencia general a la hora de predecir el éxito profesional al inicio de la carrera.

      7. Evaluar si la inteligencia emocional tiene validez incremental, con respecto a la inteligencia general y la personalidad a la hora de predecir el éxito profesional al inicio de la carrera.

      8. Comprobar si la relación entre personalidad y éxito profesional al inicio de la carrera está mediada por la inteligencia emocional percibida.

      Se trata de una tesis por compilación de publicaciones, en la que los estudios se realizaron sobre una muestra de 130 egresados universitarios (32% varones y 68% mujeres), con 23.4 años de edad promedio y desviación típica de 4.38. Esta muestra final, que formaba parte de una muestra original de 906 estudiantes de último curso pertenecientes a distintas titulaciones correspondía a los que contestaron estar trabajando, tres años después de haber sido evaluados por primera vez (2007/2008). Se midieron como variables independientes inteligencia general (escala 3 del factor G de Cattell y Cattell), personalidad (NEO-FFI) e inteligencia emocional (TMMS-24). Los criterios utilizados fueron salario, nivel de la ocupación obtenido y satisfacción con la carrera profesional, obtenidos de las respuestas a ítems incluidos en un cuestionario de inserción profesional.

      Se trata de un diseño correlacional de tipo predictivo, en el que como técnica de análisis se emplea el procedimiento de regresión jerárquica, tomando como criterios el salario y el nivel del puesto, para examinar la contribución específica de la inteligencia emocional, más allá de los que lo hace la inteligencia general. Se realizan asimismo análisis descriptivos y de comparación de medias entre sexos. El análisis de los datos, se realizó con el paquete SPSS, versión 20.

      Como resumen de los resultados obtenidos, se encuentra que la interacción de los factores de personalidad Responsabilidad, Neuroticismo y Apertura con la inteligencia general, es la que proporciona una mayor explicación de la variabilidad del salario como criterio de éxito extrínseco al inicio de la carrera profesional. A continuación, la inteligencia emocional, es la variable que aporta validez incremental sobre la inteligencia general y personalidad, que por si solas de manera general y tomadas por separado, no se relacionan significativamente con los criterios.

      Entre los aspectos relevantes, que hacen este trabajo de interés para la comunidad científica, destacamos: el hecho de que sea la primera vez que se miden las relaciones entre las variables individuales planteadas como independientes y el éxito profesional tanto extrínseco como intrínseco al inicio de la carrera profesional (las repercusiones de los logros obtenidos en estas primeras etapas son vitales para garantizar una trayectoria profesional adecuada); estar basado en datos longitudinales de titulados egresados; e incluir tanto los efectos directos, indirectos e interacciones en los análisis para detectar nuevas asociaciones significativas para predecir los criterios de éxito.

      Como conclusión general se establece que las relaciones entre los predictores y los criterios de éxito profesional no son simples ni directas, sino complejas, admitiendo efectos indirectos, mediaciones e interacciones entre los diferentes tipos de predictores a la hora de predecir los criterios. En la determinación del tipo de relaciones, influyen el tipo de criterio, cómo se ha mostrado, por ejemplo, en las mayores correlaciones encontradas entre los factores disposicionales y los criterios de éxito subjetivos que entre estos factores y los criterios de éxito objetivos (Ng y cols., 2005), el tipo de muestras, el momento y el tipo de análisis de los datos que se hagan fruto de los objetivos perseguidos por los investigadores.

      Asímismo, de los resultados de estos trabajos, se derivan una serie de implicaciones prácticas, que permitirían afinar en los procesos de selección de personal, y servir como base para el desarrollo de acciones formativas sobre competencias socio-emocionales dirigidas a estudiantes universitarios. Entre las primeras, incluir por ejemplo, la variable IE en las pruebas de selección de personal para el acceso a puestos de titulados junior en las organizaciones, dado que esta variable no suele medirse en dichos procesos. Con respecto a las segundas, recomendamos desde aquí, incluir en los programas académicos de grado, la realización obligatoria de asignaturas que incluyan el trabajo con competencias socio-emocionales; su evaluación en la realización de proyectos multidisciplinares y la posibilidad de formar parte de programas de postgrado para profundizar en su mejora y desarrollo. Desde el punto de vista de la orientación profesional, es conveniente contemplar la evaluación de la IE a la hora de aconsejar sobre la elección de itinerarios profesionales. Para todo esto es fundamental comenzar por la concienciación y formación del profesorado en herramientas de evaluación y desarrollo de la inteligencia emocional, que sin duda contribuirá a que sean más eficaces como formadores.


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