Introducción: La presencia de volumen óseo suficiente es uno de los criterios fundamentales para garantizar la osteointegración de los implantes. Por ello, la rehabilitación de maxilares atróficos edéntulos representa un desafío significativo en el ámbito de la rehabilitación oral. Técnicas como los injertos óseos, implantes angulados, implantes cortos, así como implantes en la tuberosidad y pterigoides, no siempre son alternativas viables para la rehabilitación de la zona posterior de maxilares atróficos. Un avance revolucionario se produjo cuando Brånemark introdujo, por primera vez en la década de 1980, implantes más largos y diseñados a la medida, insertados en el hueso cigomático para soportar prótesis craneofaciales. Al ser utilizados en el tratamiento de maxilas atróficas, los implantes cigomáticos ofrecen una alternativa segura y efectiva, con resultados estables a largo plazo.
Objetivos: Evaluar retrospectivamente la reabsorción ósea cigomática diez años después de la colocación de implantes cigomáticos.
Métodos: Se diseñó un estudio retrospectivo y observacional para evaluar la reabsorción ósea diez años después de la colocación de implantes cigomáticos. En un grupo de estudio de 50 pacientes se estableció y evaluó el área del cigoma y su densidad ósea mediante escalas de Hounsfeld. Se utilizó el software NewTom NNT Analysis (NewTom®, Italia) para trazar los límites del hueso y los implantes en las exploraciones CBCT. Mediante este software, se comparó la información tridimensional de la imagen CBCT postoperatoria con la imagen CBCT postoperatoria de diez años y se pudo evaluar la reabsorción ósea cigomática y la densidad ósea.
Resultados: Se han identificado diferencias estadísticas altamente significativas a un nivel alfa de 0,01 entre T0 (preoperatorio), T1 (12 meses) y T2 (120 meses) respecto a la densidad ósea cigomática, tanto en el 1º. como en el 2º. cuadrantes. La prueba post-hoc de Bonferroni ha identificado que las diferencias estadísticas significativas se sitúan entre T0 y los restantes puntos temporales (T1 y T2), presentando los dos últimos valores similares entre sí.
Conclusiones: La evaluación de la reabsorción ósea a nivel del hueso cigomático, realizada diez años después de la colocación de los implantes cigomáticos, revela que no existen pérdidas significativas entre los controles iniciales y los finales. Esto sugiere que este tipo de rehabilitación implantológica representa una alternativa viable para pacientes con atrofia ósea maxilar, ofreciendo una solución terapéutica predecible, que permite recuperar la función de manera inmediata y con excelentes tasas de éxito a largo plazo. Sin embargo, no debemos pasar por alto el potencial de futuras innovaciones en la ROG, incluyendo el uso de membranas, tanto reabsorbibles o no reabsorbibles, así como la incorporación de andamios osteogénicos alveolares de titanio personalizados, combinados con injertos óseos autólogos o biomateriales.
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