La progresiva artificialización del entorno vital desde los tiempos modernos y el despliegue de nuevos medios técnicos y científicos han impactado en el cuerpo disciplinar produciendo injertos que dan lugar a una concepción revisada del hecho arquitectónico. El mundo absorto ante la maravilla tecnológica se enfrenta a la incapacidad de resolver un problema tan esencial como el habitar contemporáneo. Desde este marco de referencia, el presente trabajo de investigación se centra en la búsqueda de argumentos culturales que respondan crecientemente a la ecología y expliquen la propuesta de diseño climático a partir de la experimentación atmosférica y las relaciones que sostienen las personas dentro de sus espacios típicos. Esto es, atender a las posibles perspectivas del concepto de lo sostenible, para deducir unas tareas necesarias y constitutivas de una arquitectura comprometida con la construcción de un nuevo sistema de inmunidad.
En una época, en la que existen más posibilidades de encontrar respuestas fuera de la propia disciplina para identificar el rol qué la misma debe desempeñar, no nos queda a los arquitectos más opción posible, que movernos y trabajar en los límites, utilizando la metáfora como recurso. Desde este punto de vista, la investigación nace en base a un discurso metafórico estructurado en cinco bloques, sean lo vulnerable, lo enfermo, lo inmunológico, lo terapéutico y lo saludable, que tratarán de revelar el campo de estudios de la salud, en el que la arquitectura necesita inscribirse. Esto es una apuesta necesaria y una alianza entre conocimiento y vida para una sociedad caracterizada por instaurar un modelo del buen vivir. Si el campo de actuación de los trabajadores de la salud es el cuerpo, el campo de actuación de los arquitectos serán las relaciones entre cuerpo y envolvente, y entre envolvente y su entorno próximo. Por tanto, en la reflexión sobre las condiciones para una habitabilidad contemporánea que vaya desde la escala doméstica a la territorial, se vuelve urgente el análisis de la evolución de las enfermedades posmodernas del hombre, desde las relaciones metabólicas entre habitación humana y entorno caracterizadas por rasgos de vulnerabilidad, a unas condiciones de contorno no gestionadas desde lo político, hasta un entretiempos de mecanismos inmunológicos y terapéuticos encargados de detectar espacios propicios para el desarrollo de hábitats humanos ampliados a través de sus extensiones como espacios manifestados, ejercitados y participados para recuperar las relaciones de equilibrio entre cuerpo, ciudad y Tierra. Como dice Baudrillard, estaríamos pasando de una época defensiva a una época propositiva, que tiene como alcance máximo la formación de una coinmunidad formulada por Peter Sloterdijk a partir del imperativo ecológico de Hans Jonas.
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