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Determinación sérica del VIH-Ag: valor diagnóstico precoz y utilidad pronostica en pacientes con infección por VIH

  • Autores: Basilio Soto Espinosa de los Monteros
  • Directores de la Tesis: F. Andreu Kern (dir. tes.), Eduardo Lissen Otero (dir. tes.), Manuel Leal Noval (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 1989
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 117
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Ramón Pérez Cano (presid.), María Luisa Miranda Guisado (secret.), Manuel Conde Herrera (voc.), José Ramón Pérez Alvarez-Ossorio (voc.), Carlos Hernández Guio (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • En relación con la infección por VIH, exis ... Por otro lado, el relativo desconocimiento de la historia natural de la infección por VIH, hace muy difícil, si no imposible, establecer qué porcentaje de personas portadoras de anticuerpos Anti-VIH, desarrollarán SIDA y en este sentido, el VIH-Ag se ha considerado, entre otros, como un buen indicador pronóstico, y como tal, capaz de delimitar una subpoblación de mayor riesgo para el desarrollo de la enfermedad mortal. No obstante, también existen discrepancias en la literatura acerca del valor que como indicador pronóstico posee el VIH-Ag. En base a estas premisas, emprendimos nuestro trabajo con un doble objetivo: 1) Establecer el valor de la determinación de VIH-Ag en el diagnóstico precoz de la infección por VIH. 2) Establecer el valor del VIH-Ag como indicador pronóstico en la infección por VIH. Abordamos estos objetivos mediante un doble estudio, el primero de los cuales, de carácter retrospectivo, estuvo dirigido a la valoración del VIH-Ag en el diagnóstico precoz de la infección por VIH; el segundo bloque, dirigido a la evaluación del VIH-Ag como indicador pronóstico se constituyó a partir de un primer estudio transversal y otro longitudinal, de seguimiento. 1. VALOR DIAGNOSTICO PRECOZ Se incluyeron 18 personas en riesgo, y la selección se realizó de modo retrospectivo, revisando el archivo de nuestra seroteca correspondiente a los pacientes estudiados entre Enero de 1984 y Diciembre de 1988. Se establecieron dos criterios de inclusión: 1) evidencia de seroconversión para Anti-VIH, confirmada adecuadamente y 2) disponer de al menos otra muestra sérica distinta a la correspondiente a la seroconversión, obtenida previamente. El momento de la seroconversión se definió cuando se obtuvo la primera muestra reactiva para Anti-VIH analizada por EIA de segunda generación (Lab. Abbott), si dicha positividad era confirmada mediante Western Blot (Lab. Pasteur) en esa misma muestra o en la obtenida inmediatamente después. De todos los pacientes se dispuso de muestras de suero secuenciadas (un total de 49), obtenidas entre 13 meses y 10 días previos a la seroconversión. La secuencia de obtención de muestras y el número de ellas, resultaron ser muy irregulares. En todas las muestras se investigó Anti-VIH mediante un EIA de segunda generación (Lab. Abbott) y en mucha de ellas (34 de las 49 totales), también se había aplicado un EIA de primera generación (Lab. Pasteur); la confirmación de las positividades se realizó con Western Blot (Lab. Pasteur). El VIH-Ag se determinó en todas las muestras mediante un EIA (Lab. Abbott) y la confirmación se realizó mediante técnica de neutralización (Lab. Abbott). En nueve individuos se dispuso de información clínica correspondiente al periodo de la seroconversión (cinco con linfadenopatías generalizadas, tres con infección aguda por VIH y uno asintomático). En cinco de los 18 pacientes, se detectó VIH-Ag, en cuatro de ellos como marcador aislado y en uno asociado a positividad para Anti-VIH por EIA recombinante, aunque negativo por EIA convencional. En dos de los casos en que se detectó VIH-Ag, su determinación fue de gran valor diagnóstico para etiquetar etiológicamente el cuadro clínico. 2. VALOR PRONÓSTICO 2.a. Estudio transversal En este apartado se incluyeron 167 pacientes con positividad para Anti-VIH confirmada, elegidos sin ningún otro criterio definido de entre los que se controlaban periódicamente en nuestra consulta, desde Octubre de 1982 hasta Enero de 1988. Todos estos pacientes fueron sometidos a evaluación clínica y clasificados, según esta, en los estadíos clínicos de la infección por VIH establecidos por los C.D.C.. De cada uno de estos individuos se disponía de al menos una muestra sérica, extraída en el momento del diagnóstico o en fecha muy próxima a este, y todas ellas fueron analizadas para Anti-VIH mediante un EIA de segunda generación (Lab. Abbott) y confirmada por EIA confirmatorio (Lab. Abbott) y/o Western Blot (Lab. Sorin). Asimismo, se investigó VIH-Ag en todas las muestras, mediante un EIA (Lab. Abbott), con confirmación por técnica de neutralización (Lab. Abbott). De los 167 pacientes incluidos, 56 resultaron pertenecer al estadío clínico II y de ellos, el 7% presentó VIH-Ag, 69 pertenecía al estadío III presentando un 20% de ellos antigenemía; finalmente, 42 individuos estaban adscritos al estadio IV de la infección, siendo VIH-Ag positivo en el 69% de estos. 