El presente trabajo de investigación ha estudiado la teoría literaria de Pío Baroja expuesta en su obra memorialística y en su extensa producción ensayística. Pío Baroja es conocido por ser uno de los mejores novelistas de fin ales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, la mayor parte de los estudios críticos sobre el escritor vasco nos inducen a creer que debe ser considerado sólo como novelista. Sin embargo, más de la tercera parte de la enorme producción de Baroja es de prosa no ficcional. Por lo tanto, esta tesis es un acercamiento teórico a los escritos del autor vasco clasificados, dentro del marbete genológico, como géneros no ficcionales y, e n especial, centra su estudio en su labor como memoriógrafo y ensayista. El terreno literario ocupado por los géneros no ficcionales ha sido especialmente fértil, en los últimos años, para profundizar en el estudio de las interrelaciones entre ficción y realidad. Además, permite revisar la tradicional clasificación ternaria de los géneros literarios para dar cabida a un cuarto género de carácter, principalmente, argumentativo denominado por muchos teóricos de la literatura como didáctico-ensayístico. La base teórica de este género se ha estudiado mucho menos que la de otros, debido a que los textos que lo con forman han tenido un camino tortuoso hacia su consideración como literatura. Sin embargo, en la actualidad, el género argumentativo se ha convertido en un paradigma textual que pone al descubierto cuestiones muy debatidas en el terreno teórico. Nuestra atención, por lo tanto, va a ir destinada a precisar la naturaleza de estos textos no ficcionales que se valen de la palabra para exponer conocimientos o doctrinas con voluntad de estilo. La obra barojiana, inserta dentro de la atmósfera modernista que respiraban los países europeos a principios del siglo XX, contiene muchos pasajes de tipo ensayístico y es considerada unánimemente por los críticos como intensamente autobiográfica. De esta forma, en este estudio se aborda principalmente la problemática de géneros como el ensayo y otras formas afines que acampan en el denominado espacio autobiográfico. Dichos tex tos se incluyen dentro de lo que se conoce como literatura del yo, aunque, la mayoría de las veces, abarcan no sólo las vivencias y opiniones del individuo sino, también, el ambiente que a este rodea. Por ejemplo, las memorias de Baroja, tituladas Desde la última vuelta del camino, expresan la vida y las ideas personales del escritor pero, además, se constituyen en u n documento verídico inestimable de la España de su tiempo. Baroja es considerado como el introductor de nuevos pensamientos en una sociedad tachada de decadente, retrógrada y en franco deterioro, que le hace crear una obra hija del tiempo que le to cóvivir y que refleja el ambiente político, social, cultural y literario de la España de finales del siglo XIX y principios del XX. Partimos de una distinción ya clásica en los estudios genológicos: la que establece una diferencia entre los géneros históricos y los géneros teóricos o naturales. Nuestra postura teórica en este trabajo toma en cuenta las dos perspectivas, pues entiende que sólo así se podrán reconocer, en las estructuras reales de los textos históricos, las propiedades esenciales del género. Este, por una parte, es estructura de la obra misma, un esquema ideal que sirve de cauce de comunicación por el que una nueva idea o vivencia llega a hacerse inteligible; por otra, es vehículo de comparación con las demás obras de su época y de las de toda la historia literaria. Esa estructura común resultante se llama género. Parece que no debe caber duda acerca de que el estudio de los géneros literarios es una encrucijada privilegiada para otear los problemas de la teoría de la literatura, que atiende, a la vez, a la creación individual, al componente lingüístico y al factor social. Un género, literario o no, no e s otra cosa que una codificación de propiedades discursivas. El género es el lugar de encuentro de la poética general y de la historia literaria. Si la literatura funciona como un discurso social, ha de contar con instituciones que la fundamenten y una de ellas es, indefectiblemente, la teoría de los géneros; huella donde se pueden rastrear los orígenes de esa necesidad 3 antropológica por lo bello y que permite continuar, sin margen de error, por el camino que intenta desvelar la esencia de las cosas, su espíritu.
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