El declive de las poblaciones de linces en libertad ha sido una constante desde los años 50 en toda su área de distribución original, hasta al menos el año 2004. Las causas originales ¿persecución humana y escasez de conejo- no fueron atajadas por la gestión conservacionista hasta que la especie se halló en los umbrales mismos de la extinción. Las figuras de protección legal -nacionales e internacionales- aparentemente no tuvieron efecto alguno en el declive imparable de la especie hasta ese año 2004. Solo cuando esta grave situación se evidencia, se inicia un cambio en el modelo de gestión conservacionista, que obtuvo resultados "in situ" al menos hasta 2011: la reversión del declive demográfico continuo de las poblaciones fue un hecho, aunque la pérdida de diversidad genética acaecida es irrecuperables, y quizás lastre la conservación del lince en el futuro. También se implantó desde 2005 la cría en cautividad o conservación "ex situ".
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