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Resumen de Gestión del conocimiento tradicional como recurso patrimonial activo, en la función cultural y ambiental del territorio

Catherine Sylvia Rosas Bustos

  • Cuando nos enfrentamos a la definici&oac ute;n de una forma de gestión para los conocimientos tradicionales de las comunidades, nos disponemos frente a una unidad material patrimonial que tiene gran alcance en la formación y fundamento cultural de las comunidades, pues “El conocimiento local e indígena alude a los cuerpos de conocimientos, prácticas y representaciones, de naturaleza acumulativa y compleja, preservados y desarrollados por pueblos con extensas historias de interacción con el medio ambiente natural.” Existe también otra definición planteada por Toledo (2005), citado por Cárdenas, donde plantea que los conocimientos tradicionales están " conformado por las creencias (cosmos), el sistema de conocimientos (corpus) y el conjunto de prácticas productivas (praxis) que hacen posible comprender cabalmente las relaciones que se establecen en el uso o manejo de la naturaleza por parte de las comunidades campesinas en sus procesos de producción agropecuaria desde los cuales se configuran sus territorios” . Aludiendo a esta ultima definición base, este material patrimonial se nos presenta como una creencia por lo cual manifiesta los anhelos de la comunidad, su forma de valorar y significar su entorno, determina un cuerpo que tiene un desarrollo y continuidad en el conocer desde la propia cultura, determinando finalmente una práctica y propias voluntad en el hacer. El espectro de implementación que presenta el conocimiento tradicional nos otorga un potencial material a gestionar, considerando un aporte posible a la continuidad del ser y el permanecer de una comunidad desde sus propias bases culturales. Por lo cual la gestión debería poner en sus manos a este conocimiento como un recurso, dando continuidad a su expresión cultural y ambiental en el territorio. Activar este patrimonio con el objetivo de patrimonializarlo, requiere formular una estrategia operativa y pertinente, que responda a un contexto, a cada realidad. La estrategia que logra el accionamiento en una gestión es según su definición el "hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera."37 Esto nos propone como definición, considerar en la gestión de patrimonio, el ejercicio de tener claro en “si”, cual es el sentido del logro que se quiere llevar a puerto. Al enfrentarnos a la realidad general de nuestra Latinoamérica, dentro de su contexto cultural, social y económico, nos significa generar una inversión, que acuda siempre a la subsistencia de sus comunidades, desde su propia condición. Esto se propone como tenor al proceso de patrimonialización, siendo necesario aportar a la búsqueda de las herramientas necesarias para incorporarlo a las posibilidades de sustentabilidad del pueblo al cual le pertenece.

    Pero esta consideración sobre una implicación en la subsistencia, sustentabilidad y generación de recurso, deben situarse con un ofrecimiento frente al contexto, donde "los procesos de globalización actuales, sobre todo a nivel de países periféricos, el desarrollo ha sido y sigue siendo medido y evaluado principalmente en términos de crecimiento económico y acumulación de riqueza, lo cual refleja solamente la evolución de un componente de las condiciones sociales (el de los aspectos económicos y financieros), dejando de lado, entre otros aspectos, los relacionados con el desarrollo y bienestar humano, así como la evolución de las condiciones naturales de la jurisdicción analizada. " En el sentido de querer posicionar a un patrimonio como un recurso para la comunidad, se debe considerar un doble ejercicio que contenga la implementación que articula el beneficio desde el hombre local y los potenciales valores que tenga respecto a las distintas escalas de conexión, que dan cuantía operativa a estos conocimientos dentro del sistema de globalización, desde el nuevo paradigma de redes y de sociedad del conocimiento. El cual que aparece hoy como estructura donde ocurren los intercambios. Su aporte al sistema general es considerable si se mide desde esta nueva perspectiva de red, que todo los involucra e integra, siendo capaz de aportar al nuevo cambio y definición de paradigma de la sociedad del conocimiento. Donde, la "añeja experiencia de los pueblos indígenas como operadores de los ecosistemas contiene una energía social importante para frenar el deterioro social, cultural y ambiental en los procesos de globalización tal como se presentan en la actualidad." Por lo cual este patrimonio como energía, debido a su potencial debe estar implementado en la forma de gestión propuesta para este patrimonio, aportando como ejercicio de un hacer más equitativo, en el proceso de ratificación como recurso para las comunidades rurales e indígenas. En este contexto la comunidad latinoamericana, no está consciente aun, que en el momento de nacer ya cuenta con un recurso para su desarrollo, el que está en las bases de su cultura y en todas las herramientas que ha creado para la comprensión de su territorio. Esto ha aportado a que el fenómeno de la migración y desplazamientos de sus localidades de origen hacia centros urbanos, se haya sostenido en el tiempo, en búsqueda de mejorar su calidad de vida y optar a mejores condiciones para su subsistencia.

