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Resumen de La garantía de ingresos mínimos en el igualitarismo (p)redistributivo

Borja Barragué Calvo

  • No es demasiado arriesgado decir que la desigualdad es un tema que ha recibido una considerable atención en los últimos años. En el ámbito académico, economistas como T. PIKETTY (2013) o T. ATKINSON (2015), politólogos como R. PUTNAM (2015) y sociólogos como L. KENWORTHY (2014) han hecho de la desigualdad el objeto principal de estudio en sus trabajos más recientes. Es también uno de los temas que más preocupan al ciudadano medio en todo el mundo. De acuerdo con una encuesta del Pew Research Center (2014), la brecha entre ricos y pobres era un problema ¿grave¿ para la mayoría de los encuestados en los 44 países que se incluían en la encuesta y un problema ¿muy grave¿ para la mayoría de los encuestados en 28 de los 44 países. En España el 74% de los encuestados lo describieron como un problema ¿muy grave¿ ¿el mayor porcentaje entre los países desarrollados, por detrás de Grecia (84%)-. Y es también Un informe (World Economic Forum, 2014), que se elabora a partir de una encuesta a 1.767 líderes pertenecientes a la academia, la empresa, la política y las organizaciones sin ánimo de lucro situó la ¿creciente desigualdad¿ en el número 1 de las ¿Top 10 trends¿ que van a ocupar a sus expertos en los próximos 12-18 meses, por delante de temas como la perspectiva de un crecimiento sin empleo, el debilitamiento de la democracia representativa o la contaminación. El incremento de la desigualdad es un asunto que nos preocupa y además ha conseguido acceder a la agenda pública de las élites globales. ¿Por qué? ¿Por qué la desigualdad preocupa hoy a tanta gente? ¿Tiene algo que ver esta preocupación con la evolución reciente de la desigualdad en los países más ricos? ¿Cuáles son los determinantes principales de esta evolución? Éstas son las tres cuestiones que se analizan en este capítulo, en orden inverso.

    Decíamos que, en los últimos años, la desigualdad ha saltado de los departamentos de economía y filosofía política de las universidades a la agenda política. Pero la desigualdad no llevaba tanto tiempo en la agenda económica como, quizá, pueda parecernos ahora. Hace poco más de diez años R. LUCAS pensaba ¿de las tendencias que son perjudiciales para un análisis económico sólido, la más seductora y en mi opinión la más venenosa son las cuestiones distributivas [¿] El potencial para mejorar las vidas de la gente pobre encontrando distintas formas de distribuir el actual producto nacional no es nada en comparación con el aparentemente ilimitado potencial de incrementar la producción¿ (LUCAS, 2003). ¿Cómo hemos podido pasar de LUCAS a PIKETTY en poco más de diez años? A. ALESINA y D. RODRIK afirmaban en un artículo de 1994 que ¿una distinción algo tosca entre la economía y la política podría ser que la economía se interesa por aumentar el tamaño de la tarta mientras que la política se preocupa por su reparto¿ (ALESINA y RODRIK, 1994: 465). Aunque expresada de forma muy diferente, ésta es aproximadamente la misma idea de LUCAS. El pensamiento político se encarga de las cuestiones (normativas) de justicia distributiva, el análisis económico de las cuestiones (prácticas) de eficiencia: no hay nada más peligroso para un análisis económico riguroso que las cuestiones de justicia distributiva ¿porque es por aquí por donde se cuela la política en el terreno de la ciencia (económica)-.


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