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Resumen de Arquitectura defensiva en las fronteras del Reino de Sevilla durante la Baja Edad Media: implantación territorial de las fortificaciones y análisis de la banda morisca

Juan Francisco Molina Rozalem

  • La presente tesis doctoral aborda el sistema defensivo que tuvo que acometer el reino de Sevilla durante la Baja Edad Media, tras su incorporación a Castilla. La apresurada conquista del valle del Guadalquivir durante la primera mitad del siglo XIII, trajo consigo la creación de una doble frontera: por un lado la que hacía frente al tradicional enemigo durante siglos, el poder musulmán, ya arrinconado en torno al reino de Granada, por el otro una frontera más peligrosa si cabe, frente al reino de Portugal, que además de tener su reconquista completada buscaba nuevos terrenos que ganar y contaba con el mismo apoyo que Castilla en la Europa cristiana.

    Es por ello que, ya desde la reconquista, Fernando III concede a la ciudad un gigantesco alfoz con una numerosa dotación de fortificaciones, torres y castillos para proteger las posibles incursiones enemigas en los campos y la propia ciudad. Será el Concejo, creado por los propios reyes, el encargado de mantener, modernizar y extender esta red defensiva que iba desde la sierra de Huelva hasta la serranía de Ronda.

    El esfuerzo constructivo durante esta época será importante, detectándose periodos concretos (primera mitad del siglo XIV) en los que el Concejo hispalense se involucra en auténticos programas edificatorios regidos por unos criterios que nos hacen pensar en una verdadera normalización de la construcción. Este es el aspecto en el que ha incidido principalmente esta investigación, analizando factores comunes que nos han permitido detectar unas redes defensivas que fueron proyectadas teniendo unos criterios comunes y obedeciendo a una planificación previa. El análisis ha dado lugar incluso a tipologías.

    A través del estudio histórico y arquitectónico se ha podido constatar la imposición de un auténtico programa constructivo, que afectaba al menos a dieciséis fortificaciones. Encabezado por el concejo hispalense, respaldado por la monarquía y secundado por la nobleza, debió requerir un enorme esfuerzo de logística para la época y los medios disponibles en ese ámbito. El análisis dimensional y metrológico refuerzan además esta conclusión, pues este tipo de arquitectura defensiva lleva asociado, como intrínseco del propio tipo, un esquema formal, geométrico y métrico específico.

    Por otro lado hay otro factor abordado en la tesis que alude a la implantación territorial de dos "redes defensivas" coetáneas, cercanas geográficamente y construidas por la misma administración, que sin embargo responden a tipos diferentes. De un lado la Banda Morisca que pretende el control y defensa de las tierras del sur del reino, las que limitan con los territorios nazaríes. Se basa en fortificaciones menores que plantean el control más que la defensa, mediante torres vigías que se comunican visualmente para dar señal y alarma en caso de razias enemigas. De otro la Banda Gallega, que pretende ser freno a las previsibles incursiones del ejército y población portuguesa, necesitados de más territorios que colonizar. Además esta última línea fronteriza también debe contener a las órdenes militares que extienden sus dominios por la actual Extremadura y tienen privilegios y leyes propios, ajenos a las Ordenanzas Reales.


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