Resumen de La tradición de la literatura picaresca y la transformación del héroe en la obra de Nikos Kazantzakis: de la Odisea a Vida y hechos de Alexis Zorba. Un estudio comparativo
El cotejo de la Odisea (1938) y de Vida y hechos de Alexis Zorba (1946) de Nikos Kazantzakis con ciertas obras picarescas modélicas, Lazarillo de Tormes (1554), Guzmán de Alfarache (1599-1604), españolas, y Simplicius Simplicissimus (1645), alemana, revela la presencia en estas dos obras de la literatura neohelénica de algunos elementos fundamentales que se corresponden con los que se hallan en aquellas obras que institucionalizaron el género picaresco en la novela. Este género ha evolucionado y con criterios amplios y autorizados de la crítica actual se admite una tradición de literatura picaresca desde la Antigüedad hasta hoy. En nuestro análisis comparativo se han colacionado obras de la literatura neohelénica del siglo XIX y de la literatura europea contemporánea.
La presencia de elementos de dicha tradición en la Odisea pudo ser un factor estimulante del cambio de héroe y de modo narrativo épico por el modo picaresco de la novela, escrita a continuación, Vida y hechos de Alexis Zorba. En ambas obras se combinan otros modos narrativos como los expuestos en la teoría modal, desde el romance a la sátira (Scholes). Dado que en la Odisea son perceptibles rasgos claros de novelización, cabe valorarla con los criterios de gradación de la novela picaresca que propone C. Guillén y aceptar en ella el funcionamiento de un 'mito picaresco' («una situación esencial o estructura significativa derivada de las propias novelas») y situarla en el cuarto lugar y último del baremo. Vida y hechos de Alexis Zorba ascendería al tercer lugar: «un grupo de novelas que pueden ser consideradas picarescas sólo en un sentido más amplio»; o quizás cabría elevarla al segundo, si como referentes admitimos, como proponemos, la controvertida picaresca cervantina, con la que por su carácter dialógico guarda relación. El primer lugar lo ocupan las obras modélicas fundacionales.
Una lectura desde la óptica compleja de la picaresca permite otros enfoques para evitar una visión reductiva de estas obras. Hemos resaltado la dimensión filosófica (Nietzsche, Bergson, Kierkegaard, Unamuno) y la moral (los místicos españoles y otros), la relación, en principio paradójica, entre el pícaro y el santo (Frank, Lewis) que ayuda a entender que Kazantzakis pensase en el título de "Vida del santo Zorba" para su novela.
Un elemento común a las obras cotejadas es la errancia, el viaje rectilíneo "sin regreso" (Magris), el camino en el que el héroe épico remodelado y el pícaro se encuentran: ni Odiseo ni Zorba vuelven nunca al lugar de origen, con proclamas contra un sentido empobrecedor del patriotismo. El autor optó a partir de un momento por una errancia perpetua, pero no hay duda del lugar que su país ocupó siempre en su corazón cuando al final de sus días, desde fuera de él, dice: «Je vis à l'étranger mais mon coeur erre en Grece». La intervención del azar y el deslizamiento dramático por el error caracteriza a la errancia, y hemos ofrecido una tipología de la misma para distinguir la impuesta de la elegida como opción vital. El "corazón cambiante" de Odiseo sugiere una explicación de la alteración que el propio autor hace del orden temporal real de creación de las dos obras en su testamento, la Carta al Greco, lo que refuerza su consanguinidad. En ellas aflora la doble naturaleza de Kazantzakis, la heroica y la picaresca (Prevelakis). Sin perder su autonomía, una obra necesitaba de la otra: una intenta representar la existencia en la intemporalidad de la épica y otra lo hace en la temporalidad: la experiencia de "rodar por nuestra ingrata época" del vagabundo desheredado. La sucesión o la simultaneidad de concepción de las dos obras y la transformación de un héroe en otro es un interrogante cuya respuesta quizás sea la necesidad perpetua del retorno de la intemporalidad a la temporalidad y a la inversa.