2.b. Estudio longitudinal. Se incluyeron 37 pacientes de entre todos los estudiados por nuestro Grupo desde Enero de 1982 y Enero de 1988, que cumplieron los siguientes criterios de inclusión: a) Tiempo de seguimiento de al menos 24 meses. b) Disponer de al menos tres muestras séricas obtenidas a intervalos no menores de ocho meses y conservadas mediante congelación a -20ºC. c) Positividad confirmada para Anti-VIH, antes del inicio del seguimiento, mediante técnicas adecuadas. d) Pertenencia al estadío clínico III de la infección por VIH. e) No haber seguido tratamiento con inmunomoduladores y/o fármacos antivirales. El período de seguimiento global fue de 38.2 11 meses (rango 24 a 69), siendo similar dicho periodo para los individuos que desarrollaron SIDA de 37.8 18 meses (rango 24 a 69), al de los pacientes que evolutivamente no llegaron a presentar dicha enfermedad de 38.1 10.2 meses (rango 24 a 60). Todos los pacientes fueron sometidos a evaluación clínica con revisiones periódicas. Se dispuso de un total de 167 muestras séricas con una meda de muestras por paciente de 4.4 1.8 (rango 3 a 9). La detección de Anti-VIH antes de la inclusión en el estudio se realizó por EIA de segunda generación (Lab. Abbott) y las muestras positivas se confirmaron mediante Western Blot (Lab. Sorin). A partir del inicio del seguimiento, las muestras fueron analizadas para VIH-Ag mediante EIA (Lab. Abbott) y técnica de neutralización (Lab. Abbott) para confirmación de las positividades. Los anticuerpos Anti-gp41 (Anti-ENV) y Anti-p24 (Anti-GAG) se determinaron mediante un EIA competitivo (Lab. Abbott). Adicionalmente, 28 muestras se analizaron por Western Blot (Lab. Sorin). Al comienzo del estudio seis pacientes presentaron VIH-Ag detectable y de ellos, cuatro (67%) evolucionaron a SIDA en distintos periodos de tiempo (24, 28, 50 y 69 meses). De los 31 pacientes que inicialmente fueron VIH-Ag negativos, cinco desarrollaron antigenemia a lo largo del seguimiento, evolucionando a SIDA dos (40%) a los 24 y 32 meses respectivamente; los 26 pacientes restantes permanecieron VIH-Ag negativos y ninguno (0%) desarrolló SIDA, permaneciendo estables clínicamente en estadío III de la infección. En resumen, seis de los 11 pacientes (55%) que en algún momento de su evolución presentaron antigenemia, desarrollaron SIDA; en todos los casos de SIDA (100%), el VIH-Ag fue positivo antes del establecimiento del diagnóstico. Esto contrasta con lo observado en los pacientes persistentemente negativos para el VIH-Ag, donde el diagnóstico de SIDA constituyó el 0% a todo lo largo del seguimiento. Las muestras que se analizaron por EIA competitivo, presentaron Anti-gp41 en todos los casos, mientras que los anticuerpos Anti-p24 estuvieron ausentes, a veces, durante la evolución de 12 de los 37 probandos. La ausencia de anti-p24 estuvo normalmente asociada con la presencia de VIH-Ag y viceversa. No obstante, ambos marcadores o coexistieron, o estuvieron ausentes en algunas de las muestras de diferentes individuos. Todos estos resultados demuestran que el VIH-Ag tiene utilidad en el diagnóstico precoz de la infección por VIH así como el indudable valor pronóstico que posee dicho marcador serológico. La utilidad práctica que se desprende de estas conclusiones es obvia. Por un lado, la primera de ellas puede constituir un argumento a favor, aunque no suficiente, para la determinación sistemática de VIH-Ag en los Bancos de sangre, como ya han propuesto algunos autores, o al menos, punto de partida para la realización de estudios prospectivos amplio que ayuden a clarificar esta problemática que acontece en relación con el tema del portador “oculto”. En segundo lugar, la determinación de VIH-Ag en la práctica clínica debiera estimarse, al menos, en aquellos pacientes adscritos a colectivos de riesgo con datos clínicos de sospecha de infección aguda por VIH, en los que dicho marcador puede clarificar el diagnóstico etiológico, aún cuando no se haya producido todavía, la seroconversión para anticuerpos Anti-VIH. Por otro lado, la demostración del valor pronóstico del VIH-Ag, o lo que es lo mismo, de su capacidad para delimitar subpoblaciones de alto riesgo dentro del colectivo de personas Anti-VIH positivas, puede constituir la base para la adopción de este marcador como criterio de selección de candidatos para el tratamiento antiviral.


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