Esta investigación comenzó, en 1989, con un estudio de las "formas de la superficie" en la narrativa de César Aira: el despliegue del relato en el espacio abierto por la paradoja (dos sentidos afirmándose a la vez y esquivando las formas de la profundidad); el liviano reino de la frivolidad como la materia y el gesto de su arte (un arte de la importancia, de lo fútil hecho tono y perspectiva, un arte del olvido, un arte de la etiqueta y la cortesía). Ema, la cautiva, El vestido rosa, La luz argentina y Una novela china eran las novelas en que lo superficial y lo frívolo se mostraban como el signo de una nueva (discreta y potente) forma de narrar en la literatura argentina.
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