El uso de sustancias fotosensibilizantes y exposición solar posterior para el tratamiento de enfermedades dermatológicas data del antiguo Egipto y la antigua Grecia. Este concepto, generalmente conocido como fotoquimioterapia es aplicable a la Terapia Fotodinámica (TFD), cuyo principio básico radica en la captación selectiva de un fotosensibilizante por un tejido neoplásico y la destrucción de este tejido tras la aplicación de una irradiación subsiguiente. En Europa la TFD generalizó su uso a partir de 2005, y actualmente está aprobada para el tratamiento de las queratosis actínicas, carcinoma basocelular superficial y nodular y la enfermedad de Bowen. Y se están realizando estudios para tratar de evaluar su eficacia en otras dermatosis tumorales, inflamatorias e infecciosas. Las Queratosis Actínicas, debido a la alta exposición solar en nuestro medio, por motivos de trabajo, cultural o modas sociales, son una de las patologías más frecuentes en la consulta del dermatólogo, con una incidencia en continuo aumento a medida que se incrementa la exposición solar y la edad media de supervivencia de la población.Existen múltiples tratamientos como los retinoides, el 5-fluoracilo, el diclofenaco, el imiquimod y la exéresis quirúrgica. Pero no sólo se trata de eliminar las lesiones existentes sino de tratar también la piel perilesional que está igualmente fotoenvejecida y evitar así el desarrollo de recidivas y de nuevas lesiones, y en este sentido la TFD ha demostrado más eficacia que las otras terapias, incluso con menor coste económico que los tratamientos tópicos referidos anteriormente. Es una modalidad terapéutica nueva, eficaz, segura, con buena tolerancia para el tratamiento de algunas lesiones oncológicas cutáneas y para otras dermatosis inflamatorias en manos de dermatólogos capacitados. Tiene un futuro prometedor y se requiere de más experiencia clínica para establecer protocolos terapéuticos que permitan aumentar su efectividad y seguridad. Actualmente en España, el fotosensibilizante más utilizado es el metil-éster del 5- aminolevulinato (MAL) que tras un período de incubación en el tejido a tratar de 3 horas y posterior exposición a una lámpara de luz roja de 635nm produce la destrucción de las células dianas con mínima afectación de las sanas. La metabolización del sensibilizante por el tejido durante la incubación, desencadena un acúmulo de protoporfirina IX en las células dando lugar a la emisión de fluorescencia roja. Existen diferencias entre la intensidad de fluorescencia emitida por las lesiones y la intensidad del dolor al realizar la técnica para cada paciente, a pesar de aplicarse el mismo producto durante el mismo tiempo y exponerse a la misma intensidad de luz. Parece que esto tendría una significación a la hora de la respuesta terapéutica, aunque esto no ha sido demostrado aún, sobre todo la relación con el dolor. En este trabajo queríamos comprobar si existe una relación positiva entre la emisión de fluorescencia del tratamiento, la intensidad del dolor y la respuesta terapéutica, es decir, si a mayor intensidad de fluorescencia, mayor dolor durante la realización de la técnica, y mayor eficacia al final del tratamiento. Para ello, se han recogido una serie de datos a 50 pacientes a los que se le realizaron dos ciclos de TFD, entre los que destacamos, la intensidad del dolor durante la realización de la terapia, la intensidad de la fluorescencia emitida por los tejidos tratados, la localización de las lesiones, sexo, edad, fototipo Fitzpatrick y respuesta terapéutica. Tras analizar los datos con el programa estadístico IBM SPSS 22.0 para Windows, obtenemos las siguientes conclusiones: 1º.- La TFD es un tratamiento eficaz y bien tolerado para las queratosis actínicas. Necesitando un mínimo de dos sesiones para obtener casos de curación del área tratada. 2º.- Parece existir una tendencia positiva entre el grado de afectación previo al tratamiento, la intensidad de la fluorescencia emitida por la zona a tratar previa a la exposición con la luz roja y la intensidad del dolor producido durante la técnica. 3º.- No hemos encontrado relación en nuestra muestra, entre la intensidad del dolor que experimenta el paciente al realizar la TFD y la respuesta terapéutica. 4º.- No hemos encontrado relación estadísticamente significativa entre el fototipo Fitzpatrick y la respuesta terapéutica a la TFD. Tampoco se ha observado influencia del fototipo Fitzpatrick en los datos demográficos y epidemiológicos de la muestra, ni relación con la intensidad del dolor. Somos conscientes de las limitaciones de nuestro trabajo y de los posibles sesgos de selección y confusión. Pero consideramos nuestros hallazgos interesantes y esperamos que sean el inicio de más estudios sobre esta terapia en nuestra zona geográfica.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados