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Resumen de Estudio hidrológico del balneario fuente amarga de Chiclana (Cádiz)

Carmen San José Arango

  • Desde su creación, el destino del hombre está indisociablemente unido al agua. El agua es, junto con el aire, la tierra y el fuego, uno de los cuatro elementos del cosmos real y mitológico. Pero fundamentalmente, el agua constituye el 60% de la composición del cuerpo humano. El agua participa tanto en el medio interno del hombre como en su ambiente externo; la ausencia de agua en el entorno es sinónimo de muerte y las catástrofes naturales que provoca constituyen aún hoy, en algunos países del Tercer Mundo, desgraciadamente, cotidiana experiencia.

    La pérdida de agua en el hombre se acompaña de envejecimiento de la piel, como primer exponente explícito de la involución senil habitual. El agua es, por tanto, una especie de límite, de frontera entre la vida y la muerte. Es más, el poder regenerativo del agua, se ha representado simbólicamente desde la antigüedad como una fuente de juventud que confiere la inmortalidad a sus afortunados bebedores.

    Otra de las dimensiones simbólicas que se confiere al agua y que se ha utilizado desde antiguo es su poder purificador. Este tema queda reflejado ya en la Biblia: es el diluvio purificador lo que permite la destrucción de la humanidad corrupta para el advenimiento de un hombre mejor. En el Nuevo Testamento es el bautismo de agua lo que purifica al hombre del pecado original. En definitiva, la extraordinaria riqueza de significaciones simbólicas y de representaciones que se le han conferido al agua a lo largo del tiempo, nos llevaría a tratar de muy diversos temas que nos alejarían del objetivo principal de esta Tesis.

    En estos últimos años, la Hidrología Médica está adquiriendo en nuestro país una considerable importancia. Este fenómeno de resurgimiento de la tradición balnearia en España, es debido principalmente a una vuelta en gran medida a la medicina natural, como decía SEBASTIAN KNEIPP, “a la sana razón de curar las enfermedades según los preceptos de la Naturaleza”, que se podría aplicar en nuestros días fundamentalmente a los cronicismos rebeldes a la terapia farmacológica. Como dice el profesor ROMERO VELASCO la VIX MEDICATRIX NATURE es la fuerza de la naturaleza para curar, que hace que un 50% de las enfermedades se resuelvan favorablemente por sí solas. La medicina moderna, por ello, tiende a aplicar terapéuticas no agresivas, facilitadoras del normal sistema defensivo de nuestro organismo. En este sentido, está suficientemente demostrado que la crenoterapia, sobre todo en sus aplicaciones balneoterápicas, actúa sobre el organismo favoreciendo la homeostasis endocrino metabólica y con ello contribuye a exaltar los mecanismos de defensa, equilibrio y adaptación orgánicos. El agua es el “regulador fisiológico universal” y por tanto, las curas termales constituyen una medicina profundamente natural, ya que es la aplicación de un medio que brota de las entrañas de la tierra.

    A esto, se suma el que la cura hidromineral constituye una terapia de conjunto en la que influye la climatología, el llamado ambiente balneario que se crea en los centros termales entre grupos de agüistas y la relación médico-enfermo, que es mucho más notoria en las estaciones termales que por ejemplo, en el ámbito hospitalario, donde la medicina se ha despersonalizado en gran parte. Además los efectos crenoterápicos no debemos buscarlos exclusivamente en el análisis cuantitativo y cualitativo de las aguas mineromedicinales, ya que la manera de asociarse y disociarse los elementos constitutivos del manantial parece tener tanta importancia como la cualidad misma de sus elementos minerales. Por tanto, la composición de las aguas mineromedicinales es tan compleja que no se puede repetir artificialmente en el laboratorio, ya que sus moléculas se agrupan de forma inestable, constituyendo de esta manera “el ser animado que las aguas representan, de lo que depende su acción fisiológica” según LANDOUZY.

    Pero el rasgo característico de los servicios terapéuticos de las estaciones termales nos parece, siguiendo a SCHIPPERGES (1989) que consiste en una terapéutica sistemática de conjunto. Precisamente, la medicina balnearia proporciona formas de interacción positivas terapéuticamente entre el ser humano y su entorno. Así, a través de la cura termal se conocer diversos factores terapéuticos como:

    a) Mejora de la adaptación al calor y al frío a través de la hidroterapia.

    b) Mejora de la situación inicial trófica de regulación vegetativa y hormonal a través de la reacción del organismo a estímulos tales como la balneo- y crenoterapia.

    c) Mejora de la regulación de los mecanismos corporales y del rendimiento orgánico a través de la hidrocinesiterapia.

    d) Mejora de la capacidad sedativa del individuo por la terapia de relajación que conlleva la balneación.

    e) Mejora de la regulación metabólica mediante la dieta y la alimentación sana y equilibrada.

    A esta complejidad de factores de tratamiento que tienen lugar en la cura balnearia se le une el cambio climático y ambiental al que se someten los agüistas por el mero hecho de la permanencia en un establecimiento termal y que les ofrece nuevas posibilidades de realización y reencuentro personales.

    Se suma, asimismo, a estos factores la ordenación de la vida que lleva consigo la estancia balnearia, lo que supone un cambio en la monotonía y rutina de la existencia cotidiana. Por tanto, los factores psicoterápico de la cura termal tienen su debida importancia, como veremos en el apartado correspondiente. En este sentido, en el termalismo desde una perspectiva histórica se puede considerar como dice FONTAN que “(…) el acto hidromineral es de todos los actos terapéuticos el más antiguo y el más general”. y esto no sólo se cumple en lo referente a la esfera fisiopatológica sino también en los trastornos psíquicos. Así, el uso del agua en sus diferentes formas y según sus diversas modalidades en el tratamiento de los “desórdenes del espíritu” se remontan a la más remota antigüedad. Históricamente, la hidroterapia constituye uno de los primeros procedimientos de la terapéutica del psiquismo. FOUCAULT en su “Histoire de la folie à l’âge classique” hace mención de la hidroterapia en sus cuatro medios principales: la consolidación, la purificación, la inmersión y la regulación del movimiento. Para FOCAULT su utilización en este campo es muy antigua y se remontaría a la Edad Media.


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