    Esta deslocalización, requiere que la gestión del conocimiento tradicional como patrimonio, tenga que aportar a la capitalización de la experiencia de las comunidades para un desarrollo local desde su propia forma de ser y conocer.

    Comprendiendo que en la propuesta se debe aportar con sinergias para un crecimiento que conciba una interpretación activa y una estrategia de gestión patrimonial del conocimiento tradicional como una oportunidad de validar una estrategia en acción, que de operatividad al "saber". Específicamente como un recurso y fundamento del desarrollo territorial comunitario, para recuperar su lugaridad y reparar la necesidad de reconexión equitativa con un sistema global, que no ha respetado las condiciones propias de las comunidades rurales e indígenas pertinentes a cada localidad. Debiendo romper con la sigla universal que se expone, en una entrevista, al semiólogo Walter Mignolo, “lo que es bueno para mí es bueno para Texas, y lo que es bueno para Texas es bueno para Estados Unidos, y lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para el mundo”, esa definición se debe cambiar como el plantea, debiendo reemplazarla con el “construir una sociedad de colaboración de verdades entre paréntesis” donde existe “la pluriunversalidad con distintas verdades entre paréntesis” , las que deben dialogar desde lo que requieren y lo que se pueden complementar mutuamente. Proponer un dialogo pluriuniversal entre culturas, debe responder también al contexto especifico de cada verdad cultural, al determinar la estrategia de gestión para la naturaleza real de cada patrimonio, pues en la búsqueda de actualizar en términos de la cultura donde se aplica el concepto y sus implicancias, debemos asegurarnos que la gestión de este patrimonio entregue estrategias en planeamientos urbanos, territoriales y de desarrollo, que aporte al fundamento de inversión en la activación del espacio, para una habitar integral, que involucre desde su concepción, a la cultura con el ambiente en una unidad, pues es este un requerimiento perentorio. Pues a esto se refiere el arqueólogo Uruguayo José López Mazz, respecto a la realidad de su país, donde aclara que “este es un debate necesario. No se puede separar la cultura del ambiente y gestionarlas de forma separada. Algunas personas sostuvieron conceptos teóricos equivocados que arrastraron al Estado a cosas erradas. Como el Decreto Reglamentario de la Ley de Medio Ambiente, que prioriza elementos dentro de esta ley. Un decreto no tiene la potestad de priorizar. Y si la ley enumera ecosistemas, también habla de los bienes culturales. Los técnicos de medio ambiente del gobierno anterior y de éste, que pactaron, tienen que revisar este decreto. El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente debe hacerse cargo de los bienes culturales que están dentro de las áreas protegidas.”.

    Esa condición de cambio en la estrategia gubernamental en Latinoamérica, puede generar la recuperación del patrimonio y su fundamento, en los espacios hoy olvidados en la falta de inversiones y participación concreta de estos, en la planificación para el desarrollo de sus territorios. Específicamente en lo que comprende la formulación de una estrategia para la regeneración y activación de los tejidos del territorio, que guardan significación con el sentido cultural de las comunidades que se encuentran desconectadas del sistema de intercambio y desarrollo de su papel totalizador de toda escala. Pues como podemos ver en América del sur, al acercarnos nuevamente a la realidad de un país como Chile, que no cuenta con un organismo gubernamental, que proponga estrategias o una planificación “específica” en la gestión cultural y patrimonial. Pues actualmente, las instituciones administrativas gubernamentales con que se cuentan en la materia del patrimonio son, el Consejo de Monumentos Nacionales (CNM), que es un estamento gubernamental que determina formas de protección, formatos para clasificaciones del patrimonio y pertinencias en la legislación, no teniendo ninguna injerencia en la gestión del patrimonio identificado y cautelado por su parte. También existe el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), que es un organismo estatal quien entrega fondos para el desarrollo cultural del país, conteniendo solo políticas regionales de cultura que son generales. Pues no potencializan los valores particulares de cada patrimonio en su naturaleza, otorgando fondos a cada idea de proyecto sin un desarrollo estratégico sistémico, ya que cada proyecto no se hace parte de un gran plan entendido como aplicación de energía sobre un territorio, ni es consciente de la necesidad de este.


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