En 1923 se suceden en Europa tres acontecimientos culturales trascendentales para la comprensión de la evolución de la arquitectura del siglo XX: la primera exposición de los trabajos de la Escuela Bauhaus en Weimar, la Gran Exposición de Arte en Berlín y la exposición de los arquitectos de De Stijl en la galería L¿Effort Moderne de París. En ellas se presentan los trabajos conclusivos de diez años de evolución del arte abstracto que, desde la Primera Acuarela Abstracta de Wassily Kandinsky, desarrollan Piet Mondrian y Kassimir Malevich, dando soporte conceptual a los grupos que presentan sus conclusiones en este año, el Constructivismo Ruso y los holandeses de De Stijl.
La característica diferenciadora de ambos movimientos respecto del resto de los ismos de las vanguardias de principios del siglo XX es la sistemática depuración que hacen de los elementos de la pintura, hasta alcanzar los niveles esenciales que se representan en el Cuadrado Negro de Malevich y el Cuadro I de Mondrian, y como tras alcanzar ese estado origen, abordan de forma colectiva y programada la arquitectura, aplicando sobre ella las conclusiones de su evolución teórica, y produciendo por primera vez unos proyectos arquitectónicos pensados desde los elementos abstractos, inherentes al espíritu humano, obviando los elementos propios del conocimiento del arte de construir, presentes en la reificación del pensamiento arquitectónico desde el Renacimiento.
La síntesis de los avances conceptuales de ambos grupos la realiza el artista holandés Theo van Doesburg, y se concreta en el proyecto para la Maison Particular que presenta junto al arquitecto Cornelius van Eesteren en la exposición de París. Esta obra representa el primer proyecto arquitectónico materializado íntegra y directamente desde el pensamiento abstracto, sin aplicar para su reificación el conocimiento de los elementos propios de la arquitectura.
La influencia de los conceptos contenidos en esta obra altera la evolución del pensamiento de Mies van der Rohe y Le Corbusier, unánimemente considerados junto a Frank Lloyd Wright los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX. En paralelo, los programas docentes de la Bauhaus, dirigida por Walter Gropius, recogen esta nueva forma de pensar el proyecto arquitectónico y la sistematizan para su transmisión didáctica en las Escuelas de Arquitectura.
La presentación de los datos que sostienen la tesis aporta a la historiografía una revisión global de las trayectorias de Kandinsky, Mondrian y Malevich elaborada desde una óptica unitaria de la historia, cuyo nexo de unión es la figura de Theo van Doesburg. Esto permite reconocer los paralelismos y los puntos de contacto que unifican los recorridos de dos movimientos, que fueron separados físicamente por la Primera Guerra Mundial y conceptualmente por la historiografía posterior. Esta nueva lectura permite completar aspectos no suficientemente aclarados en la línea de evolución arquitectónica que transcurre entre la publicación de los volúmenes Wasmuth de Wright en 1910, al Pabellón de Barcelona de Mies y la Villa Saboya de Le Corbusier, ambas de 1929, diecinueve años después.
El análisis de los datos aportados confirman la hipótesis de que el proyecto de Van Doesburg y Van Eesteren es una obra consciente, que recoge los avances del pensamiento de los grandes creadores de la época, y que su influencia supone una fractura en la coherencia lineal de la evolución arquitectónica. La tesis demuestra la importancia de este hecho para la eclosión definitiva de la arquitectura moderna en el siglo XX.
La conclusiones determinan que la fractura en la línea de la evolución no viene provocada por la aparición de un estilo, moda o tendencia, ni se refleja en un aspecto formal de las obras generadas a partir de este concepto, sino que supone la total transformación conceptual de la posición intelectual del arquitecto frente al proyecto arquitectónico. Al igual que gracias al abogado Kandisnky, los pintores liberaron a los elementos de la pintura de su función tradicional al servicio de la representación, y los convirtieron en elementos de expresión. Gracias al pintor Van Doesburg los arquitectos se liberaron de los elementos de la arquitectura, y pudieron reificar su pensamiento de forma directa en el proyecto arquitectónico, sin las condiciones impuestas por el conocimiento del oficio. Este hecho proporciona una libertad sin precedentes a la concepción de la arquitectura, y le permite enriquecerse con las influencias del resto de las artes, así como incidir en campos hasta ahora inexplorados.
El muro, la columna, la cornisa o la esquina, para cuyo uso se requiere conocimiento específico y cuyos términos transmiten condiciones precisas, son los elementos particulares de la arquitectura, y a través de ellos se ha reificado el pensamiento en el proyecto arquitectónico desde el Renacimiento. La línea, el plano, la proporción, el equilibrio¿ son elementos abstractos, universales, y presentes en el espíritu humano, sus términos no evocan condiciones, sino que transmiten libertad y para su manejo sólo se requiere la educación de la sensibilidad. Mediante ellos se reificará el pensamiento en el proyecto arquitectónico a partir de 1923 y hasta nuestros días.
Theo van Doesburg no sólo aporta con su proyecto las claves para que se produzca esta transformación intelectual, sino que además aporta las herramientas necesarias para desarrollarla, con su introducción de la perspectiva axonométrica como instrumento de construcción y análisis del proyecto arquitectónico.
Esta libertad en la concepción de la arquitectura viene devenida de la evolución del pensamiento y desvinculación del conocimiento derivada del advenimiento de la abstracción al arte, y mediante ella se puede justificar la transformación de la arquitectura del siglo XX, con independencia de sus circunstancias: estilo, escala, finalidad, ubicación¿ El enfoque de la tesis subvierte el enfoque crítico e historiográfico tradicional, que atribuye a Van Doesburg la paternidad de el llamado Estilo Neoplástico, al que se identifica con una serie de características formales determinadas, y en base a éstas se juzga su influencia.
La tesis no incide en la cuestión de si son las herramientas las que condicionan el pensamiento o si es éste el que busca sus herramientas para desarrollarse, pero sí plantea la pregunta para posteriores estudios. Esta pregunta cobra actualidad con la inminente implantación obligatoria de un nuevo sistema para el desarrollo de los proyectos arquitectónicos, y es: ¿cómo afectará al futuro de la arquitectura el hecho de que las nuevas herramientas BIM impongan de nuevo, como elementos básicos del diseño arquitectónico, al muro, el forjado, la cubierta, el pilar o la viga?.
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