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La fotografía periodística de Ricardo: memoria gráfica de Córdoba (Diario Córdoba, 1941-1975)

  • Autores: María del Mar Rodríguez Vacas
  • Directores de la Tesis: Angeles Fernández-Barrero (dir. tes.), Antonio Ramos Espejo (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2012
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 1481
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Antonio Barragán Moriana (presid.), Antonio Checa Godoy (secret.), José Manuel Cuenca Toribio (voc.), Juan Francisco Gutiérrez Lozano (voc.), María José Ruiz Acosta (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • Si existe algún motivo por el que la ciudad de Córdoba es mundialmente conocida, sin duda, es por su historia desde que surgieron los primeros asentamientos prerromanos en las colinas de lo que en la actualidad se conoce como Parque Cruz Conde, junto al río Guadalquivir. Hoy por hoy, la ciudad ha crecido junto a su pueblo, gracias al que se puede tener cierto conocimiento de lo que ocurría hace siglos y de cómo se forjaban los acontecimientos que han definido la Historia.

      Antes, bastaba con los escritos de los testigos. Después, surgieron las actas notariales y los documentos institucionales. Por último, llegó la prensa. Con ella, los sucesos cotidianos de cada pueblo o ciudad pasaron a formar parte de su historia. Sin embargo, según la autora Giséle Freund, la auténtica revolución llegó en el siglo XIX, cuando comenzaron a publicarse las primeras fotografías junto a la información. Ya no era suficiente con escribir lo que ocurría. Ni siquiera le valía al exigente público que un dibujante captase los momentos más impactantes con su lápiz y los reprodujese en forma de grabados. La fotografía se hizo protagonista y el fotógrafo se convirtió en un profesional imprescindible. Los lectores ampliaban con las instantáneas sus conocimientos. De esta manera, nació el Fotoperiodismo.

      Estudios recientes demuestran la importancia de la fotografía dentro de la prensa. Concretamente, en la obra 21 Lecciones de Reporterismo puede leerse que el trabajo denominado Eyes on the news �desarrollado por el Pointer Institute for Media Studies- pone de manifiesto que los lectores de los diarios miran, por este orden, las fotos en color, los titulares, los sumarios y las noticias breves. 21 Lecciones de Reporterismo indica, asimismo, que el trabajo del Pointer Institute for Media Studies �llegó también a la conclusión de que mucha gente sólo repasa el periódico mirando los titulares, gráficos y fotos y que leen muy pocas de las noticias que se van encontrando�. Y añade: �Captar la atención del lector es una cuestión de mezcla de aspectos gráficos y de texto. Pero la importancia de los gráficos es tal que ya son varios los periódicos que tienen reporteros gráficos�.

      El profesor Antonio López Hidalgo, en su obra Las entrevistas periodísticas de José María Carretero, apunta la necesidad de que géneros periodísticos como la entrevista, el reportaje o la crónica se vean ilustrados por una fotografía, con el objetivo de �demostrar, complementar o testimoniar la veracidad de los hechos que se narran�.

      De ahí la importancia de este trabajo, con el que se ha pretendido analizar una parte fundamental de la historia gráfica de Córdoba a través de la obra de Ricardo Rodríguez Sánchez Ricardo, reportero gráfico a sueldo del periódico de la época, Córdoba, nacido en plena posguerra como diario perteneciente a la Cadena de Prensa del Movimiento. Este rotativo cordobés -el único que da cuenta de lo que acontece en la provincia en aquellos difíciles años es un periódico adelantado a su tiempo por contar con un redactor gráfico propio.

      Con esta investigación pretendemos rescatar la figura de Ricardo como reportero gráfico local y provincial y analizar su trabajo fotográfico publicado en las páginas del diario Córdoba. Nuestro estudio nos servirá, además, para reconstruir gran parte de la historia del Fotoperiodismo cordobés de la posguerra y la dictadura, siempre a través del estudio de la figura de este fotoperiodista. Gracias al archivo de las instantáneas tomadas por Ricardo podemos acceder hoy a la memoria gráfica de la ciudad, dado que el reportero gráfico pone a disposición del lector pequeños detalles que describen a la perfección lugares, gentes y costumbres de una Córdoba perdida en el siglo XX. Su trabajo representa una contribución de primer orden para la conservación de la memoria gráfica de la ciudad.

      Pese al papel desempeñado por Ricardo entre los años 1941 y 1975, no se han publicado hasta el momento estudios monográficos completos sobre la figura y el trabajo de este personaje cordobés, aunque se han publicado recopilaciones parciales de algunas de sus instantáneas, como por ejemplo, las muestras fotográficas que se han expuesto a lo largo de su carrera profesional y después de su fallecimiento en 2003, relativas a diversos aspectos de su amplio trabajo publicado y privado, en las que Ricardo aparece bien como único autor, bien compartiendo cartel con otros compañeros. En su gran mayoría organizadas por el Ayuntamiento de Córdoba y la entidad de bancaria BBK-Cajasur �propietaria de su archivo personal desde los años 80-, podemos destacar Córdoba entre dos siglos, en 1995, muestra en la que se presentó un recorrido por la historia fotográfica de la ciudad desde 1862 hasta 1979 y en la que Ricardo comparte sala con otros reporteros. Asimismo, su pasión por los toros y su amistad con Manolete se resuelven en dos exposiciones separadas por 10 años. Instantes de Manolete, en 1997, que reúne obras de diversos fotógrafos, aunque es Ricardo quién logra descubrir el perfil más personal e íntimo del torero. En 2007 Ricardo toma protagonismo en solitario con la muestra Intimidad. Manolete a través de la cámara de Ricardo, 103 fotografías en las que podemos conocer a un Manolete cercano y familiar.

      Sin embargo, y a pesar de estas publicaciones, no existe ninguna investigación que aborde de manera monográfica la figura de Ricardo y de su legado fotoperiodístico. Esta circunstancia, unida a la escasa existencia de referencias bibliográficas relativas a Ricardo y a su trabajo como redactor gráfico a sueldo del diario Córdoba, llevan directamente a pensar en la necesidad de realizar un estudio detallado de su trabajo como periodista gráfico en los años centrales del siglo XX y focalizado en una ciudad de tamaño medio como Córdoba.

      De igual modo, no son muchas las obras que se hacen eco del nombre de este reportero gráfico, aunque las escasas referencias dispersas en la bibliografía inciden en su profesionalidad y su labor en los difíciles años de la posguerra, entre otros aspectos. Así las cosas, Publio López Mondéjar señala: �Entre los más atractivos reporteros de la prensa española (Pérez de Rosas, Brangulí, Joaquín María Domínguez...) destaca un grupo anexo y heterogéneo de profesionales que cubrieron la información gráfica en los primeros años de la posguerra. En Córdoba destaca la labor de Ricardo Rodríguez, Francisco Martínez Framar y Ladislao Rodríguez�. Deja claro este autor que �el trabajo de estos reporteros apenas tuvo interés lastrado por la censura y la rutina oficialista de la dictadura, aunque algunas imágenes cobran cierta importancia�, y añade: �En ese contexto, alcanzó cierto nivel el reportaje taurino, gracias a la incorporación de las figuras más representativas de la anteguerra. A ellos se unieron los grandes reporteros surgidos en la época de Manolete. El periodismo deportivo alcanzó también un notable nivel�. Y en estosámbitos es donde mejor se desenvuelve Ricardo. Domina la fotografía taurina y la deportiva, aunque también trabaja la oficialista y costumbrista.

      Por su parte, la obra Córdoba entre dos siglos imprime relevancia a los reporteros locales como autores de los �magníficos álbumes que recogen la vida oficial de las sucesivas corporaciones cordobesas a partir de la década de los cuarenta�, mientras apunta: �Tras la contienda civil, el reportaje gráfico va a estar cubierto por tres figuras señeras, auténticos notarios de la historia cordobesa de los duros años de la posguerra. Se trata, naturalmente, de Ricardo Rodríguez Ricardo, de Francisco Martínez Framar y de Ladislao Rodríguez Ladis, que crearán una auténtica escuela de reporteros en nuestra ciudad�.

      Con cierta frecuencia, la Obra Social y Cultural de la entidad de ahorro BBK-Cajasur hace posible que algunas de las fotografías tomadas por Ricardo vean la luz, como ya hemos indicado. Son las correspondientes a la colección personal del fotógrafo. Córdoba hace lo propio. Aprovecha el enorme valor de su archivo fotográfico para argumentar algunos de sus reportajes y noticias con fotografías tomadas por el fotoperiodista y que muestran la veracidad de los hechos que se exponen e incluso la prueba irrefutable de que lo narrado ocurrió de esa manera. Sin embargo, el trabajo de Ricardo nunca ha sido estudiado desde el punto de vista del Fotoperiodismo, de su aportación documental e histórica, aspectos que pretende abordar esta investigación.

      Las imágenes captadas por el reportero gráfico tienen un valor añadido. No son meras instantáneas de una ciudad casi abandonada en la posguerra. Son la viva imagen de una Córdoba creciente y luchadora. Por ello, vimos necesario investigar estos aspectos y divulgar la gran labor de un hombre dedicado, casi por completo, a su profesión.

      Las primeras imágenes de Ricardo se caracterizan por la exclusividad y están encaminadas a captar a personajes conocidos �el torero Manolete, jugadores del equipo de fútbol local, etc.-, de ahí que tengan tanta trascendencia. Por este motivo, los redactores de Córdoba se aventuran a llamarlo �reportero gráfico de los buenos�, en uno de los textos que acompañan a sus imágenes. Más concretamente, lo definen de este modo: �Muchacho pequeño y nervioso que tiene la costumbre de que no le pisen una fotografía. Es un reportero gráfico de los buenos�. El joven al que hace referencia el texto, cuenta con 22 de edad. Ricardo, por aquel entonces, comienza a forjarse un futuro en el Fotoperiodismo, disciplina que dominaría en pocos años.

      No obstante, no consigue ser plantilla del rotativo hasta 1942, cuando el director de la publicación en aquella fecha, Primitivo García Rodríguez, lo contrata como redactor gráfico. Pasan los años y Ricardo se consolida en su puesto con facilidad. La fotografía es su pasión. Siempre que viaja o pasea por la ciudad, lo hace junto a su Leica. Gracias a esta mítica máquina, el reportero deja numerosos testimonios históricos en las páginas de su diario de cabecera y en su archivo personal -compuesto por aproximadamente 220.000 negativos fotográficos-, que hoy conserva la entidad de ahorro BBK-Cajasur.

      Con los años, se afianza en su puesto de redactor gráfico y su fama crece entre los ciudadanos de Córdoba gracias a su talante trabajador y su don de gentes. Pasan así 42 años, hasta que en 1984 se jubila, con 65 años. Antes, consigue pasar el testigo periodístico a cinco de sus ocho hijos. Dos de ellos, Ricardo José y Rafael, toman la cámara fotográfica directamente de las manos de su padre. Llegan incluso a publicar sus instantáneas en el Córdoba cuando Ricardo descansa. Juan Carlos, el pequeño de los vástagos del reportero dedica su carrera a la fotografía, aunque no comparte momentos profesionales con su padre debido a la diferencia de edad. Es el segundo hijo, Rafael, el que lo hace de continuo hasta convertir el Fotoperiodismo en su profesión mientras se licencia en la Universidad Complutense de Madrid en Ciencias de la Información. Ricardo y Rafael comparten redacción desde 1975 hasta la jubilación del primero, en 1984. Eso sí, todas las imágenes publicadas en Córdoba continúan firmadas por Ricardo. Son treinta y cinco años de una intensa labor que sólo se ralentiza en los meses de agosto �y no todos-, por vacaciones.

      Ricardo es un fotoperiodista que quiere llegar aún más lejos. Muchos de los �pie de foto� de las fotografías publicadas en el Córdoba los escribe él mismo. Se atreve, incluso, a crear la sección deportiva �Película sin revelar�, en la que comenta con aire desinhibido y sarcástico los lances más polémicos de los encuentros futbolísticos. Sin embargo, nunca la firma con su nombre, sino con el de Leika -Ricardo cambia la �c� de Leica por una �k� haciendo un guiño a su cámara de fotos favorita-, una marca que lo acompañaría durante toda su carrera.

      En los primeros años de profesión, el reportero gráfico capta con su cámara los momentos más duros de la posguerra. Muchas de sus fotografías nunca se publicaron en las páginas del Córdoba, pero sí quedaron en el archivo del periódico y en el suyo personal. El contrato que vinculó durante 42 años a Ricardo con el Córdoba hizo que el reportero cultivara todos los géneros asociados a la fotografía. Como fotoperiodista de este diario era el encargado de retratar los acontecimientos más importantes que ocurrían en Córdoba. Por ello, un elevadísimo porcentaje de las imágenes locales y provinciales que el rotativo ha publicado desde 1941 hasta 1984 están firmadas con el nombre de Ricardo, con el consiguiente legado para la memoria de la ciudad. Las visitas más ilustres que recibe la ciudad; el periplo de cada gobernador civil por la provincia; los actos sociales más relevantes; las procesiones de todas las Semanas Santas cordobesas; cada partido que disputa el Club Deportivo Córdoba y el Córdoba Club de Fútbol, tanto en el Estadio América como en El Arcángel; las faenas de todos los diestros que pasan por el Coso de Los Tejares y el de Los Califas; las mejores actuaciones de Manolete y El Cordobés fuera de la ciudad, etcétera. Incluso las noticias aparentemente sin relevancia ni notoriedad �que en aquella época, de escasa información, eran numerosas- y las informaciones más nimias quedaron reflejadas gracias a Ricardo y a su incansable labor. El reportero gráfico está en todas partes y con todas las gentes, con la pasión profesional y artística a la que se refiere Antonio Muñoz Molina:

      ��el fotógrafo sale a la calle con la cámara y permanece alerta en espera del asombro, y la cara con la que se enfrenta no es la suya propia, sino la de alguien que no es él, alguien que también lo mira y en cuya existencia se interfiere. Los mejores fotógrafos son cazadores de instantes, pero ese fogonazo invisible que hay en el interior de la cámara, ese fugaz milagro electrónico y químico en virtud del cual la luz impresiona la película en fracciones de segundo, es también un artificio de la eternidad�.

      Para afrontar esta investigación hemos construido un corpus teórico que nos permite obtener un marco general en el que contextualizar la vida y el legado periodístico de Ricardo. Con el objetivo de estructurar de manera ordenada nuestra investigación y las distintas facetas de la vida y el legado profesional de este fotógrafo hemos optado por dividir la tesis doctoral en diez capítulos, siguiendo una estructura deductiva que avanza desde los aspectos periodísticos más generales hasta los más concretos de la investigación, centrados en la figura de Ricardo.

      En el primer capítulo, como introducción, exponemos los objetivos planteados a la hora de desarrollar la investigación y las hipótesis de partida, así como los métodos de investigación utilizados para alcanzar los objetivos propuestos.

      Los capítulos segundo y tercero engloban en un marco teórico distintos aspectos relacionados con el Fotoperiodismo que nos ayudarán a desarrollar otros apartados analíticos de esta tesis. Definimos el término fotografía y el lugar que ocupa en los medios de comunicación y teorizamos sobre los géneros periodísticos y el papel que desempeña el Fotoperiodismo. Asimismo, analizamos qué incidencia ha tenido el Fotoperiodismo en la provincia de Córdoba para aproximarnos al marco de trabajo de Ricardo.

      En el cuarto capítulo estudiamos la biografía de Ricardo Rodríguez Sánchez, Ricardo. Contamos dónde nace, cómo los avatares de su vida lo llevan por diferentes ciudades españolas y cómo se decide a coger por primera vez una máquina de fotos de manera profesional. Atendemos, igualmente a toda su etapa profesional y su periodo de jubilación. Hablamos de su familia, toda una saga periodística en Córdoba y reservamos un apartado a la historia del que fue el único periódico de la dictadura franquista en la provincia, el diario Córdoba.

      El quinto capítulo lo dedicamos al trabajo de Ricardo. En estas páginas mostramos cómo desarrolla su labor profesional a través de unas imágenes que narran la historia de Córdoba desde el año 1941 hasta 1975. Y atendemos preferentemente al marcado carácter del reportero gráfico y a su profesionalidad.

      El capítulo sexto está centrado la fotografía de Ricardo. Como introducción, se presentan unas tablas que revelan la cronología de los eventos más relevantes sucedidos en Córdoba fotografiados por Ricardo desde 1941 a 1975. A continuación, desglosamos y desarrollamos, año a año, cómo el reportero gráfico estuvo presente en todos estos acontecimientos, dejando constancia de ello con sus fotografías, publicadas en las páginas del diario Córdoba. El texto, en el que narramos qué sucedió y cuándo, está acompañado por sus correspondientes fotografías, publicadas en el anexo de este trabajo, en el capítulo 10.

      El capítulo séptimo está dedicado al análisis documental de todas y cada una de las 722 fotografías de Ricardo tenidas en cuenta en el apartado anterior. Para desarrollar el citado análisis hemos recurrido a la confección de fichas �una por cada fotografía- en la que podemos encontrar datos específicos sobre cada una de las imágenes, como la fecha en la que fue tomada la instantánea, el género periodístico al que acompaña o si la fotografía es un género periodístico en sí misma (en el caso de las fotonoticias o los reportajes gráficos), el formato, el plano, los componentes de la imagen, etcétera. Asimismo, se incluye un análisis de los resultados del tratamiento de estas fichas, que aportan datos cuantitativos y cualitativos sobre las fotografías de Ricardo.

      Las conclusiones globales del trabajo quedan reflejadas en el capítulo octavo y la bibliografía utilizada en el noveno. Por último, en el capítulo décimo incluimos dos anexos que contienen, las tablas estadísticas resultantes del conteo fotografías desde 1960 hasta 1975, y la totalidad de las páginas de periódico que contienen las 722 fotografías analizadas en el capítulo 7.


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