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La historia de la farmacia cubana decimonónica

  • Autores: José Manuel González de la Peña Puerta
  • Directores de la Tesis: Esteban Moreno Toral (dir. tes.), Antonio Ramos Carrillo (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2016
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 437
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • La presencia española - de todos sabido hasta 1898- dotó a la isla de los organismos e instituciones que van apareciendo en España en este siglo, al menos, en lo que a la farmacia corresponde. Aunque irán llegando con una cierta demora, aun así le permitirá en esta centuria estar más avanzada que sus naciones vecinas en cuanto a los estudios universitarios propiamente dichos, la ordenación de la profesión y a otros aspectos.

      Durante este siglo, y sobre todo en su segunda mitad, hay un gran auge de la profesión farmacéutica, porque gracias al establecimiento de la Universidad comienzan a formarse farmacéuticos en la propia isla, aumentando su número y resolviéndose así los problemas de curanderismo, intrusismo profesional y escasez de farmacias, entre otros, ya que hasta entonces los farmacéuticos existentes habían venido de España o tenían que formarse fuera. Éstos ejercerán una labor sanitaria muy importante en un período marcado por conflictos. Todo va a ir paralelo a la evolución socio-económica y científica que se va ir experimentando en Cuba fundamentada en el desarrollo de la industria azucarera y que culminará con un sentimiento de nacionalidad, una antipatía hacia lo español y, finalmente, su independencia.

      La enseñanza de una disciplina experimental como es la Farmacia, necesita la presencia en todo momento del laboratorio donde el alumno pueda adquirir la destreza necesaria para realizar las distintas preparaciones que le sean requeridas. Por ello, la práctica aparece reflejada en todos los planes de estudio de Farmacia en Cuba en la época que estamos tratando, empero, al profundizar un poco en el estado de esta enseñanza, nos damos cuenta que aunque nos pudiera parecer, debido a la dotación teórica cada vez mejor de los laboratorios, de bastante calidad en apariencia, resulta ser pésima, dado que los laboratorios no están en tan buenas condiciones como cabría esperar de lo que se desprende de las relaciones de material.

      Asignaturas, entre ellas, "Práctica de operaciones farmacéuticas" (1883), donde se hace indispensable el uso del laboratorio, parece inconcebible que se pudiese enseñar, dada la precariedad de los mismos, circunstancia que fuera denunciada por el Dr. Johnson en su aludido discurso.

      El laboratorio es considerado una pieza fundamental para la enseñanza correcta de la Farmacia en la Cuba decimonónica, pero éste no está a la altura de las circunstancias, lo que conlleva una mala preparación de los alumnos que solo con el mero conocimiento teórico, no serán capaces de desempeñar su oficio, lo que generó una denuncia y protesta hacia el gobierno de la isla reclamando una mayor inversión en enseñanza, para crear así un colectivo científico bien preparado, que favorezca al desarrollo de la isla, y evitar que éstos se tengan que desplazarse a otros países buscando una mejor preparación.

      La presencia de España en la isla intentó equiparar la enseñanza a la de la península pero no se ocupó de dotarla de los recursos necesarios para una formación de buena calidad, quizás por la preocupación de controlar y hacer frente a los alzamientos independentistas con el fin de no perder, como ocurrió finalmente, su más preciada colonia de ultramar; la isla de Cuba.

      Las expediciones científicas, como la de Martín de Sessé o la del Conde de Mopox llevadas a cabo durante los últimos años del siglo XVIII constituyeron la base para el establecimiento a principios del siglo XIX del Jardín Botánico de La Habana, proveyendo de las primeras nociones botánicas sobre la flora cubana y asentando los principios para el estudio de la Botánica en la isla. Gracias al establecimiento del jardín habanero se creó una cátedra de Botánica, lo que permitió desde entonces una formación más adecuada a médicos y farmacéuticos, entre otros profesionales, en la determinación de plantas, así como en el conocimiento de sus virtudes medicinales y aplicaciones terapéuticas.

      En otro orden de ideas podemos decir que el jardín botánico jugó un importante papel en el aprendizaje y enseñanza de la Botánica en la isla, a semejanza de los establecidos en otras colonias y en la metrópoli, contribuyendo al estudió de la botánica agrícola, de tanta importancia para una industria y una economía basadas en la producción en su gran parte azucarera, además de sirvió de ornato para disfrute de los habitantes la capital. Pero lo más importante, a nuestro juicio, es que fue un centro muy vinculado a los estudios de Farmacia desde la reglamentación y ordenación de los estudios farmacéuticos en Cuba, con el objetivo de formar a profesionales farmacéuticos propios que supieran conocer y aprovechar la riqueza vegetal de la isla.

      El estudio a nivel médico farmacéutico de las plantas indígenas de la Isla, su aclimatación en el jardín botánico y el envío de semillas y de las propias plantas para cultivarlas en España, supuso un enriquecimiento del arsenal terapéutico y la Farmacopea, disminuyendo la importación de otras de otros países y poseyendo más recursos para tratar distintas afecciones.


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