El capítulo 1 se deriva una especificación econométrica de datos de panel que relaciona los diferentes factores que explican el patrón de crecimiento económico en España en el periodo 1989-2010. El crecimiento del PIB per cápita (PIBpc) en España hasta la crisis de 2008 se caracterizó por una fuerte creación de empleo y el estancamiento de la productividad. A diferencia de otros países europeos, España no ha experimentado un fenómeno de intensificación del capital con aumento de la productividad, ya que el fuerte crecimiento del PIBpc en España fue más bien un crecimiento de tipo extensivo, principalmente basado en un proceso de ampliación de capital. Después de la crisis, la situación se revirtió drásticamente con aumento de la productividad debido a una contracción brutal del empleo. El capítulo 2 analiza los principales rasgos que caracterizan el desarrollo regional en España desde la puesta en marcha de la Política Europea de Cohesión (1989) hasta la actualidad. Durante los últimos veinte años, España ha destacado por un rápido crecimiento de la renta per cápita, acumulación de capital y creación de empleo. Sin embargo, el fenómeno estructural más importante de fuerte crecimiento de la economía española, especialmente en la década 1998-2007, fue el limitado crecimiento en términos de producción por trabajador y la productividad total de los factores (PTF), y en combinación con los aumentos salariales ha llevado a una pérdida de competitividad de España a nivel mundial y dentro tanto a la UE. El capítulo 3 presenta los principales aspectos del papel y las funciones de las inversiones en infraestructura de las políticas de la UE. El enfoque se centra en la política de cohesión económica y social, pero también considera la red de transporte, especialmente la transeuropea (RTE) y la política europea de transportes. Las inversiones en proyectos de infraestructura de transporte y servicios públicos (telecomunicaciones, energía, agua, saneamiento...) juegan un papel importante en la política de desarrollo regional, básicamente financiado por los Fondos FEDER en los países menos desarrollados del sur de Europa (Grecia, España y Portugal). La unificación del mercado interior llevó a la nueva política de cohesión económica y social concebida como una política de inversión dirigida a reducir las disparidades en el crecimiento en las regiones menos desarrolladas. Las prioridades en los proyectos de infraestructura y de transporte han evolucionado al mismo tiempo que los diferentes ampliación político de la Unión. Se ha elogiado y criticado el papel de la inversión en infraestructuras de transporte dentro de la política de cohesión europea, pero conserva una importancia considerable en la inversión en las regiones menos desarrolladas y de la RTE-T.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados