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Resumen de El individualismo: ¿paradigma del hombre contemporáneo?

Esteban de Vega Alonso

  • En el estudio del individualismo confluyen contenidos relacionados con la antropología, la ética, la ciencia y es necesario adentrarse en el conocimiento de las distintas teorías de la evolución, la política, la economía, la historia¿ Pero, tarde o temprano, es necesario también abordar el estudio de la metafísica, puesto que las preguntas que surgen no se reducen al terreno de los cómo: cómo es el hombre, cómo es su dimensión social, cómo ha llegado a ser lo que hoy es, cómo se desarrollan sus potencialidades¿ sino que tienen que ver también, y quizá en primer lugar, con el qué: ¿Qué es el hombre? El trabajo está estructurado en cinco grandes capítulos más la conclusión.

    Primer capítulo: las contradicciones del individualismo.

    Me pareció conveniente comenzar por este capítulo porque es algo que conviene tener en cuenta desde el principio. Quizá cualquier otro tema que pretendiéramos estudiar en relación con el mundo actual tendría que empezar por un capítulo semejante, pues no en vano Lipovetsky se refiere al mundo actual como una ¿cohabitación de contrarios¿; pero en el caso del individualismo esto es especialmente evidente.

    En este capítulo aparecerán expresiones como ¿paradoja¿, ¿ambigüedad¿, ¿contradicción¿¿ Constantemente nos encontraremos abocados a lo que considero la paradoja fundamental: ¿es el individualismo algo positivo para el hombre, una corriente que le hace crecer, le potencia, le permite un desarrollo mejor, o por el contrario, algo que le reduce, le acorta sus posibilidades, le hace menos persona? Ante esta pregunta no sólo no hay acuerdo, sino que las opiniones son profundamente contrapuestas.

    Al abordar el estudio del individualismo, se observan grandes paradojas: sobre la valoración del consumo, de la solidaridad, de la familia, del espíritu ético, de la capacidad o incapacidad de comunicación, de la espiritualidad, del trabajo, de la educación¿ Ni siquiera hay acuerdo respecto a la propia existencia del individualismo. ¿Sigue siendo un fenómeno creciente, que va en aumento, o más bien ha tocado fondo y lo realmente emergente hoy es un renacer del fenómeno comunitarista, bajo formas completamente nuevas? Segundo capítulo: ¿Qué es propiamente el ¿individualismo¿? En este capítulo se presenta el recorrido histórico que los conceptos ¿individuo¿ e ¿individualismo¿. Iniciamos el recorrido desde la pre-historia, aunque pueda resultar extraño, para observar cómo la evolución de lo que es el hombre ha sido una constante y que todos los períodos por los que hemos pasado tienen su importancia respecto al momento actual.

    Estudio en este capítulo la evolución de la conciencia, un tema profundamente emparentado con el del individualismo, y a partir de esta introducción abordo cada una de las etapas evolutivas: el mundo griego, la Edad Media, la influencia del cristianismo, el renacimiento, la etapa moderna y el período actual. A la vez que presento este recorrió, voy tratando temas particulares, como la influencia del uso de la palabra y la variación de sus usos, el concepto de persona, la influencia del mercado y de la producción, la incorporación del concepto de subjetividad a la noción meramente jurídica de persona, la evolución de la mujer, etc.

    La segunda parte de este capítulo se dedica directamente al análisis del individualismo en nuestros días. De nuevo aquí vuelve a aparecer con fuerza el término ¿paradoja¿, porque si es posible que haya desacuerdos en el estudio de uno de los períodos históricos anteriores, en el estudio del momento actual estos desacuerdos son inevitables. Aquí analizo algunos de los conceptos fundamentales que configuran la esencia del individualismo: la libertad y sus diversos modos de interpretación; la identidad y su relación con la idea de comunidad y pertenencia, y el mundo del trabajo y su influencia en el modo de ser del hombre actual. Y aquí presento con cierta amplitud las sombras del individualismo, es decir, aquello que el individualismo tiene de negativo, y las luces del mismo, porque también hay teóricos que lo consideran no sólo defendible, sino un fenómeno enorgullecedor del género humano.

    Termino este capítulo reconociendo la dificultad de llegar a un juicio único debido a la imposibilidad de conciliar los argumentos presentados; pero ratificando que, sea como sea el signo de la interpretación que se ofrezca, es innegable que nos encontramos en el reino del individualismo, pese a las posturas de quienes hablan de la emergencia de fenómenos comunitaristas.

    Tercer capítulo: el análisis de las nuevas antropologías El siglo XX ha sido un siglo en el que culturalmente hablando, ha habido una sorprendente aceleración del concepto que tenemos sobre el ser humano. Ha cambiado la cultura, la sociedad, la economía, la producción¿ y la misma imagen del hombre.

    Si hablamos de un hombre individualista no estamos diciendo sencillamente que el hombre actual es ligeramente diferente del que ha existido en otros períodos de la historia: estamos refiriéndonos a una característica fundamental.

    En este capítulo presento lo nuclear de las distintas escuelas antropológicas que ofrecen diferentes visiones del ser humano. Sea cual sea la interpretación del hombre que realicen, ponen un acento diferente en una representación del ser humano más bien individualista o más bien comunitarista. Presentaré las posturas del existencialismo de M. Heidegger y J. P. Sartre; la antropología estructural de M. Foucault y L. Althusser; el marxismo de tipo humanista de A. Schaff, R. Garaudy y E. Bloch; el reduccionismo biologista de J. Monod, E. Morin y E. O. Wilson; el planteamiento antropobiológico, de A. Gehlen; la identidad mente-cerebro, según la versión del monismo fisicalista de H. Feigl y D. M. Armstrong; la misma identidad mente-cerebro, de acuerdo a la versión del monismo emergentista de M. Bunge y la diversidad mente-cerebro, según el dualismo interaccionista de K. Popper. Finalmente, para terminar este capítulo, presento otra imagen, la propia de la antropología cristiana.

    Cuarto capítulo: el comunitarismo: ¿Realidad tendente a desaparecer? ¿Realidad emergente? En el cuarto capítulo analizo las tendencias sociales, políticas, filosóficas, axiológicas, antropológicas¿ que ponen el acento en el hecho de que el hombre es ante todo un ser social, que está llamado a vivir en la sociedad y que, sin ella, es un ser incompleto, no realizado. En este capítulo se defiende, recordando la filosofía aristotélica, que el hombre, visto de un modo individualista, es un ser incompleto, que no se puede realizar en solitario, porque necesita ineludiblemente de los demás.

    Una visión ética y comprometida de la realidad humana nos lleva a pensar que, más allá de que filosóficamente podamos entender al hombre de una determinada manera, deberíamos sentirnos obligados a cambiar las estructuras que generan cada día desigualdades y víctimas del sistema. Por eso, dedico una buena parte de este capítulo a analizar la realidad económica actual y, más en concreto, la crisis en la que nos encontramos, porque es en sí misma un reflejo del mundo individualista en el que vivimos.

    Me detengo en este capítulo a analizar el deseo de comunión y la necesidad de seguridad que ofrece la pertenencia a una comunidad como algo que cualquier persona experimenta. No hay duda de que la libertad es un gran valor, el gran valor; pero no podemos dudar de que la libertad a veces produce miedo y que conviene que venga equilibrada con una buena dosis de igualdad, al menos para la mayor parte de la humanidad. Y todo esto sin olvidar que la historia del siglo XX nos ha enseñado que el comunitarismo y la igualdad de tipo primario, impuesta y obligatoria, es más una carga insoportable que un derecho. Por eso terminaré el capítulo dejando claro que el comunitarismo que hoy se pretende es un comunitarismo muy matizado, equilibrado, liviano¿ Quinto capítulo: Manifestaciones del individualismo Es el capítulo más largo, porque en él analizo con cierto pormenor las que considero principales manifestaciones del individualismo de nuestra cultura: el consumo, la ética, la política, la sexualidad y la nueva espiritualidad.

    a. Consumismo El consumismo no es el fenómeno más importante, pero, en la práctica, sí es el más influyente. En cierto modo, porque nuestra sociedad es tan individualista, somos tan consumistas; y, a la vez, ser tan consumistas refuerza el hecho de nuestro individualismo. El consumo nos afecta profundamente: no podemos imaginarnos logrados si no consumimos. Es como si el hombre fuera hoy una nueva especie, en la que el ocio, la estética y la fruición ocupan los puestos principales de su escala real de valores, y para la cual el mayor logro que se puede perseguir es el de consumir. En todo esto tiene mucho que ver la publicidad, que contribuye a que el consumismo sea el principal generador de un fenómeno que veíamos en capítulos anteriores: la masificación.

    Termino este capítulo con una reflexión sobre la relación inevitable entre consumismo y felicidad. Todo lo que hacemos conscientemente, y a veces también inconscientemente, lo hacemos movidos por el deseo de felicidad. También el hecho de consumir. Pero, ¿el consumo nos hace más felices? b. Ética Hablar de individualismo implica necesariamente hablar de ética, pues el comportamiento moral del hombre queda profundamente condicionado en el contexto individualista actual. Nos encontramos hoy con el problema real de no saber muy bien dónde fundamentar la ética. De ahí que, inevitablemente, debamos abordar la característica indiscutible de nuestro espíritu ético posmoderno: el relativismo. Y ya no hablamos sólo de un relativismo ético, sino que debemos extender este fenómeno a otros campos, como la propia razón, que durante la modernidad había sustentado la vida del hombre.

    El cambio más importante en el terreno de la ética viene servido precisamente por el individualismo, pues ahora se considera que en el centro de todas las decisiones del ser humano se encuentra el propio individuo. Todo aquello que tienda a hacerle más feliz y a trabajar en su autorrealización, es considerado positivo. Todo lo que le complica la vida más allá de las fronteras de su propia satisfacción es considerado negativo.

    El gran problema de la ética es que no hay valores objetivos, porque todo gira en torno a uno mismo. Y como esto no siempre es conciliable con la defensa de los valores que hasta ahora se habían considerado fundamentales, nos encontramos viviendo una ética del equilibrio, una ¿ética mínima¿. Pero se hace inevitable una pregunta, con la cual termino la reflexión de este tema: ¿Tiene cabida el sacrificio en medio de este panorama? A tenor de todo lo dicho, parece que la respuesta más correcta sería la de negarlo totalmente; pero de nuevo hay que reconocer que no caben respuestas precipitadas. Lipovetsky está tentado a afirmar que el sacrificio ha sido desterrado del campo de los valores, pero ve indicios de cambio. Y, desde luego, admite que asistimos a una nueva ascética, donde el sacrificio se acepta cuando se pone al servicio de uno mismo: al servicio de la salud, la propia imagen, el adelgazamiento, etc. Otros, como Luc Ferry, son aún más optimistas y se niegan a admitir que el hombre actual no esté dispuesto a sacrificarse por los demás.

    c. Política El tema de la política está fuertemente emparentado con el de la ética, pero así como la ética está ante todo centrada en el individuo, en cada unidad, la política se refiere directamente a la vida en común, a la cosa pública. Y precisamente por eso, por centrarse en la cosa pública, la política está en crisis: crisis de credibilidad, de indiferencia, de falta de participación, de utopía¿ En este capítulo abordo con amplitud la profundidad de esta crisis.

    Para concluir esta parte presento mi convicción de que el cambio de la política no será posible si previamente no hay un cambio también en el propio hombre. En todo caso, ambos cambios (el político y estructural, por una parte, y el personal por otra) deben producirse al mismo tiempo.

    d. Sexualidad Es un capítulo más breve, pero muy significativo. Lo inicio presentando someramente los cambios que se han producido en la práctica de la sexualidad. Estos cambios nos llevan a plantear un principio que tiene que ver de lleno con el contenido de mi tesis: se ha producido una profunda transformación en la vivencia de la sexualidad, de modo que si anteriormente primaba la orientación social de la sexualidad, hoy prima el planteamiento individual, la vivencia de la sexualidad desconexionada de los parámetros sociales y de la práctica tradicional, que venía marcada tanto por la religión como por la vida civil.

    En paralelo con esta descripción, ofreceré una reflexión sobre la pervivencia de uno de los valores actualmente en crisis, pero que guarda mucha relación con el amor y con la sexualidad: la fidelidad. Que sea difícil, y a veces parezca hasta imposible, el logro de una vida de pareja estable, feliz, que dure toda la vida, no significa que el ser humano no siga persiguiendo ese sueño, porque lo necesita incluso como medio de consolidar una identidad que ya está bastante dañada. Por eso seguimos abocados a interrogantes y a paradojas en la vivencia y en la comprensión de la sexualidad.

    e. La nueva espiritualidad A lo largo de este capítulo hablo tanto de ¿religiosidad¿ como de ¿espiritualidad¿, para dar a entender que nos encontramos no tanto en el momento de la religiosidad cuanto en el de la espiritualidad. La religión no ha desaparecido: sencillamente se ha transformado y ha adoptado formas nuevas, en muchos casos retomando orientaciones que parecía que la modernidad había desechado y que muestran que el hombre posmoderno vive ahora una capacidad de credulidad que parece contradictoria con el devenir de nuestra historia. Parecía que la razón había superado todo resto de superstición, creencia de tipo mágico, espiritualidades y prácticas paranormales¿ Sin embargo, todo eso ha resurgido con fuerza, en este momento en el que, sin embargo, la religiosidad de tipo tradicional ha decaído sociológicamente.

    La influencia de la espiritualidad oriental, combinada con los deseos de reencantar el mundo, en un claro intento de oposición a la tendencia desencantadora que la razón y la ciencia han prodigado en los últimos siglos, hacen que se vuelva a hablar de un mundo vivo, al que la sensibilidad ecológica reinante y las nuevas tendencias científicas rodean de un aura de misterio. La ciencia de tipo mecanicista, que se creía con derecho a diseccionar y dominar la creación se encuentra ahora en entredicho.

    Junto a estas tendencias que a veces se resumen con el nombre de New Age o nueva espiritualidad, aparece una orientación de la religiosidad de tipo individualista. Hoy la religión no se concibe fundamentalmente como experiencia de una comunidad ni como la religación de un ser finito al Ser Infinito a quien llamamos Dios. Hoy la religión se interpreta fundamentalmente como la tendencia del hombre a servirse de las creencias, las prácticas y las formas que le ayuden a sentirse mejor, más plenificado, más auténtico, más salvado. El individualismo religioso se percibe en esta especie de ¿giro copernicano¿ del que hablaré con detenimiento en su momento, según el cual la religión, las ideas que de ella se tomen, las prácticas, están al servicio del individuo. Este no se adscribe a la globalidad de lo que supone un sistema religioso, sino que lo adapta y hace de él un ¿menú a la carta¿ para tomar en cada momento lo que más apetece. Sexto capítulo. Conclusión El título de la tesis era una pregunta, no una afirmación. ¿Realmente el individualismo es el paradigma el hombre contemporáneo? Al final, el interrogante sigue abierto. Me sería muy fácil afirmar que sí, que no hay duda de que el hombre hoy se define ante todo por su individualismo; sin embargo, aunque sea a modo de postulado, debo dejar el interrogante abierto, porque a lo largo el trabajo, me he dado cuenta de que el individualismo no tiene la última palabra. Creo percibir, a partir el pensamiento y la reflexión de muchos autores citados, y a partir de mi propia reflexión, que existe un movimiento interno, con vida propia, que se percibe dentro del movimiento global, claro e indiscutible, del individualismo. Y este movimiento señala una dirección de responsabilización, de preocupación por el futuro, de búsqueda de otro tipo de valores que vayan más allá de la propia satisfacción; un deseo de identidad, de ampliación del horizonte de las expectativas, de un nuevo espíritu de ocio¿ En fin, un cúmulo de rasgos, quizá muy sutiles, que nos ponen ante el umbral de un cambio, en el que ¿un cierto espíritu comunitario¿ se encuentra en ciernes. ¿Podremos hablar de un nuevo paradigma en un futuro no muy lejano? Personalmente, lo dudo; pero al menos podemos decir que el futuro no está escrito o que, en todo caso, el futuro no necesariamente está obligado a dar más de lo mismo.

    Esta es la conclusión que presento al final de mi trabajo, pero que también se ha ido reflejando a lo largo del mismo, cuando me he referido a la ambigüedad del individualismo, la oposición de los autores para defenderlo o atacarlo, las implicaciones que refleja de cara a los valores sociales, la política, la ética personal, etc.


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