Actualmente, la Enfermedad de Ojo Seco (DED, por sus siglas en inglés Dry Eye Disease) se está convirtiendo en una condición de gran relevancia y es considerada un problema de salud pública, alcanzando una prevalencia de hasta el 50% en algunas poblaciones. Esta enfermedad impacta negativamente en la calidad de vida de quienes la padecen, así como en su entorno, ya que, además de afectar el ámbito personal, puede tener consecuencias sociales y laborales. El aumento de la prevalencia de la DED en los últimos años representa un desafío económico para los pacientes, debido a los costos asociados al tratamiento, y también para los sistemas de salud, que deben hacer frente a la demanda de servicios especializados.
Esta condición afecta la salud de la superficie ocular y se clasifica principalmente en dos grupos: Ojo Seco Evaporativo (EDE, por sus siglas en inglés Evaporative Dry Eye), siendo este el más prevalente, y Ojo Seco por Deficiencia Acuosa (ADDE, por sus siglas en inglés Aqueous Deficiency Dry Eye). Sin embargo, en ciertos casos se observa un solapamiento de los signos característicos de ambos grupos, lo que ha llevado a la introducción de un tercer grupo denominado Ojo Seco Mixto (MDE, por sus siglas en inglés Mixed Dry Eye). A nivel profesional, tanto investigadores como clínicos, enfrentan el reto de desarrollar técnicas que mejoren su diagnóstico, tratamiento y, por ende, el pronóstico de esta enfermedad. En este contexto, no solo resulta crucial la correcta identificación de los signos y síntomas característicos de la DED, sino también comprender el curso natural de esta enfermedad. Conocer cómo evoluciona la enfermedad a lo largo del tiempo, desde sus etapas iniciales hasta las formas más avanzadas, permite a los profesionales de la salud no solo diagnosticarla de manera más precisa, sino también anticiparse a las complicaciones potenciales que puedan surgir. Este enfoque proporciona una base sólida para seleccionar las intervenciones terapéuticas más adecuadas en función de las necesidades individuales de cada paciente, teniendo en cuenta tanto la gravedad como la forma específica de ojo seco que presenta. De este modo, una comprensión integral de la progresión de la enfermedad no solo contribuye a un manejo más efectivo, sino que también mejora significativamente el pronóstico y la calidad de vida de quienes la padecen. Por lo tanto, el objetivo principal de la presente tesis ha sido la búsqueda de criterios de corte diferenciadores entre los subgrupos para mejorar la clasificación de los pacientes, junto con el estudio del curso natural de la enfermedad en aquellos pacientes que no han recibido tratamiento.
Para alcanzar este objetivo, se han realizado un total de cuatro estudios, todos ellos con muestras de pacientes con un diagnóstico preclínico o inicial de DED, junto con pacientes sanos. En el Estudio 1 y el Estudio 2, se buscó establecer criterios de corte diagnóstico para diferenciar entre los subtipos de DED. En el Estudio 1, el criterio de corte se basó en la medición del volumen lagrimal, mientras que en el Estudio 2 se centró en la evaluación de la capa lipídica de la lágrima. Por otro lado, en los Estudios 3 y 4 se buscó identificar los cambios en pacientesque no recibieron tratamiento para esta enfermedad. El Estudio 3 se centró en observar la progresión del estado de la enfermedad, mientras que el Estudio 4 evaluó las variaciones en los síntomas y signos de estos pacientes después de 4, 6 y 8 años.
En conclusión, los estudios de la presente tesis doctoral abordaron dos campos principales. En primer lugar, se establecieron criterios específicos para diferenciar entre los subtipos principales de la DED y subtipos de gravedad, en función de la altura del menisco lagrimal (TMH, por sus siglas en inglés Tear Meniscus Height) y de la evaluación del patrón lipídico interferencial (LLP, por sus siglas en inglés Lipid Layer Pattern). En segundo lugar, el seguimiento a largo plazo del curso natural de la enfermedad mostró estabilidad en el diagnóstico, con cambios observables en etapas preclínicas y de predisposición. Asimismo, confirmó que, aunque algunos parámetros como la osmolaridad y el Tiempo de Ruptura Lagrimal con fluoresceína (TFBUT, por sus siglas en inglés Fluorescein Tear Break-Up Time) se mantienen estables, la exposición prolongada a un ambiente inestable incrementa los signos de daño en la superficie ocular, además de reducir la percepción de dolor, lo cual sugiere la aparición de hipoalgesia. Estos hallazgos ofrecen tanto criterios diagnósticos clave para los subtipos de DED como una valiosa perspectiva sobre la evolución natural de la enfermedad sin tratamiento, lo que puede ayudar a guiar futuras estrategias clínicas e intervenciones tempranas
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