Esta Tesis se pregunta si la creatividad es un tema relevante para la Administración y si su estudio se sustenta en teorías empíricamente fundadas. Se pregunta, además, si organizaciones en Argentina llevan a cabo prácticas que favorecen la creatividad, si éstas pueden ser mejor comprendidas recurriendo a la teoría y si ésta puede ser enriquecida tomando en cuenta la experiencia práctica.
La unidad de análisis de la investigación es, precisamente, cada una de las prácticas que contribuyen al desarrollo de la creatividad en las organizaciones. Revisamos dichas prácticas desde la perspectiva de las teorías disponibles, identificamos una importante cantidad de ellas documentadas en la literatura e identificamos prácticas que se llevan a cabo en organizaciones de la Argentina con o sin la finalidad explícita de favorecer la creatividad.
En cuanto a los resultados de la investigación, constatamos que desde 1990 se viene elaborando un cuerpo sistemático de conocimiento alrededor de las denominadas teorías de la creatividad organizacional. Estas teorías estudian las condiciones para que en las organizaciones se realicen aportes nuevos y valiosos. Si bien estas teorías son de gran valor para orientar a la Administración en el diseño de prácticas, también constatamos que las organizaciones llevan a cabo prácticas para la creatividad desde mucho antes de que estas teorías existiesen.
Al tenerlas como unidad de análisis -y no emplearlas a modo de ilustración de la teoría, como es habitual- utilizamos a estas prácticas como material empírico para proponer nuevas categorías que enriquezcan su conceptualización. Encontramos, entre otras cosas, que las organizaciones intentan favorecer la creatividad con acciones a distintos niveles: individual -por ejemplo, capacitando-:
grupal -por ejemplo, creando equipos para resolver problemas-; organizacional -favoreciendo por ejemplo la interacción entre áreas de I+D y de negocios-; y recurriendo a fuentes externas - por ejemplo, mediante la transferencia de conocimiento entre organizaciones-.
Encontramos que en las organizaciones examinadas en la Argentina todos estos tipos de prácticas existen, inclusive cuando en esencia habían sido diseñadas con otro propósito. Además, al indagar de manera directa en las organizaciones, encontramos que cada persona lleva a cabo, en forma cotidiana y a título individual, sus propias prácticas para la creatividad, prácticas no contempladas por la teoría que comúnmente se restringe a evaluar cómo el entorno puede o no favorecerla.
Respondemos, entonces, afirmativamente a nuestra pregunta principal: la creatividad es un tema relevante para la Administración y ésta puede nutrirse: de las prácticas que propone la teoría -por ejemplo, diseñar sistemas de reconocimiento a los esfuerzos creativos- de las consolidadas en la práctica, a través de los años -por ejemplo, entrenamiento en técnicas de creatividad-, pero también de aquellas prácticas que, en lo cotidiano, lleva adelante cada persona en la organización - desde acudir a interlocutores externos para generar ideas hasta trabajar en grupos ad hoc con colegas de otras áreas para mejorar un proceso-.
Proponemos, por último un mapa de posibles líneas de investigación para verificar la aptitud de los diferentes tipos de prácticas para favorecer la creatividad y proponer nuevas modalidades para desarrollarla.
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